Juego y aprendizaje en niños con cáncer

La situación de un hijo con cáncer siempre es dramática y dolorosa. Sin embargo, resulta muy importante no perder la noción de que el proceso de curación puede ser una etapa de gran crecimiento.

Los niños en tratamiento oncológico necesitan un vínculo afectivo, de cercanía, de confianza, para animarse a hablar y a preguntar acerca de lo que desean saber. El objetivo es transmitir información de calidad y crear un espacio para contestar todas las inquietudes posibles.

Desde el momento del diagnóstico, todo ha cambiado en sus vidas: la rutina de ir al colegio, de estar con sus amigos, de hacer deportes. Es necesario ayudarlos a adaptarse a esta difícil situación, a través de juegos, de libros, de actividades manuales, del diálogo, de actividades escolares.

La experiencia lleva a pensar en algunos aspectos que contribuyen al restablecimiento emocional de un niño con cáncer. La educación y el juego son áreas fundamentales en el proceso de recuperación.

La mejor manera de acompañar al chico es desdramatizando las situaciones y poniendo una dosis de humor. Al estar entretenido, se encuentra mejor predispuesto para el tratamiento y el nivel de angustia es menor. Es posible hablar sobre temas variados y no solo sobre la enfermedad. El miedo disminuye, aparece la risa y es posible enfrentar con más tranquilidad la consulta médica. El niño es niño más allá del tratamiento que atraviesa y más allá de su dolor.

Hay que hacer hincapié en el juego y en el aprendizaje. Ambos tienen un efecto terapéutico y de contención; colaboran con el mejoramiento de la calidad de vida del niño.

El juego es la actividad central, es siempre una experiencia creadora, una forma de expresión. Le permite al niño construir, elaborar, hacer activo lo que sufre pasivamente. La elección de los juegos está relacionada con el momento del tratamiento y de la enfermedad.

El aprendizaje es construcción, crecimiento, creatividad, diversión, juego, risa, vida.
A través de experiencias educativas es posible que el niño asuma con energía el momento que le toca vivir. El énfasis debe estar puesto en lo pedagógico, en estimularlo a ser curioso y resaltar los aspectos sanos, para afrontar la realidad con la autoestima fortalecida.

Cualquier experiencia, por dolorosa que pueda ser, debe ser aprovechada para enriquecer al niño, convirtiendo este difícil momento en aprendizaje y en recreación, ayudando al niño a que mientras se esté curando lo pase lo mejor posible.

Lic. Silvia Appel

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