Entrevista al Dr. Alejandro Jenik: derribando mitos en la práctica de la Pediatría

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Por Lic. Gloria Grosman

Papis tuvo el inmenso honor de entrevistar al Dr. Alejandro Jenik, médico pediatra, para conocer las posibilidades de disminuir el riesgo del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante, entre las cuales se encuentran: la posición boca arriba para dormir, la alimentación con leche humana del bebé, la prohibición de fumar en los padres, evitar el sobre abrigo durante el sueño del bebé, uso de colchón duro y del chupete durante el sueño del bebé.

Doctor, ¿qué es la muerte súbita en el lactante?

Se la llama “muerte blanca” o “muerte en cuna”. Se trata de un bebé sano que se acuesta a dormir y fallece súbitamente durante la madrugada, durante el sueño. Actualmente, el motivo sigue siendo tema de investigación. Lo que se pudo establecer es un conjunto de medidas preventivas para disminuir la incidencia del mismo.
Afortunadamente, con estas medidas, la incidencia de la muerte súbita en todo el mundo disminuyó alrededor de un 50%. En Argentina la disminución alcanzó el 40%. Somos uno de los pocos países de Latinoamérica que tiene una Campaña de Prevención para este tema.

¿Cuáles son los factores de prevención?

El primero y más importante: el bebé debe dormir boca arriba. En mi larga carrera como neonatólogo, ví derrumbarse muchos mitos. Se pensaba que los bebés debían dormir boca abajo para evitar la aspiración del vómito, pero en 1992 desde Estados Unidos llegó la recomendación de que los bebés durmieran boca arriba y de costado para disminuir el riesgo de muerte súbita. En Europa, esta recomendación había surgido seis años antes.
La maternidad del Hospital Italiano fue la primera que decidió poner a dormir a los bebés boca arriba. Fue una gran lucha cultural, no solamente con los padres, sino con las propias enfermeras y colegas. Hoy en día es una recomendación muy arraigada. Ningún bebé aspiró su vómito por esta disposición.

¿Cuáles son los otros dos?

Segundo, los padres no deben fumar durante el embarazo. Y tercero, el bebé tiene que tomar pecho exclusivamente.
Somos pioneros en considerar la lactancia como prevención de la muerte súbita. Un bebé que se amamanta tiene un sueño más superficial y está más en contacto durante la noche con su madre. Al darle el pecho, el bebé no profundiza su sueño. Esto disminuye el riesgo.
Con la misma lógica, si el niño duerme en la misma habitación que los padres, también disminuye el riesgo, porque sincroniza su respiración con la de la madre. Nosotros sugerimos la co-habitación hasta los seis meses. No hay ningún estudio psicológico que nos diga que esto sea perjudicial para el desarrollo intelectual o sexual. Lo que no es recomendado es el colecho, por el riesgo de sofocación. El bebé debe dormir en una cuna al lado de la cama de los papás.
Nosotros hemos creado la “tarjeta cuna”, que se pega en la cuna de las maternidades y contiene los tres pilares de prevención. Es un recordatorio para los padres, para los médicos y para los parientes. Constituye un método eficaz y económico, algo muy sencillo y al mismo tiempo muy revolucionario.

¿Cuál es la relación entre el chupete y la muerte súbita?

El chupete también disminuye el riesgo de muerte súbita. Mientras el bebé lo tiene en la boca, no se puede dar vuelta y tiene un sueño más superficial. Está más satisfecho. El chupete libera endorfinas.

¿Y no es malo para la lactancia?

Otro mito que derroté en mi carrera fue que el chupete disminuye la lactancia. Al principio de los 90, la OMS y UNICEF crearon la denominación “Hospitales Amigos de la Madre y el Niño” para hospitales que se preocupan por estimular la lactancia materna. Una de las condiciones a reunir para recibir ese nombre es no utilizar chupetes ni tetinas en los primeros meses de vida.
El problema es que los estudios que llegaron a esa conclusión eran observacionales. Esto significa que observaron que las madres que no amamantaban a sus hijos les daban el chupete. Pero es importante entender que el chupete no es la causa del problema, sino la consecuencia.
En Argentina, hicimos un estudio aleatorizado: Un grupo de bebés recibió chupete y otro grupo no. Vimos la incidencia de lactancia a los 3, a los 6 y a los 12 meses. De esta manera, por un método científico, comprobamos que el chupete no disminuía la lactancia.
Esta investigación tuvo mucho rechazo. Llegaron cartas al Hospital Italiano para que no me permitieran continuar. Sin embargo, los grupos fundamentalistas de la lactancia desconocen que hay una succión nutritiva (para tomar la teta) y otra succión no nutritiva. Si el bebé no tiene chupete, se chupa el dedo y, a la larga, es más difícil sacar el dedo que el chupete.
A pesar de todo, nuestro estudio fue muy exitoso y recibió el premio como la mejor investigación del año en el Hospital Italiano.

¿Tiene alguna recomendación para el uso del chupete?

En principio, los padres deben limpiar el chupete antes de cada utilización (con agua y jabón) y evitar que otros hermanos lo utilicen. Nunca es aconsejable hacerlo con la boca. Suele resultar útil tener varios chupetes para poder intercalarlos durante las limpiezas.
Antes de su primera utilización, debe realizarse la esterilización en agua hirviendo durante cinco minutos. Hay que dejarlo enfriar y luego procurar quitar el agua que pudo haber quedado dentro de la tetina.
Debe controlarse el chupete antes de su utilización, en especial cuando el niño ya tiene dientes. Se debe estirar la tetina de goma hacia todas las direcciones y descartar el chupete cuando se lo observe quebrado o dañado.
No lo expongan a los rayos directos del sol ni a temperaturas muy elevadas. Tampoco lo dejen en contacto con desinfectantes o soluciones esterilizantes durante más tiempo del recomendado ya que podría dañarse la tetina.
Nunca debe sujetarse el chupete con cordones o lazos porque el niño podría enredarse o lastimarse. En Europa, sugieren que la cuerda no mida más de 22 cm.
Nunca sumerjan el chupete en sustancias dulces o medicamentos. Su hijo podría sufrir problemas en sus dientes. Tampoco sumerjan el chupete en miel, ya que podría ocasionarle ciertas enfermedades. Reemplácenlo después de uno a dos meses de uso, por motivos de higiene.
Si el chupete quedara dentro de la boca del niño, procure no entrar en pánico. El niño no podrá tragarlo debido a su diseño especial. Extráigalo con cuidado, muy suavemente.
El chupete debe ser el adecuado para la edad del niño. Si el bebé lo usa habitualmente para dormir, es muy importante ofrecérselo todos los días. El abandono del hábito debe intentarse a partir del año de edad.

¡¡Muchas Gracias!! Dr. Alejandro Jenik

El Dr. Alejandro Jenik es médico pediatra, egresado de la UBA y hoy en día se desempeña como Jefe de la Sección Recién Nacidos Sanos del Hospital Italiano, Profesor Asistente de la Cátedra de Pediatría del Instituto Universitario del Hospital Italiano e Interconsultor de API en lo referido a Apneas del recién nacido y Eventos de Aparente Amenaza a la Vida (ALTE= Apparent Life Threatening Events).

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