¿Quién visita a los adolescentes?

Por Dr. Joaquín Callabed
 
En la mayoria de países no existen consultorios ni hospitales específicos para adolescentes. Las visitas de salud preventivas en colegios y universidades son prácticamente inexistentes. Se consideró que de los 11 a los 18 años todos los adolescentes deberían recibir una visita de salud anual.

Asistí recientemente en París a la Reunión Anual de la Sociedad Francesa de Pediatría en Porte Maillot. En uno de los foros se habló de sociedad del bienestar y de los cuidados sanitarios que los pediatras y los poderes públicos deben ofrecer los adolescentes.
Caminamos inmersos, se dijo, en la llamada sociedad de bienestar, entendiendo que se privilegia el tener sobre el ser, que iguala la posesión de las cosas con el vivir bien.
Privilegiar el ser orienta hacia el saber vivir, encontrar un camino propio en la jungla, limpio de hojarasca por donde pueda caminar la ética y el desarrollo personal.
La sociedad del bienestar con sus logros importantes debe saber invertir su ciencia, su tecnología y su dinero en evitar el resquebrajamiento familiar, en trasmitir sentido de la vida, en proyectar la investigación en logros sociales. Es preciso reflexionar profundamente sobre si la rentabilidad de los mercados es el único criterio de eficacia económica y social.
Los adultos estamos desertizando el mundo de los valores, eje y base de la madurez humana. El mundo de los ideales queda transformado en cifras de consumo que debidamente programada se cree liberada y realizada.
Si la sociedad solo educa para el tener, con la carencia de modelo humano válido y un proyecto generador de entusiasmo, si la familia no es lugar de encuentro, responsabilidad y diálogo, se enviará a los jóvenes a los desiertos de la violencia, de las adicciones y de la incapacidad para afrontar creativamente la vida diaria.¿ Se puede pedir mas de lo que se ofrece?
¿Quien atiende y enseña a los jóvenes?
Los valores se confunden con las cosas. Descubrir valores solo es posible a quien mira positivamente el mundo, al que previamente ha comprendido que lo que existe existe por algo y para algo; que cualquier ser por pequeño que sea tiene un sentido y su razón, es decir vale.
Referente a la asistencia sanitaria a los adolescentes se dijo que existen muchas carencias. Igual que se han desarrollado tecnologías y terapías médicas en respuesta a amenazas biológicas, consiguiendo grandes resultados también se deben desarrollar estrategias preventivas para responder a los desafios que amenazan la salud y estilos de vida de los adolescentes.
En la mayoria de países no existen consultorios ni hospitales específicos para adolescentes. Las visitas de salud preventivas en colegios y universidades son prácticamente inexistentes.
Se consideró que de los 11 a los 18 años todos los adolescentes deberían recibir una visita de salud anual, apropiada a su edad desarrollo y peculiaridades individuales y socio-culturales para facilitar un desarrollo óptimo, físico, mental y social, que incluya un adiestramiento y una información a la familia. Esta iniciativa, llevada a cabo por personal cualificado podría constituir una ayuda importante para jóvenes y familias. Debemos conceder al adolescente un status propio.
Recordé por unos momentos aquellas palabras de nuestro Santiago Ramón y Cajal sobre la relación médico-enfermo : el paciente ansía privilegio; quisiera ser foco de la general preocupación; hallar, en fin afectos vírgenes, no embotados aún por la diaria batalla contra el dolor.
El adolescente también es un paciente, un sujeto-persona irremplazable que desea ser escuchado, atendido y curado por personas y profesionales capaces de merecer su confianza y su respeto.
Un colega galo recordó una frase de Flaubert que le escribió en un cuestinario confidencial un joven francés de la normandía: Cuando el mundo exterior repugna y enerva corrompe y brutaliza, las personas honestas y sensibles se ven forzadas a buscar en alguna parte dentro de si mismas un lugar adecuado para vivir.
Casi todos los asistentes tras un vibrante coloquio acabamos convencidos que la llamada sociedad del bienestar tiene una asignatura pendiente con los adolescentes.Nos falta una ética y una estética.Debemos preguntarles a los jóvenes que esperan de nosotros y conocer sus deberes y derechos. Mientras no se rompa el diálogo hay posibilidades de encontrar soluciones . Alguien aventuró a decir que la adolescencia es un continente por descubrir y por escuchar.

El adolescente es el termómetro de la sociedad
(G. Girard)

Joaquín Callabed
Doctor en Pediatría
Presidente del Club de
Pediatría Social de Barcelona

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