Grandes hábitos alimenticios desde chiquitos

Por Dra. Gabriela Urman

La supervisión de la alimentación infantil constituye una tarea habitual en las consultas de pediatría. Sin embargo, a veces nos es difícil competir contra el impacto que la publicidad y la industria alimenticia tienen en los patrones de consumo.

En el momento actual el mayor riesgo nutricional durante la infancia en países desarrollados no es la desnutrición, sino la obesidad y otras enfermedades crónicas que se relacionan con el consumo excesivo de algunos nutrientes. Existen además otras enfermedades que, sin ser una amenaza grave, también afectan de forma negativa a la calidad de vida, como las caries, la osteoporosis, etc. Por eso, hacemos hincapié en guiar las prácticas alimentarias familiares hacia patrones más saludables desde edades tempranas.
En la sociedad actual se están produciendo cambios en las prácticas nutricionales que comenzando en la infancia pueden contribuir al desarrollo de algunas enfermedades crónicas de la edad adulta: obesidad y sobrepeso, Diabetes mellitus tipo 2, algunos tipos de cáncer y diversos padecimientos cardiovasculares.

Algunos factores de riesgo relacionados con las enfermedades cardiovasculares comienzan en la infancia. Si bien hoy en día se consume menos cantidad total de grasas, ha aumentado considerablemente la proporción de grasas saturadas de origen animal y de grasas insaturadas trans en la dieta, éstas últimas procedentes de alimentos panadería y pastelería, etc. Las grasas saturadas son de origen animal. Los ácidos grasos poli insaturados, disminuyen los niveles de colesterol total. El ácido oleico, procedente del aceite de oliva, es considerado cardioprotector. Es bueno saber que si se modifica el patrón de consumo de grasas, es posible disminuir el riesgo cardiovascular.
En las sociedades industrializadas hay un marcado incremento de la prevalencia de Diabetes. Esto ocurre como efecto final décadas después de establecerse el hábito de consumo de hidratos de carbono simples.

El consumo excesivo de alimentos ricos en azúcares tiene varios efectos negativos a largo plazo:

• Aportan mucha energía total, que de no consumirse se almacena en forma de grasa.
• El consumo de jugos y gaseosas tiende a sustituir al de frutas, leche y agua.
• Muchos de los alimentos dulces llevan asociadas importantes cantidades de grasas (como los cereales de desayuno chacoloteados, productos de panadería y pastelería, etc.).

El depósito de calcio en el esqueleto se realiza durante las tres primeras décadas de la vida. Si falta calcio en la dieta, los huesos serán frágiles y con más riesgo de fracturas con la edad. También influyen factores genéticos, la cantidad total de energía y de proteínas en la dieta, la vitamina D, el consumo de alcohol o de tabaco y sobre todo, la actividad física. La leche y sus derivados son la principal fuente de calcio en la dieta (aunque no la única). En general sobrevaloramos la importancia de los lácteos en la dieta infantil.
Una alimentación de alto contenido en fibra, frutas y verduras y baja en carnes rojas es probablemente protectora frente al cáncer en la edad adulta.
La obesidad representa un grave problema a nivel mundial. Cuando comienza en la infancia o adolescencia es probable que persista en la edad adulta. Por eso se deben dedicar esfuerzos para informar a los padres de aquellas medidas que pueden contribuir a que sus hijos e hijas tengan un peso saludable.

Algunas recomendaciones de expertos (para aplicar tanto en casa como cuando salimos):
• Asegurar el acceso a alimentos y bebidas nutritivos y de alto contenido en fibra, tanto a las horas de comer como entre horas.
• Limitar el acceso a alimentos y bebidas de alto contenido calórico y bajo en nutrientes.
• Evitar el uso de la comida o alimentos concretos como recompensa.
• Estimular que se tome el desayuno a diario.
• Proporcionar oportunidades para realizar actividad física.
• Limitar el tiempo dedicado a la TV y a entretenimientos sedentarios. Menos de 2 horas de “pantallas” al día.

PARA PREVENIR RECOMENDAMOS:
Enfermnedad cardiovascular
Disminuir consumo de grasas saturadas (animales), grasas trans y colesterol
Aumentar el consumos de grasas insaturadas (pescado, aceite de oliva)

Diabetes mellitus tipo 2
Limitar la ingesta de bebidas azucaradas

Osteoporosis
Consumir 2 a 3 raciones de lácteos por día
Optar por productos descremados si hay factores de riesgo (por estricta indicación del pediatra- nunca antes de los 2 años de edad)

Cáncer
Incrementar consumo de verduras, legumbres, frutas, hortalizas y cereales integrales. Todos los días y de ser posible en todas las comidas

CONSULTE SIEMPRE A SU PEDIATRA

Dra. Gabriela Urman

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