Adictos a Internet, los jóvenes pierden contactos familiares

Por Dr. Ariel Melamud

Por la noche, antes de irse a dormir, al llegar del colegio o de la facultad. Durante el fin de semana, antes de salir o en cualquier momento del día. Los usuarios de Internet son cada vez más y el tiempo que dispensan frente a la computadora los aparta, muchas veces, del entorno familiar.

Según un informe que recopila datos sobre Internet y las redes sociales, provisto por la agencia de medios Mindshare, casi el 50 por ciento de los adolescentes permanece conectado, por lo menos, dos horas diarias durante los siete días de la semana, y chatear es su predilección. El 92% lo hace con amigos y la mayoría se conecta antes de irse a dormir.

“Los adolescentes interactúan diariamente con el que está del otro lado, pero los que estamos de este lado, en casa, vemos una espalda”, grafica el doctor Ariel Melamud, coordinador del Grupo de Informática de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

En sintonía con una tendencia mundial, un estudio de una universidad de California, en los Estados Unidos, reveló: “La gente pasa menos tiempo con sus familias en momentos en que redes sociales como Facebook, MySpace y Twitter están en pleno auge”.

Camila Echevarría y Fernando Maggi, padres de tres hijos de 3, 6 y 9 años, admiten su preocupación por la conducta adictiva que puede generar la conexión virtual. Por eso, como medida preventiva, y aunque resulte extraño en esta época, en su casa no hay ninguna computadora, excepto una minilaptop que permanece guardada bajo llave.

“Si a las dos consolas de juegos les sumara una computadora, estarían enchufados todo el día. Una de las razones por las cuales nos mudamos a una casa fue por la posibilidad de que tuvieran otros espacios de juego al aire libre y no estuvieran todo el día encerrados”, explica Camila.

Luego de un viaje, la pareja acordó con sus hijos que traerían una mininotebook con el fin de usarla solamente para los trabajos de la escuela. “Nos la piden y nos conectamos juntos y, en ese momento, aprovechamos para navegar, jugar un rato o chatear. Pero, después, la computadora vuelve a su lugar -aseguran-. Al que más le cuesta aceptarlo es al mayor, y nosotros también somos conscientes de que pronto no vamos a poder sostener más esta situación. La tecnología forma parte de sus vidas, pero también creemos importante que compartan más tiempo en familia y disfruten de otros hábitos de esparcimiento.”

En el último año, la cantidad de personas que se conectan a la Web aumentó un 25%, y según los registros de Microsoft e Interactive Advertising Bureau de la Argentina, en el país existen entre 10 y 11 millones de usuarios únicos.

El correo electrónico, el chat y las redes sociales son algunas de las actividades favoritas de los cibernautas: sólo los usuarios de Messenger chatean 286 millones de minutos por mes y Facebook, con 5.500.000 inscriptos, logró septuplicar la cantidad de registros en un año.

En cuanto a la composición de usuarios, uno de los segmentos que más crece tiene como protagonistas a los jóvenes y adolescentes, un grupo al que el mercado digital denomina como early adopters . “Son los que primero se apoderan de las nuevas tecnologías”, afirma Martín Spinetto, gerente de Marketing de Microsoft. Y sobre ellos también fijan la mirada padres y especialistas, preocupados por la cantidad de tiempo que los chicos permanecen conectados.

Según Melamud, “lo ideal sería que Internet fuera parte de la vida familiar, y al igual que uno comenta un programa de televisión, la Web también debería ser un tema de charla en la mesa -opina-. Hay tres puntos importantes: cuando son chicos, la supervisión; en la adolescencia, las normativas, y lo que nunca puede faltar es el diálogo”.

En el caso de la familia Lidsky, por ejemplo, las reglas parecen cumplirse al pie de la letra. Y para Gabriela Lidsky, madre de tres varones de 10, 15 y 17 años, el tiempo que los chicos permanecen conectados no interfiere en el vínculo familiar. De hecho, cada uno tiene una computadora en su dormitorio.

“No pasan un día sin conectarse -reconoce Gabriela-. Los más grandes tienen una vida social muy ligada a la Web y casi siempre se comunican con sus amigos por Messenger. Es cierto que con el más chico tenemos más recaudos. En su PC, instalamos filtros de seguridad. Con los más grandes siempre charlamos y ellos saben cuáles son los límites.”

Melamud, sin embargo, advierte que la ubicación de la computadora en la casa es un factor decisivo. “Nunca debe estar en el cuarto de los chicos. Lo mejor es un lugar neutro, como un escritorio o, incluso, en el living. De esta manera, el chico puede conectarse, pero sabe que cualquiera puede relojear lo que está haciendo”, dice.

Favorecer la integración
Según los expertos en la Red, lejos de actuar como un medio aislador, “la Web se utiliza para estar vinculado con otros”, opina Andrés Iglesias, coordinador de Digital, de la consultora Mindshare.

Spinetto coincide, y agrega: “El 30% del tiempo que la gente está conectada lo usa para comunicarse con otros, lo que confirma que una de las bondades de las nuevas tecnologías es la comunicación y la integración social sin fronteras”.

Al consultorio de la psicóloga Marcela Barilaria, docente del Centro Dos, concurre una gran cantidad de adolescentes. “Cuando Internet se convierte en un refugio de escape y captura al sujeto del entorno, está denunciando un conflicto al que hay que prestarle atención y lo peor que uno puede hacer es intentar borrar el síntoma del mapa. Para ese adolescente Internet es la solución y sobre eso hay que trabajar

Les recomiendo leer esta nota escrita por la Periodista Soledad Vallejos y publicada en el Diario La Nación el domingo 2/8/09 (http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1157738)
 
Diario La Nación

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