Cómo poner límites a los adolescentes

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La adolescencia es una etapa temida por muchos padres; pensamos que será un periodo de retos y nos predisponemos para ello desde que nuestros hijos aún son pequeños, incluso llegamos a transmitirles esta idea a los niños cuando les decimos que los adolescentes son complicados, problemáticos, retadores, etc. o cuando explicamos los malos humores de sus hermanos o primos jóvenes en términos de su edad.

Esto hace que cuando muchos niños llegan a la adolescencia sientan que se espera que sus comportamientos sean rebeldes y negativos por la etapa de desarrollo que atraviesan y de alguna manera sientan que es normal.

Es verdad que manejar a un hijo adolescente, mantener la comunicación y la confianza y encontrar el justo equilibrio entre lo que se le exige y lo que se le permite, no es tarea fácil y depende de muchas variables. Pero no siempre tiene que volverse una etapa bélica y terrible. puede, si sabemos manejarla adecuadamente, convertirse en una gran experiencia: la de verlos transformarse en los adultos que serán y ocupar gradualmente su lugar en la sociedad.

Quizá uno de los desafíos más importantes durante esta etapa sea el definir qué límites establecer para ellos y cómo hacer para que los cumplan. Lo primero a tomar en cuenta es que a un adolescente no se le puede tratar igual que a un niño; poner y mantener límites para ellos, es mucho más complejo.

Establecer y dejar claro que límites y normas son inamovibles

Negociar los límites en la adolescencia

Los adolescentes son mucho más capaces de entender lo que hay detrás de un límite que cuando eran un niño y las posibles consecuencias de traspasarlos. Sin embargo, con todo y todo les cuesta muchas veces respetar las normas. Por otro lado, hay algunas reglas que pueden considerar injustas y en ese caso vale la pena platicar con ellos y hacerles ver lo que hay detrás.

Primero que nada, es importante definir y dejarles claro (con el tiempo y la experiencia), aquellos límites en los que NO hay negociación. Si hemos hecho un buen trabajo desde que eran chicos, varios de los límites impuestos cuando eran niños, serán ahora parte de su vida y habrá que concentrarse en los nuevos que surgen con su edad.

En la categoría de límites NO negociables, entrarían, por ejemplo: el respeto a la autoridad, los buenos modales, fijar ciertas responsabilidades básicas de las que debe hacerse cargo y que pueden ir cambiando con el tiempo, los deberes escolares, lo acordado en torno al consumo de alcohol en fiestas y cualquier otra que la familia considere esencial.

¿Hay que negociar los límites en la adolescencia?

Los límites en la adolescencia

Si bien hay límites que no están sujetos a discusión, hay otros que se pueden negociar en distintos momentos y de cuyo manejo incluso podemos sacar ventaja. Algunos padres piensan que no se deben negociar límites y normas, porque que sus hijos sentirán que ellos han ‘ganado’ y que ellos como padres estarán perdiendo el ‘control’.

La verdad es que en el caso de los adolescentes negociar algunos límites puede evitar grandes batallas y lograr un compromiso genuino de su parte por cumplir lo que se establezca.

Supongamos que nos pide permiso para llegar más tarde de lo acordado porque se la está pasando muy bien; si sabemos dónde y con quién está, podemos ser flexibles y darle permiso diciéndole que es una excepción pero que lo hacemos porque sabemos que la está pasando bien y que esperamos que sepa responder con su buen comportamiento y apoyo en lo que se le requiera. Seguramente nuestro hijo, la pasará bien y se mostrará agradecido y con buena actitud que nosotros podremos aprovechar.

Es decir, normas y límites pueden negociarse muchas veces con ganancias para ambas partes y lo más importante sin pérdida de control parental. Mostrarnos flexibles en algunos temas, en la gran mayoría de las ocasiones, produce una respuesta más positiva y agradecida en nuestros hijos que cuando nos mostramos rígidos e intransigentes, especialmente en aquellas cosas que no generan un problema.

Mantener una buena relación y comunicación con los hijos

La buena relación entre padres y adolescentes

Con los adolescentes, negociar no solo es una buena idea, sino en muchas ocasiones una necesidad, ya que no es posible mostrarnos inflexibles en todo sin generar resentimiento y probablemente conductas más complicadas de regular a futuro.

Algunos ejemplos de temas susceptibles de negociación son: uso del celular y redes sociales, la asistencia a algún lugar, la hora de llegada de una fiesta, etc.

Es importante mantener el equilibrio y claridad para distinguir cuando podemos hacer excepciones sin consecuencias negativas y con ganancias para ambas partes: ‘En muchas ocasiones, soltar un poco el control, significa en el fondo, seguir teniéndolo, pero con mejores resultados’.

Es importante, por supuesto, no caer en extremos y negociar cada norma o límite, ya que entonces generaríamos en ellos una baja tolerancia a la frustración y que quieran siempre lograr su objetivo perdiendo de vista lo verdaderamente importante.

Con el propósito de reforzar el vínculo con nuestros hijos adolescentes, el manual ‘Cómo relacionarse con su hijo adolescente’ del Departamento de Bienestar Infantil del Gobierno de Estados Unidos, es importante tener gestos tan sencillos como: comer en familia, compartir tiempo en el día a día, mantenerse involucrado en la vida del hijo, conocer a sus amigos y demostrar interés por sus asuntos…

Relajémonos un poco y saquemos el mayor provecho de cada situación, para mantener una relación cercana y funcional con nuestros hijos adolescentes.

Guía infantil.com

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