Gripe porcina: perspectivas para 2010
Por Dr. Francisco Díaz Mitoma
Debido a la complejidad del tema, muchas veces es difícil comprender cabalmente el fenómeno de la influenza H1N1, más conocida como gripe porcina. A continuación, una completa guía sobre el tema.
En primer lugar, es importante establecer la diferencia entre la influenza estacional y la pandémica. En el caso de la influenza estacional, se trata de la gripe que llega todos los inviernos y afecta aproximadamente al 15% de la población. Puede ser mortal en ancianos y enfermos crónicos.
La influenza pandémica ocurrió cuatro veces en el siglo XX e infectó a más del 30% de la gente. Aparece en cualquier momento del año y tiene una tasa de mortalidad más alta, especialmente si el huésped presenta determinados factores (embarazo, asma, diabetes, obesidad, etc).
Las pandemias son parte de la historia natural de la influenza. Sin embargo, debemos tener en cuenta que las intervenciones sanitarias modifican absolutamente el panorama. Por ejemplo, en 1918, una pandemia de H1N1 mató a 40 millones de personas en el mundo. En 2009, debido a mejores medidas de prevención y de tratamiento, asistimos a una de las pandemias con menor mortalidad de la historia (menos de 20 mil decesos en el planeta).
En los últimos meses, ha habido una disminución importante del virus H1N1. Todavía se ven casos en adolescentes y adultos jóvenes. Los nacidos antes de 1957 tienen menor riesgo de severidad e infección.
Tipos de intervenciones
No farmacéuticas
Se basan en medidas higiénicas, de educación y promoción de la salud. Sirven para prevenir y detener el contagio a través del cuidado individual de la salud. Estas medidas pueden ser de higiene respiratoria (toser y estornudar en el ángulo interno del codo), de higiene de manos, de higiene general del hogar y de distanciamiento social (no ir a lugares de alta concurrencia).
Para la gran mayoría de los países, la intervención farmacéutica no tuvo impacto en la curva de infección con H1N1 pues no estuvo disponible la vacuna a tiempo. La intervención no farmacéutica disminuyó drásticamente la tasa de infección, pero la pandemia continuó apenas se levantaron las medidas restrictivas. Por lo tanto, las intervenciones farmacéuticas son necesarias.
Farmacéuticas
Básicamente, se trata de la utilización de medicamentos antivirales y una vacuna específica contra el virus pandémico. Previenen la enfermedad y proporcionan tratamiento adecuado a los pacientes.
Perspectivas a futuro
La influenza estacional continuará año a año. Cabe aclarar que la vacunación contra la influenza estacional podría prevenir otra pandemia en el futuro porque reduce la carga de enfermedad anual, reduce el riesgo de co-circulación y de recombinación genética de cepas animales y humanas. Igualmente, de ninguna manera los anticuerpos generados por la vacuna contra la influenza estacional protegen contra la infección del virus de influenza A H1N1 2009.
La vacuna contra cepas estacionales es útil pero no perfecta. Debe administrarse, sobre todo, en mujeres embarazadas y en personas con condiciones crónicas. Las vacunas y los antivirales deben ser usados racionalmente, de modo que siempre se reciban a tiempo y en suficientes cantidades. Los pediatras juegan un papel muy importante en la educación de los padres para el uso de las vacunas.
Generalmente, la responsabilidad de producir vacunas está en las compañías farmacéuticas.
Apenas se declara la pandemia, deben contar con suficientes vacunas tan pronto como sea posible. En la mayoría de países europeos y en Estados Unidos, la responsabilidad es compartida entre la industria farmacéutica y autoridades de salud nacional e internacional, así como de médicos pediatras y generales. Esto es un ejemplo que deberían seguir los países latinoamericanos para estar mejor preparados en caso de presentarse una situación similar a la del año pasado.
Francisco Díaz-Mitoma
Profesor de Pediatría y Microbiología
Universidad de Ottawa
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