El bullying o acoso escolar

Por Dra. Gabriela Bastarrachea Sosa

La mayoría de las personas recuerdan haber tenido en su niñez alguna experiencia con un niño agresor. El comportamiento agresivo sucede cuando uno o varios jóvenes abusan verbalmente, emocionalmente o físicamente a otro para hacerle la vida imposible.

Los jóvenes con comportamiento agresivo causan daños psicológicos y físicos a otros jóvenes. Muchos chicos abandonan la escuela, bajan su autoestima y experimentan depresión.
Los jóvenes agresivos no agreden delante de los adultos, por lo tanto los profesores y padres desconocen la existencia de estos comportamientos agresivos y desafortunadamente no pueden hacer algo para detener a los agresores o ayudar a los jóvenes que están siendo agredidos.

El bullying o acoso escolar es una conducta mediante la cual uno o varios individuos intentan establecer una posición de poder en su grupo, a base de la sistemática intimidación, abuso y violencia dirigidas a los individuos percibidos como más débiles o indefensos. Características físicas como el sobrepeso, la obesidad, complexión delgada, el uso de anteojos o el color de la piel son en ocasiones los detonantes que utiliza el agresor.
¿Cuál es el comportamiento que se ha observado en situaciones de abuso o acoso?

Se menciona que el 21% tienden a imitar o alentar a la(s) persona(s) que abusa(n) o acosa(n) hasta un 25% intenta parar estas conductas y lo intenta una o dos veces quizás avisando al maestro o comentándolo con su padres o hermanos mayores pero el 54% restante se limita a mirar silenciosamente la situación sin intervenir; y es justamente la indiferencia de los espectadores silenciosos, la que da fuerza y mantiene las conductas de abuso y acoso que perpetúan la problemática.

El comportamiento agresivo no es normal y no debe ser considerado como que es cosa de niños.
Los niños que muestran características crónicas de agresión hasta la edad de ocho años, tienen tendencia a involucrarse en actos delictivos y en violencia familiar a medida que crecen. También es probable que castiguen físicamente o abusen a sus propios hijos en el futuro.

Encuestas realizadas en escuelas primarias de los EEUU reportan que un 24% de los estudiantes de 6to grado dijeron haber sido víctimas de agresores.
De los estudiantes que tienen de 12 a 18 años, un 14% ha dicho haber sido víctima de agresores en la escuela los últimos 6 meses.
En Estados Unidos , los niños de 8 a 11 años, un 74% dice que en la escuela ven estudiantes haciendo burlas y demostrando comportamiento agresivo.
Los adolescentes indican que el burlarse y el comportamiento agresivo son problemas serios, más que el racismo, el SIDA, la presión de tener relaciones sexuales, consumir bebidas alcohólicas o de usar drogas.

Un 22% de los estudiantes de secundaria informan que los problemas académicos son debido al comportamiento agresivo de sus compañeros. Los jóvenes que son agredidos corren un mayor riesgo de sufrir ansiedad, depresión, soledad, infelicidad y falta de seguridad en sí mismos. Los estudios revelan que a pesar de que los hombres tienen más tendencia a ser agresores o víctimas de agresores más que las mujeres, ellas tienden a ser mas agredidas verbalmente y psicológicamente (por comentarios o rumores relacionados con el sexo). Los hombres dicen con mayor frecuencia que han sido agredidos físicamente (al haber sido golpeados, abofeteados o empujados).

También se hacen amenazas de lastimar a las personas que se valoran. Las jóvenes agresoras demuestran este comportamiento cuando hacen correr rumores sobre otra persona o usan un lenguaje corporal o hacen cosas en silencio a las escondidas de los demás.

Es difícil para los padres poder manejar este comportamiento agresivo, debido a que es generalmente disimulado, silencioso o poco honesto. Este comportamiento es difícil verlo y explicarlo porque es la palabra de una persona contra la otra.
Cambiar la actitud de los niños que son testigos, pero que no son víctimas del comportamiento agresivo, puede tener un gran impacto en los agresores.
Debido a que a los agresores les encanta tener una audiencia, el que mira alienta o tolera hace que el agresor se sienta más fuerte y popular. Si nuestro hijo o hija nos informa de que esta situación se está dando en su salón de clases, los padres tendrían que prestar atención a esta situación.

La persuasión por medio de la dramatización puede ayudar a la juventud a reconocer una posible situación peligrosa. El testigo puede parar al agresor al decir simplemente: No me impresiona, esto se puede realizar en casa o compartirlo con las autoridades educativas para recibir apoyo de la escuela.
La juventud necesita entender que defender lo que es justo puede ser muy eficaz., esto reforzará sus valores .
Apoye a su hijo(a) adolescente para que sea un promotor del cambio y defender lo justo.
Explíquele la diferencia entre contar y chismosear. El chismosear es cuando se dice algo sólo para meter a la otra persona en problemas. El contar es cuando se dice que uno u otra persona está en peligro.

• Escuche a su hijo(a) adolescente cuando le dice que está siendo agredido o agredida y tómelo en serio.
•Reconozca los síntomas: la ropa desaparece o aparece rota, aparecen moretones sin explicación, demuestran temor o ansiedad, cambios de humor, comportamiento retraído, o calificaciones más bajas, falta de amigos o amigas, pérdida del apetito, desgano sin explicación para ir a la escuela o problemas para dormir .
• Sospeche si su hijo(a) adolescente necesita material escolar o dinero para comprar el almuerzo más del necesario. Pregúntele en qué gasta el dinero durante el descanso para el almuerzo, y qué hace antes y después de la escuela. Pregúntele cómo le va en el micro escolar o cuando camina de la escuela a la casa o de la casa a la escuela. Pregúntele si hay compañeros o compañeras que son agresivos sin preguntarle directamente si está siendo agredido o agredida. Aliéntelo o aliéntela a que hable abiertamente.

• Enséñele a su hijo(a) adolescente a evitar las situaciones que lo exponen a la agresión y que comprenda que actuar así no implica cobardía. Condúzcalo a experiencias que le ayudarán a mejorar sus habilidades sociales.
• Enséñele cómo responder ante una agresión. Deben demostrar seguridad ante los agresores y alejarse de la situación sin recurrir a la violencia. Dramatice con su adolescente situaciones en las que debe reaccionar y responder de manera no agresiva.
• No le diga que tiene que responder atacando. Esto enseña que la única manera de responder a la violencia no es solo usando más violencia. Esto les hace sentir que los padres y profesores no tienen mucho interés en ayudar .
• Haga un informe de todos los incidentes a las autoridades escolares. Tome notas y haga una lista de quién fue agredido y a quién se presentó el informe.
•En lo posible no tenga juegos, programas televisivos y películas violentas; ésta recomendación es una de las más difíciles de seguir ya que el entretenimiento al que nuestros hijos tienen acceso en la actualidad está plagado de eventos violentos, pero usted encontrará la manera de limitar y vigilar lo que sus hijos miran.

¿Qué puede hacer si su hijo(a) adolescente es un agresor?
Evalúe el comportamiento de su hijo o hija adolescente de manera objetiva.
•Enseñe a los jóvenes a reconocer y expresar sus emociones de una manera no violenta.
•Enséñeles maneras y habilidades diferentes para tratar los conflictos y aprender a resolverlos en forma positiva y no violentamente.
•Haga énfasis en lo importante que es hablar del tema en vez de llegar a los puños y golpes.
•Promueva conversaciones acerca de las consecuencias de cometer actos verbales y físicos, y de los sentimientos que experimentan los o las adolescentes ofendidas.
•No menosprecie al agresor. Los agresores no toleran los insultos de los demás a su manera de ser y lo puede conducir a reforzar todavía más su conducta agresiva hacia su prójimo.
•Sea modelo del comportamiento que usted quiere que su adolescente tenga, ya que la violencia doméstica se aprende y luego se refleja en la escuela.
•Los adultos deben demostrar claramente que el comportamiento agresivo no es aceptable y no será tolerado. Cuando se tolera la agresión, todos pierden –los agresores, las víctimas y los mirones–.

Es recomendable tener algunas estrategias de prevención que permitan trabajar con la comunidad educativa (alumnos, padres y maestros) para generar las conversaciones y relaciones que conducen a la creación del bienestar compartido. La escuela y los padres que adoptan éstas estrategias podrán experimentar como se convierten en vacunas efectivas en contra de la tolerancia y el mantenimiento de conductas violentas en el ámbito escolar.

Son recomendables las terapias centradas en recursos y la pedagogía del cuidado para ayudar a los maestros y el personal docente a desarrollar habilidades relacionales y conversacionales que los conduzcan a mejorar el clima del aula y crear una cultura escolar basada en el cuidado y el aprecio por la otra persona.

CONSULTE SIEMPRE A UN ESPECIALISTA

Dra. Gabriela Bastarrachea Sosa
Especialista en Pediatría y Medicina de la Adolescencia
Directora de Adolescentro Mérida.Méjico

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