EL ESTRÉS – SEÑAL DE ALARMA

Por Dr. Saul Salischiker

Las estadísticas que se reciben en los últimos tiempos informan que los trastornos, las enfermedades y las muertes, como consecuencia del Estrés, aumentaron de manera alarmante.

Por un lado, la mayoría de las personas usan cotidianamente el término ESTRÉS, pero desconocen su real significado. Los médicos, por otro lado, si no encuentran el motivo de una dolencia, utilizan el Estrés como comodín y culpable de todos los infortunios. En general tienen razón, ya que la mayoría de las personas lo padecen, pero por otro lado no le recetan el tratamiento adecuado y lo minimizan, o le devuelven al paciente un “modifique su vida…”, o “baje un cambio…”, pero no le dicen cómo hacerlo.
Una de las tantas definiciones del Estrés sería “el desajuste entre el hombre y el ambiente”, entendiendo como ambiente no sólo su entorno físico sino también la realidad percibida por cada uno. También otra definición sería” cuando frente a un estímulo no especificado un individuo pierde la capacidad de adaptación, y para que un suceso sea percibido como estresante, dependerá de la naturaleza del mismo, de los recursos de cada persona, de sus defensas, y de los mecanismos de afrontamiento.”
Hace ya más de 30 años, en una oportunidad, acompañé a mi hermana -que actualmente vive en Roma- al teatro Colón para ver la ópera “Carmen”. Mi hermana era amante de la ópera y yo no estaba interesado en lo más mínimo, pero su insistencia (en realidad admiro su perseverancia) venció mi resistencia, de tal manera que soporté estoicamente todo el espectáculo tratando de poder ver el reloj en la oscuridad para saber cuánto faltaba, moviéndome en el asiento o contemplando a mi alrededor.

De pronto al mirar al señor que estaba a mi lado, observé sorprendido que estaba llorando; siempre recuerdo esa escena porque me hizo comprender claramente cómo una misma situación puede ser angustiosa o tensionante para una persona y motivo de deleite y goce máximo para otra.
Desde hace tiempo las investigaciones distinguen dos tipos de Estrés: el EUTRES, que es beneficioso, y positivo para el organismo (por ejemplo, un muchacho espera el encuentro con una chica que le gusta y tiene taquicardia) y el DISTRES que es perjudicial y negativo. Allí el individuo no tiene capacidad de adaptación, genera agotamiento y puede traer primero cambios funcionales y luego orgánicos. O sea que el Distrés puede generar enfermedades orgánicas como infarto, úlcera o psíquicas como Depresión o Ansiedad. En realidad, cuando mencionamos al Estrés estamos hablando del Distrés. El Estrés -es decir el estrés positivo- normalmente lo ignoramos y es importante tenerlo en cuenta.
Como el Estrés puede traer en el individuo los trastornos mencionados, debe ser tratado correctamente por el Psiquiatra, que conoce la medicación específica que debe utilizar, y con psicoterapia dinámica, con objetivos focalizados, o cognitivo conductual, que también da buenos resultados. El aspecto paradójico por otro lado, esta en el Manual de Enfermedades Mentales que utilizamos los Psiquiatras, en el cual solamente aparece como diagnostico la palabra Estrés, en el Trastorno de Estrés Postraumático(F43.1) , y en el Trastorno de Estrés Agudo(F43.0), que corresponden a situaciones limites, o muy traumáticas (guerra, accidentes, violaciones, etc.)a que ha sido expuesta una persona.
El Diagnóstico que se refiere al Estrés que menciono en este articulo es el de Trastorno Adaptativo (F43), en el cual los síntomas aparecen en respuesta a un estresante identificable, pero que depende la reacción de las características de cada persona.
En definitiva independientemente de la denominación, que se use, el Estrés debe ser tratado para evitar lesiones orgánicas. La medicación se indicaría para actuar rápidamente en la sintomatología, y la Psicoterapia para ayudar al paciente a modificar los tipos de hábitos y conductas, que lo llevan a vivir mal y probablemente poco.

Cuando experimentalmente se ha sometido a ratas a un constante e impredecible estrés (por medio del hacinamiento, shocks eléctricos, cambios en las comidas, interrupción del sueño, etc.) se ha comprobado que los animales se vuelven tensos, irritables, incapaces de descansar, etc. (cualquier coincidencia con los argentinos de hoy es pura coincidencia).
Si tomamos como ejemplo al “Homo Sapiens” en la prehistoria sabemos que aquel estaba sometido a muchos peligros, cazar para sobrevivir, abrigarse por las bajas temperaturas, buscar un refugio, evitar el ataque de animales peligrosos, etc. El hombre actual que, aparentemente, tiene una vida más confortable, debe estar en la pelea por posicionarse en la vida, debe soportar las presiones de la sociedad de consumo; nunca está tranquilo ya que (por ejemplo) el celular puede sonar en cualquier momento y lugar.
Es decir que, comparando tipos de vida riesgosa, el hombre primitivo tuvo una vida bastante más tranquila y apacible que el actual. Si uno viaja en subte o en colectivo y se dedica a mirar las caras de las personas, se da cuenta rápidamente que la mayoría está preocupada o malhumorada. Estudios serios han comprobado que las personas que se enfrentan al estrés general en forma optimista no suelen experimentar trastornos somáticos; en cambio en los pesimistas, sucede todo lo contrario, es decir, aumenta la cantidad de patologías.
Hoy también se sabe que el Estrés sería causa probable de una cantidad de enfermedades no explicadas para la medicina actual y que están en franco incremento: cistitis intersticial, fibromialgia, colon irritable, depresión atípica, dolor pelviano crónico, síndrome de fatiga crónica, etc.

En conclusión, sugiero dos cosas: Primero, que la mejor droga antiestrés es el placer (considerando lo que es para cada uno placentero) o sea, busque siempre el placer, no se resigne. Tener cosas placenteras, es tener recreos (como en el colegio), y los recreos son importantes para poder seguir enfrentando las dificultades que nos presenta la vida. Recuerde que estar sano psíquicamente no significa no tener problemas, sino el poder enfrentarlos.

Segundo, no desestime las señales de alarma del cuerpo o la mente. La mayoría de las personas con consecuencias físicas o psíquicas del estrés tuvieron antes alguna señal.
Una vez me encontraba viajando en mi auto y de pronto sentí un ruido en el motor. Me tapé con algodones los oídos y dejé de sentirlo ya que estaba apurado. Luego se prendió una luz roja en el tablero, me puse anteojos muy oscuros y dejé de verla. Poco después el auto se detuvo y no funcionó más, me costó más dinero arreglarlo y estuvo más tiempo en reparación.
Cuántas veces hacemos lo mismo con nuestra propia persona, negamos las señales de alarma, pero el costo puede significar la vida o lesiones permanentes. En ese momento ya es tarde, ya no son señales son consecuencias.
O sea que quien no percibe las señales recibe inevitablemente las consecuencias. Y si percibe las señales pero no está seguro de qué hacer o cómo hacer para cambiar de vida no importa. Por lo menos comience a dudar del tipo de vida que lleva, comience a reflexionar, en la duda comienza el camino para el cambio.
Como dijo Jorge Luis Borges “la duda es uno de los nombres de la inteligencia”.

Dr. Saul Salischiker

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