La violencia invisible
No deja marcas en el cuerpo, pero sí daños psíquicos severos. El maltrato emocional infantil perjudica la salud del niño y del adolescente, lo cual trae grandes problemas durante el desarrollo.
El maltrato emocional es un patrón crónico de relación no saludable entre padres (o cuidadores) y el niño. Puede trasmitirse de generación en generación. El chico recibe una señal de repulsa por parte de los adultos que lo tienen a su cargo.
Un niño maltratado está en un lugar de impotencia y desamparo, carente de subjetividad. El adulto agresivo no establece un vínculo con el menor, sino una relación de posesión.
Vale aclarar que no necesariamente existe el propósito de dañar. Los mayores pueden no darse cuenta de las consecuencias que tiene esa clase de interacción, disfrazada de educación. Al maltrato emocional se lo llama “violencia invisible” porque no se lo ve desde afuera y la propia víctima llega a no tener registro de su existencia.
Ocasionalmente se desencadena por una situación familiar dolorosa, como desocupación, fracaso escolar, divorcio o muerte.
Conductas típicas del maltrato emocional
•Hostilidad verbal crónica: insultos, burlas, desprecio, críticas
•Disciplina severa y control obsesivo: amenazas de castigos que inducen terror. Amenazas de abandono al cuidado de terceros
•Vínculos afectivos inseguros: sobreprotección con limitación de la exploración y del aprendizaje. Exposición a hechos confusos o traumáticos. Condicionamiento del amor al buen comportamiento
•Imposición de responsabilidades inapropiadas para el desarrollo del niño: fallas en la contención (por ejemplo, obligarlo a cuidar de sus hermanos menores sin presencia de adultos)
•Distorsiones e inconsistencias en los mensajes: contradicciones permanentes
•Bloqueo de las iniciativas de relación social: aislamiento
Daños psíquicos en el niño
Los chicos pueden sufrir el efecto paralizante de sentirse despreciables sin comprender el porqué. La autoestima cae cuando notan que no satisfacen los deseos de sus padres. Se sienten culpables por decepcionarlos, por producirles vergüenza y no ser suficientemente buenos para ellos.
Con el fin de eludir la violencia, los niños tratan de mostrarse cada vez más amables y conciliadores. Igualmente, son emocionalmente inestables, con dificultades para controlar los impulsos. Pueden llegar a la autoagresión física, desórdenes con la comida o abuso de sustancias.
Tienen miedo y terminan aislados, sin poder hablar de lo que les pasa. Frecuentemente, debido a la confusión, aparecen problemas de aprendizaje.
También en el cuerpo hay síntomas de estrés, como palpitaciones, sensación de ahogo, fatiga, trastornos del sueño, dolores de cabeza.
Errores de los más grandes
Algunos padres están desinformados con respecto a los cuidados, necesidades y aptitudes de cada etapa infantil. Esto genera expectativas inadecuadas e interacciones erróneas, debido a la ignorancia y no a la mala intención.
Otros piensan que las amenazas, los castigos o el abandono son medidas efectivas y apropiadas para alentar al niño a un buen comportamiento. Confunden las limitaciones de los hijos con actitudes agresivas.
También están quienes, por transitar situaciones complejas, presentan una falta de disponibilidad emocional, con dificultades para reconocer el deseo y la personalidad del chico, y para distinguir entre la realidad de ese otro ser y su propio deseo como adultos.
Conclusiones
Es innegable que todo padre, en alguna ocasión, amenazó a su hijo para que dejara de ver televisión, para que comiera o para que se fuera a dormir. Puede ser que alguna vez le haya hecho una burla o impuesto una responsabilidad excesiva para su edad. Sin embargo, el abuso radica en la intensidad y persistencia de estas conductas.
Siempre resulta aconsejable preguntarse sobre el vínculo que mantenemos con nuestros chicos y conversarlo con el pediatra para encontrar un modelo saludable de relación.
Bibliografía
•“Maltrato Infantil, una deuda con la niñez”, Goldberg-Kuitka, Ed. Urbano, 1999
•“Maltrato de niños, niñas y adolescentes”, Intebi-Osnajanski,Ed. ISPCAN-Familias del nuevo siglo, 2003
•Emotional abuse and neglect”, Glasser, a conceptual framework, 2002
•“Maltrato emocional. Apuntes para la comunidad”, Grupo de Trabajo en violencia y maltrato infantil, Soc. Arg. de Pediatría, comunicación breve, 2008
CONSULTE SIEMPRE A SU PEDIATRA
Dra. Amalia Fairman