Niños con Agenda Completa

¿Cúando es poco y cuándo es demasiado? Sus tiempos están pautados en rígidos cronogramas. Cursos, clases y deportes apenas les dejan tiempo para jugar. ¿Está bien o mal?

Todos los padres desean una educación integral para sus hijos y valoran la excelencia educativa como herramienta para su futuro. Quieren lo mejor para ellos y muchas veces piensan: “Con la escuela no alcanza. Tenemos que programarles actividades extraescolares, para aprovechar su energía y desarrollar su talento”.

Por otro lado, es una realidad que muchos padres que trabajan, necesitan mantener a los chicos ocupados buena parte del día. Y para ello, nada mejor que agregar actividades extra-escolares a sus agendas, como inglés, piano, tenis, cerámica y todo tipo de ocupaciones.
El verlos durante horas mirando la tele, sin hacer nada, suele ser otro disparador para que los padres decidan que sus hijos disponen de demasiado tiempo libre y agreguen otras labores a sus jornadas regulares.

Pero atención: “que no hagan nada” no es lo mejor, pero “que hagan de todo”, es también perjudicial . Dependiendo de cada chico, una o dos actividades extracurriculares suelen ser suficientes (teniendo en cuenta el largo de su jornada escolar, así como de la cantidad de tareas que el colegio les demande hacer en casa).

Cómo detectar si nuestros hijos están sobre exigidos:
Una agenda sobrecargada de “pequeños ejecutivos” con horarios pautados para cada día de la semana, redunda en una sobre exigencia y provoca estrés en los chicos y no todos los niños responden del mismo modo. Pero como todos desean ser amados y aceptados por sus padres, a veces confunden el complacerlos en sus exigencias desmedidas con la condición para obtener su amor. Es muy importante estar atentos, para no fomentar este equívoco.

¡Atención!: algunas señales de alarma:
• Reacciones exageradas ante pequeñas frustraciones. • Se tornan agresivos con sus pares o con los adultos. • Enfermedades y dolores reiterados sin causa aparente (cefaleas, dolores de estómago, etc.). • Exagerada preocupación por la perfección de sus producciones. • Cambios repentinos de humor. • Ansiedad de aprobación. • Insomnio.

¿Qué hacer con un niño estresado?
• Bajar el nivel de exigencia. • Mostrarle que no es necesario que haga todo para ser amado y reconocido. • Apreciar y valorar sus logros y esfuerzos. • Darle oportunidad de jugar libremente, asegurándole permanentemente el amor incondicional sin darlo por sobreentendido.

Es importante saber que la actividad principal de los niños, aunque parezca obvio, consiste no en trabajar, sino en jugar.
Jugando recrean, elaboran y manifiestan pensamientos, sentimientos, vivencias y preocupaciones. La mirada adulta muchas veces confunde esto con improductividad, nada más alejado de ello: el juego es necesario para la construcción de la personalidad.

Es bueno y productivo que los chicos tengan alguna que otra actividad extra-curricular. Pero hay que reflexionar antes de sobrecargarlos de tareas y apabullarlos con una agenda completa: esta actitud de parte de los padres aliviará al niño y le permitirá disfrutar mejor y con menos preocupaciones.
CONSULTE SIEMPRE A SU PEDIATRA

Dr. Ariel Melamud

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