Campaña de despistolización infantil: con las armas no se juega
Por Dr. Salvador Alvarado González (México)
En días pasados fui invitado por un grupo de abogados encabezados por Julio Villaviscencio y Cuauhtémoc Castilla con una idea que me pareció excelente. Se trata de emprender una campaña en la que se invita a los niños y a sus padres a que tomen conciencia de que “con las armas no se juega” y por ello se les anima a los niños junto con sus padres a que entreguen sus juguetes bélicos a cambio de un juguete educativo.
¿Qué es un juguete bélico?
No hace mucha falta saber a qué se le llama juguete bélico, baste decir que son todos aquellos juguetes que inducen a la pelea, que amenazan con lastimar a los demás, que producen aunque sea sólo en la imaginación la muerte de los demás. Así, las pistolas, las espadas, las granadas, los arcos y flechas, los trajes de corte militar, los videojuegos en los que se trata de matar para ganar, todos ellos y más son los juguetes bélicos.
¿Por qué no son apropiados los juguetes bélicos?
La violencia ha llegado a afectar de manera terriblemente negativa a nuestras vidas. No pasa un día en que las noticias de asesinados de las formas más despiadadas se den en nuestra ciudad, en nuestro estado, en nuestro país y en el mundo entero. Los estudiosos de la violencia han encontrado muchos que son muchos los factores que la desencadenan, pero en definitiva hay uno que es muy importante: los niños desde edades muy tempranas están en contacto con demasiada violencia. Los juegos electrónicos son, la mayoría de ellos, violentos. La televisión, aún las caricaturas que aparentan inocencia, son violentas y por si fuera poco en casa y en la escuela se observa y se vive la violencia. ¿Cómo aprenden, pues, nuestros hijos a resolver sus problemas? Pues con violencia. Si a esto le agregamos que los adultos les compramos pistolas, rifles, ametralladoras, autos, ropa militar, entre muchas otras cosas más. ¿Qué mensaje estamos enviando a nuestros hijos? Pues que aprobamos la violencia como un estilo de vida, como una manera de enfrentar los problemas que se nos presentan a diario. Lo cual, desde mi punto de vista como médico pediatra, es completamente contrario a lo que deberíamos desear para nuestros hijos.
Hace tiempo hice una encuesta a gran cantidad de padres acerca de que es lo que más deseaban, por encima de todo, para sus hijos. He aquí algunas de las respuestas que obtuve: que sean sanos,que se sientan importantes como personas, que sean felices, que gocen la vida y la vean como un milagro,que sepan enfrentar los problemas y riesgos de la vida, que tengan confianza en sus capacidades,que sean pacíficos, que sean responsables de sí mismos y su entorno,que tengan valores morales universales, entre otras muchas cosas más.
Sí, los padres deseamos lo mejor para nuestros hijos. Nadie desea profundamente que sus hijos, que nacen buenos, inocentes y nobles, a los 13 o 14 años se conviertan en pandilleros, en traficantes, en miembros de asociaciones delictivas o asesinos.
Por ello, desde esta trinchera deseamos que tanto padres como hijos digamos un rotundo NO a los juguetes bélicos y un enorme SÍ a la vida y a la paz.
Entendamos que con las armas no se juega, si queremos que nuestros hijos lleven una vida feliz y pacífica. He aquí algunas recomendaciones para que nuestros hijos no se conviertan en adolescentes violentos. Enseñemos esto con palabras, sí, pero más debemos enseñarlos con el ejemplo.
- Debemos enseñarles desde muy pequeños que la vida es el bien más valioso que podemos poseer. Por ello se debe respetar al máximo.
- Debemos enseñarles que todos las personas somos diferentes aunque tengamos igual valor como seres humanos.
- Que sepan que nadie piensa igual a nosotros. Por ello es una idea absurda intentar cambiar a los demás para que piensen como yo.
- Debemos tomar la firme decisión personal de ser el ejemplo de padres serenos, pacíficos, ecuánimes, maduros y que no vemos en la violencia el único medio para la resolución de nuestros problemas.
- Debemos enseñarles a nuestros hijos que pelear no es una actividad apropiada,que produce mucho dolor innecesario,
- Debemos enseñarles que debemos tratar a las demás personas como quisiéramos que ellas nos traten a nosotros. Esta es una regla de oro.
- Debemos enseñar a nuestros hijos que las demás personas no son nuestros enemigos tan sólo porque piensan diferente a nosotros, o porque son diferentes a nosotros, o porque son de otra nacionalidad o raza, o de otra religión, o le “van” a otro equipo de futbol. No. No debemos tener miedo a las personas diferentes. Nadie es igual a nadie.
- Es claro que existe, y seguirá existiendo, la injusticia, el abuso, la falta de respeto en toda su expresión y que son la causa más importante que genera irritación e incita a actuar con violencia. Pero esto lo podemos evitar con madurez y buscando métodos de resolución de conflictos de manera no violenta.
- Enseñemos que en el interior de cada uno de nosotros está la clave y el origen del enojo, del enfado, de la ira y, por lo tanto, de la necesidad de venganza. Enseñemos que somos los dueños de nuestras emociones, que nadie “nos hace” enojar. Nos enojamos porque queremos.
- Utilicemos nuestra autoridad paterna sin agresiones, sin amenazas, sin violencia, pero seamos una autoridad amorosa.
- Por supuesto que todos tendremos momentos en los que sentiremos enojo y ganas de actuar con violencia, pero podemos descargar ésta a solas. Pateemos al suelo y golpeemos la pared si queremos, pero nunca debemos descargar estas emociones negativas con acciones que afecten a la integridad de las personas y menos de sus vidas. La vida es sagrada. Eso hay que enseñárselos pronto y bien.
- Debemos enseñarles que no hay nada más incómodo para el ser humano que la sensación de ira, de odio, de venganza, todo esto no deja dormir, no deja pensar, no deja estar en el contento interior, en la simplicidad que da la paz, la tranquilidad.
- Definitivamente si hay alguna maestría o un doctorado que nuestros hijos puedan aprender fácilmente en casa, es el de la violencia, y este se adquiere tan sólo con ver la televisión y jugar la mayoría de los videojuegos que juegan ahora nuestros hijos. Prácticamente todos los programas, incluyendo la mayoría de las caricaturas, enseñan violencia en sus grados máximos de expresión. Siempre el uno contra el otro, siempre el personaje que mata, que burla, que agrede, que destruye, que roba, y que hace de la fuerza el culto más de moda. Los niños pasan muchas horas del día frente a las pantallas digitales. Oyen hablar a malandrines de todo tipo con consejos visuales de agresión, mucho más que a sus padres acerca de cosas nobles y morales. Si algo educa a los niños en el odio y en la venganza, en la violencia y en la agresión son los programas de la televisión y los videojuegos. Prácticamente no tienen defensa. Un niño recibe cotidianamente montones de mensajes de agresión, de robos, de muertes, de violaciones, de mutilaciones, de odios, de venganzas, de maldad, de traiciones, de drogadicción, de alcoholismo, de tabaquismo, de deslealtades, de consumismo y de culto al tener, entre tantas otras cosas negativas, que prácticamente es imposible para ellos, a su corta edad, discernir que eso es mentira, que es irreal, que sólo son actuaciones. Esas imágenes tan sangrientas y tan llenas de violencia, tan reales, entran tan de lleno a su mente subconsciente que prácticamente les es imposible no estar subordinado a ellas. Ahí se aprende todo lo malo que ha habido y lo malo por haber. No soy moralista, ni me asusto, sólo digo las cosas como las veo. Nos quejamos de la violencia de los jóvenes y adultos, pero cuando son niños les permitimos ver todo el día, todos los días escenas tan inmoralmente violentas y agresivas y hasta convertimos en héroes a tipos como Rambo que destruye pueblos enteros en aras de ganar guerras políticas orientadas a obtener la sumisión absoluta de otros países. Seamos responsables. La Academia Mexicana de Pediatría y la CONAPEME, sólo recomiendan UNA HORA AL DÍA DE TELEVISIÓN, O DE JUEGOS DE VIDEO, y eso de programas y juegos escogidos y supervisados por los padres, acompañándoles a verlos y jugando con ellos, explicándoles lo que ahí sucede. También recomiendan no colocar televisión o máquinas de videojuegos en la habitación de los niños y jóvenes. No a la tele privada. La televisión debe ser pública, familiar. ¡Qué tal! Ojalá todos pudiéramos hacer caso a estas recomendaciones.
- No es prohibiendo la venta de armas, ni con mayores condenas, ni con más patrullas, ni con la pena de muerte como vamos a reducir la violencia. Es sólo con la educación como lo podemos hacer. Pero con educación amorosa. Mientras que las buenas acciones no se enseñen y se difundan con la misma intensidad que se ha difundido el odio y la violencia, no podremos disminuir esta.
- Por último, pero, muy importante, enseñemos a nuestros hijos a respetar las leyes y las reglas. Todas ellas. No nos pasemos un alto de disco, no tiremos basura, no rayemos las paredes, no permitamos que el hermano mayor le pegue al menor, etc. Todas las leyes y reglas son importantes. Respetémoslas nosotros los padres y ellos aprenderán a respetarlas y amarlas. Gracias por su atención. Cualquier comentario lo agradeceré al 8 42 20 22 y como siempre, termino con nuestro lema en relación a la educación de los niños: “Ni golpes que duelan, ni palabras que hieran”, “Eduquemos con ternura”.
me gusta esta campaña contra los juguetes bélicos , pero es muy difícil llevarla a cabo, porque la publicidad no nos ayuda a los padres y como que a los niños les llama muchísimo la atención ese tipo de juegos.