Cuando los hijos se quedan…

En la actualidad, muchos padres padecen la partida de sus hijos y otros sufren porque retrasan su partida.

Así como muchos matrimonios maduros padecen por la partida de los hijos, aunque sea por motivos gratificantes (casamiento, decisión de tener su propia vivienda), en la actualidad también son muchos los padres que sufren y se quejan porque los hijos ya grandes en edad, retrasan su partida. Se quejan según ellos por continuar una eterna adolescencia, sin contraer compromisos o responsabilidades, prefiriendo seguir siendo hijos, sin querer buscar ser padres.
A este fenómeno yo lo llamo “Síndrome del nido ocupado “y los motivos pueden ser variados:

•Cambios en los mandatos sociales actuales que antes estaban relacionados con una única fórmula para la felicidad que era casarse o formar una familia.

•Dificultades económicas o laborales reales.

•Proyectos de pareja que no terminan de concretarse.

•Falta de relación entre la madurez cronológica y emocional para enfrentar responsabilidades.

•Alargamiento de la edad para formar pareja y concebir hijos.

•Familias aglutinadas que impiden inconscientemente la salida de los hijos con dobles mensajes o relaciones dependientes.

•Falta de adaptabilidad de los hijos para vivir en condiciones de menor confort o tecnología fuera del ambiente familiar (falsa comodidad).

Pero lo importante de esta situación es la actitud de muchos padres que en lugar de vivenciar lo positivo de cada hecho, toman el aspecto negativo y la constante comparación con otros casos de hijos de amigos que sí se marcharon.
O sea que lo grave de la situación, no sería el tiempo que los hijos necesitan para madurar y generar sus propios proyectos, (el cual puede ser distinto en cada uno) sino la dramatización de los padres y la imposibilidad de reflexionar y disfrutar etapas que no tienen por qué ser iguales en todas las familias.
La contradicción más común en dichos padres radica en que por un lado, reclaman madurez en esos hijos adultos, y por otro lado “invaden” periódica o constantemente la vida de ellos tratándolos como niños (“¿adónde salís tan tarde?”, “no gastes tanto dinero”, “usás la casa solamente de pensión”, etc. ).

No hay fórmulas matemáticas para vivir y no se puede asegurar que la convivencia sea siempre alegre y agradable, pero hay que buscar la manera para negociar con los hijos adultos y rescatar el placer de la comunicación y los momentos gratificantes.
La vida puede ser buena si la sabemos manejar, releamos palabras del filósofo Séneca que escribió hace dos milenios textualmente:
“No es la vida que recibimos la que es corta sino que somos nosotros quienes la hacemos breve, no es que recibamos poco sino que somos derrochadores…”
….” el conjunto de nuestra vida ofrece al que sabe manejarla un amplio campo de acción. ¿Qué quejas tenemos contra la naturaleza ?. Ella se ha mostrado benévola. La vida es larga si se sabe utilizar bien”.

Dr. Saul Salischiker

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>