El cerebro de los niños, los límites y la felicidad.

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¿Por qué el cerebro de los niños necesita límites?

El neuropsicólogo español y doctor en psicología Álvaro Bilbao afirma que existe toda una región del cerebro dedicada exclusivamente a fijar límites, a hacerlos valer y a ayudar a las personas a tolerar la frustración que supone su cumplimiento. Además, añade que esta región, la llamada prefrontal (la que ubicamos en nuestra ‘frente’), es la más importante para conseguir la felicidad.

Y es que la corteza prefrontal es la encargada, entre otros aspectos, de:

- Trabajar por la interiorización de las normas

Tanto las normas de casa, las del trabajo, las del colegio, las de un juego, las del supermercado o las de la circulación por carretera.

- Posibilitar el autocontrol

Será la corteza prefrontal la que haga de filtro de autocontrol para que nuestro cerebro más primitivo no sea el que actúe, por ejemplo, pegando o rompiendo algo cuando estamos enfadados.

- Planificar y organizar las tareas

Por ejemplo, cuando hay que hacer tareas escolares, recoger los juguetes de la habitación o preparar una fiesta de cumpleaños.

La vida, casi sin darnos cuenta, nos va poniendo límites como, por ejemplo, en la carreta cuando conducimos, y eso no es negociable bajo ningún concepto. De la misma manera debemos ir poniéndoles límites a nuestros hijos e hijas: de forma coherente y sin antojos por nuestra parte. Es decir, si después de cenar no se ve televisión, pues no se verá, aunque el niño o niña esté insoportable y por tal de no oírle le ponga la tele.

Consejos para poner límites y normas a nuestros hijos

Los niños necesitan normas y límites para ser felices

 

Los límites deben ir poniéndose desde el momento del nacimiento del bebé. Debemos tener en cuenta que cuando el bebé vive en la tripa de su mamá no tiene ningún tipo de límite; no los conoce porque no los hay. Sin embargo, una vez que nace empiezan las normas y después irán viniendo los límites: quizá tenga que esperar unos minutos hasta que se le pueda dar la comida o hasta que pueda ser cambiado, aunque proteste por estar incómodo, incluso cuando se le coge quizá él quiera tirarse al suelo o voltearse, pero ahora no es el momento y será el adulto el que, con amabilidad y firmeza (como bien nos enseña la disciplina positiva) le enseñe el límite.

Aquí os dejo algunos consejos para ayudaros a poner los límites:

1. No te demores en poner un límite si valoras que una conducta es inadecuada o crees que se puede producir.

2. Evita, si puedes, una acción que consideres inadecuada. Esto puede ser más efectivo que corregirla a posteriori.

3. Los límites puestos valen para siempre. Aunque una conducta no adecuada, aparentemente haya desaparecido, puede volver a darse.

4. Es necesario que haya un acuerdo entre los adultos, es decir, ambos progenitores o adultos que vivan en el hogar deben tener claros los límites y cumplirlos.

5. Proponer los límites desde la tranquilidad, es decir, el límite no se pone desde la rabia o el enfado.

6. Utilizar siempre la confianza y el cariño, ya que son lo que los niños necesitan. Los pequeños deben saber que les guiamos por buen camino.

 

Mamis y papis, no le tengáis miedo a poner límites. Bien utilizados son necesarios para el adecuado desarrollo de nuestros hijos e hijas.

 

 Guiainfantil.com.

 

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