Padres divorciados: Construyendo relaciones con los hijos
Por más necesario que se considere un divorcio o una separación, siempre generan una situación difícil y desagradable para toda la familia, pero principalmente para los hijos. Los niños sufren por la separación y los padres deben estar conscientes de esto.
La separación o el divorcio constituyen un colapso para la estructura familiar y, los hijos se sienten tremendamente solos y asustados. Evocan en su mente una aguda y dolorosa sensación de shock, ansiedad, miedo intenso, depresión, aislamiento, irritabilidad, desconfianza y una gran confusión. Algunos de estos sentimientos se prolongan en el tiempo.
Las observaciones de los profesores indican que aproximadamente las dos terceras partes de los alumnos provenientes de familias divorciadas o separadas muestran cambios notorios en el ámbito escolar.
A muchos niños les produce problemas de concentración y un descenso de su rendimiento académico, llegando algunas veces a presentar déficit de atención. El centro educativo siempre ayuda, aunque quizás pudieran hacer más por los alumnos que pasan por esta crisis.
Los padres que se divorcian o se separan deben tener muy claro, que se divorcian entre ellos pero que no se divorcian de sus hijos. La regla de oro para prevenir traumas infantiles en la separación o el divorcio es que: el niño tenga la seguridad de que sus padres, por encima de todos los desacuerdos que haya entre ellos, los seguirán queriendo. Si los padres saben separar sus dificultades de pareja desenamorada de su función de padres amorosos de sus hijos, ¡el niño está salvado!
Los abuelos tampoco se divorcian de sus nietos. En los momentos de desaliento generados por el divorcio o la separación, los abuelos sirven de paño de lágrimas y representan un importante apoyo en las delicadas circunstancias por la que atraviesa el niño o el adolescente.
Si su familia pasó por esta situación o está en este proceso, le presentamos algunas recomendaciones para evitar que se vuelva más traumática y dañina.
Conserve una relación social, amigable y respetuosa con su expareja.
No subestime, ni ridiculice a su excónyuge, ni hable mal del mismo delante de sus hijos. Esto se considera una forma de “maltrato infantil”.
No discuta ni pelee con su expareja delante de los hijos.
Ellos tienen el derecho de pasar tiempo con sus dos padres.
Además de las visitas del fin de semana requieren, visitas cortas entre semana para que el padre/madre se acerque a su entorno y comparta sus rutinas.
Procure estar siempre al alcance de los hijos cuando necesiten comunicarse con usted.
No utilice al niño como mensajero ni espía de uno u otro padre.
El divorcio no le exime de sus responsabilidades como padre o como madre de sus hijos.
Procure sintonizar con el otro padre los límites y las normas disciplinarias.
Esté atento a los posibles efectos emocionales del divorcio en los hijos y busque ayuda profesional a tiempo.
Dr. HÉCTOR RODRIGUEZ. Psicólogo