¡Doctor, el nene no come!

Por Dr. Jorge Augusto García Echalecu

Entre los padres, el motivo de consulta más frecuente tal vez sea la falta de apetito de sus hijos. Si bien este problema puede deberse a cuestiones de salud, muchas veces se trata de usar la imaginación para atraer a los más chicos hacia nuevos platos.

Los padres no deben preocuparse si un niño que no come está sano y alegre, corre, juega, crece y se desarrolla según los controles pediátricos. No necesariamente hay síntomas de enfermedad acompañante.
Las circunstancias laborales y sociales de la vida actual hacen difícil, en muchas familias, la tarea de crear hábitos, horarios y ambientes propicios para el ritual de la comida. Esto incide negativamente en los desórdenes alimenticios.

La edad más frecuente de aparición es entre los 2 y los 5 años, etapa en la que la tasa normal de crecimiento es baja (aumentan 1 ó 2 kilos anuales). Los papás deben saber que la necesidad de alimentos y el apetito es menor en este tiempo, denominado “inapetencia fisiológica”.
A esa edad los niños comienzan a descubrir el mundo que los rodea y su interés por explorarlo es mucho mayor que el que ponen en la comida. También captan que para los padres el momento de la comida es muy especial y está dedicado exclusivamente a ellos, por lo que harán “un manejo” si perciben ansiedad o angustia en los mayores. Muchos “enanos” se devoran todo en el jardín o en la casa de un amigo pero en casa nada. La mejor postura es mantenerse totalmente indiferentes y ajenos a su comida mientras el niño se alimenta.

Es esencial NUNCA FORZARLOS A COMER y evitar enfrentamientos para no crear sentimientos de rechazo a la comida. El apetito es un deseo placentero y puede transformarse en una sensación desagradable si se le exige al niño que coma.

Trataremos de darles algunos consejos muy simples, además de desmitificar ciertos temores que traen a la consulta:

•Hacer comidas divertidas, con colores y formas, haciéndolos participar en la preparación y en el tendido de la mesa, como si fuese un juego.

•Añadir nuevos sabores y texturas. Los gustos de los niños pueden ir cambiando; lo que hoy rechazan, les agrada mañana.

•No ofrecer platos alternativos durante la comida. Si no quiere comer, no hay que dramatizar ni castigar.

•Servir porciones pequeñas para que vuelva a pedir. Debe comer despacio, sin apuro.

•No “picotear” entre las comidas y evitar comida “chatarra” para no crear malos hábitos alimentarios. Establecer un intervalo de 4 ó 5 horas entre las comidas es suficiente para que experimente hambre.

•Crear un clima calmo mientras se come, no prender la televisión o la radio y evitar discusiones.

•En lo posible, establecer horarios para las comidas y adecuarlos para que esté todo el grupo familiar junto durante ellas. Nadie puede levantarse de la mesa antes de terminar.

•Evitar que esté cansado o tenga sueño antes de la comida. Organice sus horarios teniendo en cuenta sus hábitos de sueño y sus tareas diarias.

•No obligarlo a que coma de la manera que nosotros queremos sino dejarlo que lo haga como a él o a ella le resulte más fácil (con cuchara, tenedor o la mano). Es recomendable que no utilice juguetes, lea libros o alguna otra situación que lo disperse del acto de comer.

•Evitar el “chantaje” material o afectivo: “si comés te regalo el muñeco que te gusta”, “si no comés mamá se pone triste”. Premiar o castigar al niño por el hecho de alimentarse es un factor más de desmotivación por la comida.

•No utilizar vitaminas ni jarabes para despertar el hambre por cuenta propia. Su exceso puede ser perjudicial y además no son nutritivos ni estimulan el apetito.

•Es fundamental el compromiso de todos los miembros de la familia (padres, tíos y sobre todo abuelos) para resolver este problema y evitar los dobles mensajes, que pueden ser utilizados por ellos para manipular a su gusto a toda la familia.

En conclusión, la falta de apetito en un niño sano, que crece bien y sin otros síntomas, no debe preocupar. Los chicos son muy inteligentes y los papás deben confiar en el instinto propio que tienen para comer lo justo y necesario. Ningún ser humano en presencia de comida se deja desnutrir o “morir de hambre”.

CONSULTE SIEMPRE A SU PEDIATRA

Dr. Jorge Augusto García Echalecu

2 Responses to ¡Doctor, el nene no come!

  1. mariana dice:

    Excelente comentario…muy util cuando las mamas no se sabemos que hacer cuando el nene no come!…

  2. Soledad Ros dice:

    Muchas Gracias Dr Jorge! retransmito la nota a demás padres

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