LA MEJOR VOZ ES LA VOZ AMADA

leer cuento

 

Estrategias Educativas

 

Para leer un cuento se necesita casi lo mismo que para bailar la Bamba: “un poquito de gracia y otra cosita”. La gracia la aporta cada niño: sus oídos atentos a esa voz que inventa un mundo, sus ojos abiertos y asombrados que van y vienen, del libro al rostro adulto, y esa cercanía deliciosa que tienen los niños para buscar refugio en el calor de sus seres queridos. Las otras cositas las aportan los adultos: ese ritual que se repite cuando papá, mamá o cualquier cuidador amoroso deja su vida en suspenso para entregarles una historia.
Sí, pero cómo leer, suelen preguntarme los padres. “Es que yo tartamudeo o leo despacio o muy rápido”… Por eso voy a contarles un secreto que me han contado los niños: nadie lee mejor los cuentos que un papá, una mamá o un adulto amado por ellos. Aunque yo hiciera un doctorado en el arte de contar cuentos, sus niños los elegirían a ustedes. ¿Y saben por qué?…Porque mientras leen, ustedes se revelan ante ellos: ustedes son el lobo y también el refugio, y los niños descubren que ustedes también podrían tener miedo y vencerlo, que ustedes también sueñan y sienten. No hay nada más fascinante para un niño que descubrir cómo se pueden experimentar, en ese lugar seguro del lenguaje, las emociones y las peripecias que nos hermanan a todos, grandes y chicos. Esa posibilidad de emocionarnos con la emoción de otros, que llamamos empatía, se aprende en las experiencias literarias de la infancia. Y como los niños tienen pocos años de experiencia, se asoman, a través de las historias que viven en sus voces, a la experiencia de los mayores.
Pero hay otra razón más poderosa para que sus niños los prefieran a ustedes y es que, mientras dura la historia, no se pueden escapar ni hacer nada distinto que estar ahí, de corazón y de viva voz. Y como a los niños les gusta tener cerquita a sus seres queridos, les pedirán un cuento y otro… y otro más. Porque los niños son hijos del “otra vez” y cuando descubren que las palabras son un conjuro para prolongar la presencia, prefieren sus voces a las de cualquier aparato, así como un bebé prefiere un arrullo cantado en la voz de su madre o su padre a la voz del mejor cantante del mundo.

Ilustración de George Dunlop Leslie (aprox.1879)

 Yolanda Reyes

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>