El amor y la espiritualidad: soplo de aire

Por Dr. Saul Salischiker

Si entendemos como Espiritualidad, la manifestación y el desarrollo de las capacidades del espíritu de cada persona, puede experimentarse tanto como una referencia interna de sentirse vivo, como una necesidad de expresión relacionada con el arte, como un acto creativo, como la necesidad de contactarse con la naturaleza o también como la búsqueda de un Dios o de lo divino.

Me contaron la siguiente historia: en una Universidad, hace muchísimos años, un Profesor preguntó a sus alumnos: ¿Dios creó todo lo que existe? ¡Sí!, contestó la mayoría. Entonces continuó el Profesor: Si Dios creó todo lo que existe, Dios creó el mal y siguiendo ese razonamiento o Dios es malo o Dios no existe. Silencio…

De pronto un alumno se puso de pie y le preguntó al Profesor: Dígame, ¿el frío existe? Sí, dijo el Profesor, claro que existe. ¡No!, contestó el alumno, según la física los cuerpos emanan calor, el frío es una palabra inventada por el hombre para denominar la ausencia de calor. Silencio…
¿Y la oscuridad existe? insistió el alumno. Sí, claro dijo el Profesor. No, según la física existe la luz, que es lo único que se puede estudiar con un espectro fotómetro. La oscuridad es una palabra inventada por el Hombre para denominar la ausencia de luz. Siguiendo ese razonamiento el mal no existe, el mal sería una palabra inventada por el hombre para definir la ausencia de Dios en el corazón. Silencio…
El alumno era Albert Einstein a los 18 años, aproximadamente. Yo pienso que el joven Albert se refiere, más que a la ausencia de Dios (porque tal vez era creyente en ese momento), a la ausencia de espiritualidad, ya que concuerdo con muchos filósofos en que existen más evidencias científicas que el Hombre creó a Dios de que Dios creó al Hombre.

De todas formas yo entiendo que, en la historia mencionada, el Bien representa la Espiritualidad y el Mal representa la falta de Espiritualidad.
Si entendemos como Espiritualidad la manifestación y el desarrollo de las capacidades del Espíritu de cada persona, puede experimentarse tanto como una referencia interna de sentirse vivo, como una necesidad de expresión relacionada con el arte, como un acto creativo, como la necesidad de contactarse con la naturaleza o también como la búsqueda de un Dios o de lo divino.

También hay que tener en claro que la capacidad espiritual por sobre todo está relacionada con la capacidad de amar y de vivir dentro del amor. Y entonces podemos comprender que hay personas que no aman y, por tal motivo, no tienen necesariamente espiritualidad; diciéndolo en otro sentido, una mala persona carece de espiritualidad. O sea que, esquemáticamente, se puede dividir al ser humano en tres partes: en el cuerpo, la psiquis y el espíritu, estando todas ellas interrelacionadas. El mal ser humano se dividirá solamente en Cuerpo y Psiquis y justamente lo que lo hará poseer el mal es la falta del Espíritu.
Etimológicamente el Espíritu, tanto en Hebreo, como en Latín o en Griego significa: soplo de aire.
El buen ser humano puede ser espiritual y no ser religioso, es decir, no estar dentro de un sistema de creencias y cultos organizado por personas practicantes y no pertenecer a una Comunidad y no estar ligado a servir a un Dios por rituales determinados. Pero también un religioso puede no ser espiritual cuando utiliza la religión para tapar problemáticas psicológicas, ganar seguridad, posición social u otros fines no religiosos; claro que, en ese caso, sería una falsa religiosidad o una religiosidad vacía ya que, sin espiritualidad, la vida del creyente no tiene sentido alguno.

Existieron militares que, luego de cumplir sus prácticas devotas en la Iglesia, iban a torturar personas; existen musulmanes que a posteriori de realizar sus ceremoniales se inmolan en nombre de Dios. Y existen judíos ortodoxos que se pasan la vida estudiando la Torá, sin importarles discriminar o alejarse de su familia de origen por no pertenecer a su Comunidad. Tal vez el error esté en los distintos líderes religiosos que, en su deseo de sumar adeptos, no evalúan mínimamente el estado de salud mental de quien ingresa, aunque también es cierto que a los psiquiatras y psicólogos que debemos evaluar la salud mental de las personas tampoco se nos evalúa la nuestra.

Si bien tiene derecho cada uno de buscar la espiritualidad donde lo sienta, creo que existe un límite en las creencias, para no escindirse de la realidad.
En conclusión, se puede afirmar que las Buenas personas están unidas por la Espiritualidad, independientemente de creer o no en un Dios, están unidos por el Amor y por tal motivo deben aceptarse y tolerarse las diferencias mutuas ya que todos estamos dentro del mismo equipo. Justamente una demostración de que la persona es espiritual es cuando acepta sin discriminación todas las formas de espiritualidad.
De la misma forma, las Malas personas también están unidas, sean creyentes o no, por sus pensamientos y sus acciones ya que la verdad queda siempre indefectiblemente sometida a la realidad, es decir que es una incongruencia pregonar el amor a la naturaleza, a la vida, a la energía en los no creyentes, o a un Dios en los creyentes, cuando nuestras acciones están impregnadas de indiferencia, egoísmo o desamor.
Mi abuela (la bobe Anita) decía simplemente el mundo no está dividido entre religiosos y no religiosos sino entre buenas y malas personas.

Dr. Saul Salischiker

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