¿Infusiones? mejor no…

A la hora de dar una bebida a los más chicos, nada mejor que la leche, por su alto valor nutritivo. Muchos padres, especialmente en invierno, les ofrecen algo calentito, desconociendo que puede ser perjudicial para su salud.

Es común observar en nuestra cultura que a los niños se les ofrece mate, té o café, solos o mezclados con leche. Suele considerarse que poseen algún efecto beneficioso para su bienestar: el hecho de que tengan algo “calentito” en el estómago, o darle color a la leche y mejorar su sabor, o para la indigestión, diarrea, etc.
La mayoría de los adultos desconoce que no es recomendable que los niños consuman estas bebidas, sobre todo los más pequeños. Lo real es que, lejos de aportar algo positivo, pueden ser perjudiciales para su salud. ¿Por qué?

El problema del hierro

Las infusiones contienen sustancias que disminuyen el aprovechamiento del hierro, porque bloquean su absorción en el intestino. En nuestra población infantil, la incidencia de anemia por carencia de hierro está muy extendida. Una de las causas habituales, además de las carencias económicas, son los hábitos alimentarios inadecuados (no comer carne, consumir jugos o bebidas industriales). Tomar mate, té o café agrava la situación.

Exceso de estimulación

En la actualidad los niños son expuestos en forma desmedida a estímulos que los excitan más de lo conveniente (conflictos familiares y sociales, violencia y TV, múltiples exigencias de actividades, horarios ocupados con escaso tiempo libre para el juego y ocio creativo). Si a eso le sumamos las infusiones, que contienen sustancias estimulantes y excitadoras del sistema nervioso, en lugar de reconfortarlos, suben sus niveles de hiperactividad y se dificulta la conciliación del sueño a la noche.

Los “yuyos”

Los tés de “yuyos” (payco, anís, hinojo, boldo, manzanilla, borraja, eucalipto, tilo, ruda, menta, cedrón, pasionaria, etc.) pueden provocar intoxicaciones graves por lo que no deben ser ofrecidos a los niños en ninguna circunstancia.

Infusiones vs. Leche

En las escuelas y jardines, tanto públicos como privados, las autoridades tienen que asesorarse convenientemente con especialistas en nutrición infantil antes de ofrecer alimentos y líquidos a los niños. El vaso de leche nunca puede ser reemplazado por uno de mate cocido, té o café. Nada lo justifica, puesto que son bebidas sin nutrientes y suelen irritar el estómago. Si hace frío, es preferible mantener el ambiente a temperatura agradable y abrigar al niño a la salida.
En caso de que la leche genere rechazo, simplemente es porque el niño no tiene hambre y se le deberá ofrecer agua, hasta que vuelva el apetito.
De los correctos hábitos alimentarios que un niño adquiera dependerá su buen estado nutricional, su salud y su plena posibilidad de crecimiento y desarrollo.
La consulta periódica con el pediatra permite asesorarse para adecuar los hábitos alimentarios de la familia con las necesidades del niño.

Sociedad Argentina de Pediatría

CONSULTE SIEMPRE A SU PEDIATRA

SAP

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