Entrevista al Dr. José María Méndez Ribas: “Adolescencia: una etapa de cambios, prevención y cuidados”

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Por Lic. Gloria Grosman

Tuvimos el honor de entrevistar al Dr. José María Méndez Ribas, quien entre otros cargos es Director docente del Programa de Adolescencia del Hospital de Clínicas, para que nos informe sobre esta etapa crucial de la vida .

Dr. Méndez Ribas, la salud y la prevención en la adolescencia, son fundamentales. ¿Usted cree que los adolescentes se cuidan? ¿Cómo crear conciencia de los peligros del consumo de drogas, del H.I.V. y otras enfermedades?

La prevención es importante en todas las etapas de la vida. Es la base de la salud sustentable. Pero en la adolescencia adquiere más jerarquía porque es una etapa de formación donde se adquieren los hábitos que perdurarán durante el resto de la vida. A esta edad, más que por las palabras, se aprende por identificación con los mayores referentes, más que “decir es hacer.”
Una adolescencia “enferma” corresponde a una “sanidad enferma”.
Es la etapa en que se consolidan las actitudes frente al buen comer, buen beber, cuidando del cuerpo, disfrutar de la actividad física y deportiva, y posicionamiento frente al consumo de alcohol, cigarrillo y otras drogas mayores. Es decir se aprende a valorar la vida y el cuidado de si mismo.
¿Observa el adolescente esto en su propia familia, si la tiene? Esto es la clave.

¿Qué causas considera Ud. Dr. Méndez Ribas acerca del alarmante crecimiento de violencia en la juventud?

Básicamente fallas graves en el sistema educativo con alto porcentaje aún de adolescentes no escolarizados, con programas desactualizados y docentes no capacitados. Sobre esta mala base se montan los otros problemas: familias desestructuradas que no pueden contener y una política económica global que crió en ellos desde hace varias décadas un gran “mercado” para todo tipo de consumo y “ya”.

¿Qué consejos Dr., les daría usted a los padres de hijos adolescentes para ayudarlos en la prevención de la salud de sus hijos?

Creo que la respuesta a esta pregunta está explicada en las dos anteriores. Enseñar con el ejemplo y las actitudes dentro de un diálogo franco y abierto. Acompañarlos en su crecimiento. Para ello las familias también necesitan el apoyo de políticas oficiales coherentes que trabajen en red (educación, salud y trabajo) sino la tarea se les hace muy difícil y se suele bajar los brazos como una actitud de impotencia ante tantas dificultades y no tener donde apoyarse.
Los problemas sociales aparentan ser muchos y lo son pero las soluciones no serán mágicas ni vendrán, por lo que vemos a diario, de “arriba” hacia abajo.
Cada uno de nosotros, que en su conjunto constituimos nuestra sociedad, debe “marcar su cancha” y ver hasta donde puede “jugar el partido” dentro de sus posibilidades.
Si cada uno de nosotros cumplimos el rol que nos toca más un plus, habrá esperanza. “Argentinos a las cosas” dijo Ortega y Gasset ya hace muchos años.
¡Es hora de hacerlo!

¿Existen médicos que se ocupen específicamente de los adolescentes?

No hace mucho más de 20 años que a escala internacional y en nuestro país se está desarrollando una atención médica especializada para las jóvenes entre 12 y 19 años. Esto surgió como una verdadera necesidad ya que existía en la medicina un vacío para dar respuestas idóneas a este importante grupo etéreo. Los pediatras, en general, dejan de atender a sus pacientes a los 12 años y los clínicos y ginecólogos no están entrenados para abordar la problemática específica de los adolescentes.
Por otra parte, los padres y la familia en general están sufriendo la crisis socioeconómica actual sumada a los rápidos cambios en los valores culturales que repercuten directamente en la estabilidad del matrimonio. En este contexto irrumpe “la crisis normal de los adolescentes”, a veces coincidiendo con el climaterio de la madre. Esto complica aún más los casos y lleva al deterioro de la ya precaria comunicación intrafamiliar.
A su vez, uno de los hechos biológicos determinantes en la adolescencia es el de adquirir la capacidad de reproducción con el crecimiento “explosivo” del cuerpo en general y de los órganos genitales en particular por el incremento notable de las hormonas ováricas y testiculares. Estos cambios, sumados a la evolución psíquica de la etapa, producen una profunda transformación en la relación padre/madre-hijo/hija para la cual no están “preparados”. Nadie nos enseña a ejercer la “profesión” de ser padre o hijo.
Llegado este punto, el profesional idóneo (psiquiatra, psicólogo, clínico, pediatra, ginecólogo) surge como una valiosísima ayuda para la prevención y para la atención de diferentes situaciones conflictivas médicas o psicológicas específicas de la edad.
Al hablar de profesional idóneo me refiero a aquel que se ha capacitado en su especialidad de base y en la atención de los adolescentes. En este sentido, la Sociedad de Pediatría a través de cu Comité de Adolescencia desde hace muchos años (1978) capacita a los pediatras con vocación (que no son todos) para ocuparse además de los niños, de los jóvenes.
De la misma manera, la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto-juvenil a través de cursos anuales directos o a distancia y de los 15 Congresos ya realizados, ha capacitado a numerosos ginecólogos que felizmente ya integran los listados médicos de las Obras Sociales o Seguros bajo el rubro Adolescencia. Además, en la mayoría de los Hospitales de la Capital Federal existen consultorios especializados para adolescentes donde clínicos y ginecólogos interactúan en la atención de los jóvenes, varones o mujeres. En los de mayor complejidad (Hospital de Clínicas) se agrega el equipo de salud mental y trabajadores sociales, realizando una atención multi e interdisciplinaria.

Ante todos estos cambios y conflictos de la adolescencia, las madres nos preguntan: ¿Cuándo debo llevar a mi hija al ginecólogo infanto- juvenil?
Alrededor de los 11 años, ya que aproximadamente a esa edad comienzan las modificaciones del esquema corporal relacionadas con el inicio de la pubertad. Las mismas se acompañan de cambios psicológicos y sociales propios de esta etapa, lo que lleva a la púber a crear vínculos diferentes con su familia, amigos, docentes y médicos.
Los especialistas en ginecología de la niña y de la adolescente (infanto-juvenil) tenemos en cuenta todos los aspectos antes mencionados para la atención integral de la paciente y por ello el manejo de la consulta difiere de la de la adulta. Además, estamos en comunicación permanente con profesionales de otras disciplinas, como por ejemplo, pediatras o clínicos especializados en adolescencia, psiquiatras, psicopedagogos, psicólogos, nutricionistas, endocrinólogos, entre otros.
Por lo tanto, nuestra función consiste, además de en el diagnóstico y tratamiento de patologías ginecológicas, en:

•Acompañar a la paciente en su crecimiento y desarrollo (controlando el peso, la talla y cómo se van desarrollando los caracteres sexuales secundarios: mamas, vello pubiano y axilar, primera menstruación, etcétera).
•Educar, o sea, informar acerca de la higiene menstrual (utilización de tampones, por ejemplo) y despejar dudas acerca de la normalidad o no de modificaciones corporales (que suelen crear gran preocupación)
•Hacer prevención: para evitar conductas de riesgo, como por ejemplo, lo relativo a los hábitos alimentarios, dietas y sus consecuencias.
•Detectar situaciones o conductas de riesgo para poder encarar los problemas desde el inicio y, si fuera necesario, con la ayuda de profesionales de otras áreas: trastornos de la conducta alimentaria (anorexia-bulimia), consumo de alcohol, drogas y tabaquismo.
•Generar o dejar un espacio abierto propio para la púber o adolescente en el cual se sienta cómoda, contenida y que le permita recurrir ante cualquier inquietud o preocupación en el futuro (anticoncepción, prevención de enfermedades de transmisión sexual, SIDA, etc.)
Es probable que pensar en llevar a su hija por primera vez al ginecólogo le genere temor, pero si lo supera y piensa todo lo anteriormente explicado, se dará cuenta que, al contrario, se sentirá más tranquila (y también su hija) con el respaldo de un profesional especializado.
Este mismo esquema es válido para los varones, más renuentes a consultar porque por ser hombres, suponen “saber todo”. El clínico pediatra entrenado sabrá escucharlo y ayudará a los padres en su desarrollo. Hoy día no es infrecuente ver “luchar” a una madre separada con su hijo varón adolescente. Ella, desde su lugar de mujer no puede orientarlo adecuadamente, especialmente en lo referente a la sexualidad que empieza.
De esta manera se completa el trípode ideal de contención para el desarrollo normal biopsicosocial de los jóvenes, el cual es la familia, la escuela y el equipo de salud

Les envío como aporte y para ampliar estos conceptos diferentes artículos publicados en el diario La Nación escritos por prestigiosos especialistas que complementan muy bien todos estos conceptos:

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=783732

Artículo: Adulto en deuda con los jóvenes. Mariano Narodowski

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1043037

Artículo: La importancia de la mesa familiar

http://www.corrientesonline.com/notix/noticia2007.php?i=09535

Artículo: Se lanza el primer Programa Nacional de Prevención

¡Gracias Dr. José María Méndez Ribas!

* Profesor Consulto de Ginecología de la Universidad de Buenos Aires
* Director docente del Programa de Adolescencia del Hospital de Clínicas.
* Miembro de la C.D. de la Federación Internacional de Ginecología Infanto-juvenil.
* Director de la Certificación Internacional

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