La prevención integral de las adicciones en la infancia
Iniciando un recorrido acerca de las cualidades y particularidades que cobra la tarea de la Prevención Integral de las Adicciones con niños y niñas .
Consideramos que el fenómeno de las adicciones no se limita a un problema de sustancias o drogas, sino que responde al tipo de vínculo que nosotros y nuestra comunidad establecemos con los diferentes tipos de sustancias: tanto con drogas legales como el alcohol, el tabaco o los medicamentos; y con drogas ilegales como la marihuana, la cocaína, los productos inhalables, con niveles de consumo que incluyen el uso, el abuso y la dependencia (adicción).
Para comprender este vínculo es necesario tener en cuenta los procesos individuales de cada persona, la sustancia y el contexto socio-cultural, en un momento histórico determinado.
Es por ello que la generación de vínculos en cantidad y calidad entre los niños/as, entre éstos y las personas adultas, entre las instituciones y organizaciones de la comunidad, es esencial para la práctica preventiva: actúan como un tejido de sostén, apuntalamiento y protección, esencial para la prevención del fenómeno de las adicciones.
¿ Qué es ser un niño/a?
Es importante para que quienes nos relacionamos de diferentes maneras con niños/as y tenemos el propósito de llevar adelante tareas preventivas, podamos preguntarnos acerca de qué es ser un niño/a.
Aunque la pregunta suene obvia, se puede contestar de diferentes maneras, según sean nuestras representaciones, ideas y saberes.
Parecería que la infancia es un fenómeno natural, cuando en realidad es el resultado de una compleja construcción histórico-social.
Los diferentes atributos del ser niño/a y nuestras ideas y sentimientos hacia lo infantil son el resultado de diferentes procesos históricos, políticos y sociales. Habitualmente tendemos a simplificar la categoría infancia y a pensar, a partir de nuestra historia y nuestra formación, en la existencia de “un niño/a ideal”. Esta mirada es distinta a partir del cambio de paradigma que propone la Convención de los Derechos del Niño/a. Esta doctrina nos brinda una nueva perspectiva en el abordaje de la categoría infancia: todos los niños y niñas son sujetos de derecho. En este sentido nos acercamos a los niños/as con los que trabajamos desde el respeto por su identidad.
Alguna vez nos preguntamos:
¿Cómo es ese niño/a?, ¿Qué cosas le gustan, cuáles no?, ¿A qué juega, cómo?, ¿De qué modo se relaciona con los adultos?, ¿Y con los pares?, ¿Qué lugar ocupa en los grupos?, ¿Cómo favorecemos el proceso de construcción de su identidad?, ¿Qué cosa sabe, qué le interesa saber?, ¿Cómo se expresa?, ¿Cuáles son sus sentimientos?, ¿Qué lo divierte?, ¿Qué lo enoja?, ¿Qué lo angustia?, ¿Cuáles son sus preocupaciones, cuáles sus temores?
Pensamos que estas preguntas (y otras muchas) las podemos contestar con sólo escuchar la palabra del niño/a. Estamos acostumbrados como adultos (padres, maestros, técnicos) a opinar acerca de lo que creemos que es más conveniente para él/ella. Pero, en general, no incluimos su opinión y su especial perspectiva en tanto niño/a. Poder incluirla actúa como un factor protector frente al fenómeno de las adicciones ya que fortalecemos su identidad, su autoestima y colaboramos en la construcción de la autonomía y responsabilidad necesaria para cada etapa de sus vidas.
Los ejes del trabajo preventivo:
Especialmente cuando trabajamos con niños/as pensamos que si promovemos el desarrollo personal a partir del trabajo de la autoestima, la toma de decisiones, el autocuidado, la tolerancia a la frustración, el análisis crítico y la comunicación en los vínculos que tanto ellos como nosotros establecemos habremos iniciado un camino hacia el logro de mejores condiciones vida y estaremos realizando cotidianamente acciones preventivas.
Las acciones de prevención integral están centradas en las personas, sean niños, jóvenes o adultos, ya que el problema no es la existencia de sustancias psicoactivas o su oferta, sino el vínculo que las personas adultas y los niños/as desarrollan respecto a estas sustancias. Por eso se trabaja identificando fortalezas y debilidades, de los niños y niñas, de las personas que están en relación cotidiana con ellos y de la comunidad en la cual se hallan insertos.
El Desarrollo Personal
El desarrollo personal -seamos madres, padres, profesores/as, maestros/as, amigos/as, novios/as, niños/as o adolescentes- implica promover e internalizar una actitud de cuidado, compromiso y responsabilidad con uno mismo y con el otro. Y nos debe llevar a evaluar causas y consecuencias que traen nuestras actitudes y acciones, y el impacto de las mismas en nuestro entorno: generando situaciones de riesgo o favoreciendo actitudes y acciones que propicien el desarrollo alternativo de los niños y las niñas.
La Transversalidad
Es una prevención basada en el trabajo intersectorial e interdisciplinario. Se convoca para las acciones preventivas a las áreas de salud, educación, desarrollo social, cultura, comunicación y deportes; a las familias, a las instituciones y organizaciones comunitarias. Se trata de llegar a los niños y niñas en su familia, su barrio, su escuela, su club.
La Multicausalidad
Para que la prevención sea efectiva proponemos tener en cuenta los diversos aspectos asociados a dicho fenómeno. No alcanza con una prevención centrada en la sustancia, ni sólo en la persona, ni sólo en el contexto. Para comprender esta problemática social particular es necesario tener en cuenta la relación entre los procesos individuales de los niños/as, de las personas adultas, las sustancias y la organización social, en un momento histórico determinado
La Participación
Las acciones de prevención integral promueven el fortalecimiento de las organizaciones y redes ya existentes y la conformación de otras nuevas, de acuerdo a los intereses y necesidades de la comunidad, a efectos de aumentar los factores de protección y de disminuir los factores de riesgo asociados al consumo de sustancias. En este sentido es esencial poder incorporar y respetar las opiniones y los intereses de los niños/as.
Desarrollamos una tarea preventiva cuando:
* Generamos acciones integrales que promueven el desarrollo de todas las potencialidades de los niños/as.
* Tenemos una actitud de escucha y estamos abiertos al diálogo, promoviendo la construcción de espacios de comunicación.
* Tomamos en cuenta sus saberes previos y respetamos las diferencias individuales y culturales.
* Podemos dudar de nuestras certezas y tener una actitud de revisión de nuestras propias prácticas.
* Promovemos el desarrollo del pensamiento crítico para que los niños/as puedan analizar el contexto que los rodea.
* Construimos un vínculo de reciprocidad en el que ambos aprendemos y nos transformamos a través de los intercambios.
CONSULTE SIEMPRE A SU PEDIATRA
Dra. Nora Reboledo