Ingresos por Abuso de Sustancias

Los servicios de urgencias hospitalarias acusan un aumento sostenido en los ingresos de casos de esquizofrenia, infartos y anginas de pecho a edades tempranas como consecuencia del abuso de sustancias.

Lamentablemente, el accidente cerebrovascular (ACV), también conocido como ictus, apoplejía, trombosis, embolia o derrame cerebral, ya no se observa sólo en personas mayores, sino que comienza a diagnosticarse en jóvenes, debido al consumo de drogas de diseño, de cocaína o de ciertas sustancias que, mezcladas, provocan un descontrol en el organismo.

Están quienes a los 13 años deciden detenerse porque tocan fondo; otros, luego de consumir durante una década, reciben un aviso de su corazón. Sea por el motivo que fuere, los ingresos de jóvenes por urgencias van en ascenso. Un gran porcentaje de los casos se debe a estas prácticas.

El perfil preponderante es el de un joven que realiza consumos recreativos, mayoritariamente en fines de semana y por la noche, o a primeras horas de la mañana. La tendencia es al “policonsumo”: ya no se trata de una droga, sino que se mezclan diferentes sustancias en una misma salida, con la intención de experimentar sensaciones nuevas o de ir regulando los efectos producidos por alguna sustancia en particular.

El caso típico es la combinación de cocaína y alcohol. La copa de alcohol sirve para frenar la sobreexcitación que causa la cocaína, al mismo tiempo que esta última se vuelve a tomar con el objetivo de inhibir el efecto sedante de la bebida.

Una mezcla, cada vez más habitual, es la de los refrescos energizantes (altos en cafeína) con alcohol. El refresco amortigua la borrachera, lo que permite a la persona continuar bebiendo. Sin embargo, puesto que la cafeína es una droga poco conocida, se le presta escasa atención. Estas bebidas, además de incrementar la energía de la persona, elevan su ritmo cardíaco y sus niveles de presión arterial. Una taza de café contiene entre 100 y 200 miligramos de cafeína, mientras que un refresco energizante llega a los 340. Por lo tanto, dos o tres latas podrían desencadenar una intoxicación, que provocaría palpitaciones y nerviosismo.

Otra causa frecuente de ingreso son los episodios psicóticos, difíciles de distinguir de brotes esquizofrénicos. La mayor parte de estas crisis ocurren durante el fin de semana y están producidos por una intoxicación. Los síntomas son variados, pero los más comunes son agresividad y ansiedad por la sensación de estar siendo perseguidos. Los pacientes llegan con agitación psicomotriz aguda. Se pelean y gritan por las alucinaciones que tienen. Cuando el brote está motivado por el consumo, se supera en unas 72 horas y no suele haber una recaída; como máximo se resuelve con un tratamiento de pocos meses. El problema se agrava cuando el episodio se repite, ya que puede haber por detrás una enfermedad psiquiátrica.

Los jóvenes también fuman marihuana a edades muy tempranas, con la falsa creencia de que se trata de un estimulante natural. En caso de que, una vez estabilizado del brote psicótico, el adolescente continúe utilizando la marihuana, el pronóstico será peor que si decide suspender esta práctica.

Es importante tener en cuenta que todos los menores son consumidores de riesgo. Estamos hablando de individuos cuyo proceso de desarrollo neuronal todavía no está concluido. Al no tener del todo desarrollada la corteza prefrontal, se producen en ellos daños cognitivos irreversibles que perjudican la memoria, el aprendizaje y la impulsividad.
CONSULTE SIEMPRE A SU MEDICO

Lic. Leila Chait

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