El espasmo del sollozo
Se trata de un cuadro tan dramático como leve, recurrente en niños menores de cinco años, que se presenta ante situaciones de enojo, dolor o frustración. Los padres lo viven y refieren con una enorme preocupación y angustia.
¿Qué es un espasmo del sollozo?
Comienza cuando el niño empieza a llorar, sea por un golpe, un susto o un capricho. La duración del llanto es variada, pero luego sobreviene un silencio y una apnea, es decir, el niño deja de respirar durante un breve lapso, por lo que la piel adquiere un color pálido (espasmo de sollozo pálido) o amoratado (espasmo de sollozo cianótico). Luego, la situación respiratoria se normaliza.
En las formas más intensas, puede haber pérdida de conocimiento y disminución de fuerza muscular, pudiendo el niño caerse y ocasionalmente presentar una crisis convulsiva pasajera y sin consecuencias.
¿Es común?
Sí, ya que lo presenta el 5 % de los chicos. La mayor incidencia se observa entre los 7 y los 15 meses; desaparecen espontáneamente alrededor de los cuatro años.
¿Por qué se produce?
El mecanismo fisiológico no está suficientemente aclarado. Se ha especulado con que un déficit de hierro podría facilitar su aparición, pero todavía es objeto de múltiples investigaciones.
¿Se puede confundir con otros cuadros?
Es importante observar detalladamente cómo se produce la crisis y hacer una evaluación cuidadosa, prestando atención a si está precedida de agitación, dolor, susto, llanto, etcétera, para distinguirla de una epilepsia o de trastornos cardíacos. Por lo tanto, en ocasiones, deberán practicarse electrocardiogramas y las exploraciones que el pediatra considere oportunas.
¿Cómo comportarnos?
● Mantener la calma, a pesar de que la situación parezca desesperante
● No intentar detener el espasmo
● Retirar los objetos que puedan estar en la boca del niño (alimentos, chupete)
● Evitar que se golpee
● Tras el espasmo, mostrar tranquilidad y no sobreproteger al bebé
¿Qué debemos evitar?
● Maniobras de reanimación
● Pellizcar, pegarle en la cara o en la espalda para detener el espasmo, ya que no lo conseguiremos y solamente molestaremos al niño
● Darle agua, ya que puede tener una aspiración
● Darle medicación, salvo que el pediatra lo aconseje para evitar nuevos episodios
CONSULTE SIEMPRE A SU PEDIATRA
Fuente: “Mi Pediatra”
Asociación Española de Pediatría