Abordaje en consultorio del adolescente que consume
“Como nuestro oficio no se ocupa de las multitudes sino de seres humanos concretos y encarnados en contextos de alta vulnerabilidad social , nos toca acoger algunos ejemplares de esa humanidad a la deriva, que vienen, lo sepan o no, desorientados a pedirnos que les ayudemos a construir un destino, una estrategia de vida. Mal hacemos cuando tratamos de encorsetarlos en las categorías diagnósticas que aprendimos en la modernidad” Dr. Marcelo Viñar
Cuando recibimos al adolescente en la consulta médica viene porque seguramente “lo trajeron” él casi nunca ha decidido venir. Y allí queda sentado, la mayor parte de las veces con su celular con el que no para de mandar y recibir mensajes, con sus auriculares puestos que son los que lo están aislando de un mundo que no quiere, no le gusta, lo angustia, lo aísla, lo entristece y deprime. Y es ahí donde reside la importancia de la mirada, del vínculo que logremos con ellos, nosotros Médicos de Adolescentes.
Mirarlo significa entender, percibir lo que no dice, “de lo que no se habla”. Gran tarea tenemos por delante para generar un vínculo válido que le sirva a ese adolescente, para que sepa que a ese espacio al que “lo han traído” le pertenece, que allí será respetada y ejercida la confidencialidad y su privacidad. Es importante que nos presentemos, y le contemos cómo se desarrollará la entrevista Ese padre “simbólico” al que se refiere la Lic. Adriana Narváez deberá mirar desde la percepción de un riesgo que ya viene instalado para lograr aliviarlo y empezar junto a él un camino que será construido desde un Equipo Interdisciplinario como un “traje a medida” y siempre junto con su familia ó un adulto responsable. Pocas veces tenemos familia , una especie en extinción en estos tiempos.
No hay acá recetas mágicas, tratamientos infalibles, sabemos muy bien que la recaída es parte del tratamiento, no demonizamos el consumo ni perseguimos con pedidos de laboratorio. Empezamos un largo camino, un día a día con ese adolescente que de nosotros depende que nos termine contando lo que está sufriendo. Lo que padece y de lo que adolece. No es de la droga de lo que debemos hablar. La droga es el velo que cubre las causas determinantes. Por lo tanto, será preventivo descorrer ese velo, y hacer hablar al síntoma para producir un acto transformador de la realidad. Así, desde nuestra concepción, el primer acto preventivo no será hablar, explicar ni alertar, sino escuchar. Escuchar lo que la droga tapa y los sufrimientos del adolescente. Del hablar al hacer, de las drogas a sus causas.
La mirada integral desde el desarrollo humano implica asumir una comprensión del problema del uso de drogas amplia y multidimensional; capaz de comprender que el abuso de sustancias afecta profundamente el ciclo vital, las potencialidades de desarrollo y los proyectos de vida de los sujetos; de entender que los problemas asociados tienen motivaciones culturales, sociales y económicas; de comprender que este fenómeno ejerce impactos sobre la salud de las personas y grupos, sobre la dinámica económica y social, sobre las normas que rigen el tejido social, y sobre la seguridad nacional e internacional. Por tanto, sus soluciones requieren considerar la interrelación entre estas distintas dimensiones. El enfoque integral implica, además, movilizar recursos humanos de distintas disciplinas y alimentar los vasos comunicantes entre ellas, con el fin de responder al problema con una visión multidisciplinaria.
No nos parece apropiado realizar un test involuntario en adolescentes con capacidad de decisión, incluso con el consentimiento de los padres y debe ser realizado sólo si hay fuertes razones médicas o legales. No obstante debemos saber que los test pueden ser de ayuda para controlar el tratamiento y prevenir las recaídas de los adolescentes que abusan de drogas. También para el diagnóstico en jóvenes con estado mental alterado. En la actualidad, se disponen de varios sistemas de detección rápida de drogas en orina, que están basados en técnicas de inmunoensayo. Unos son capaces de determinar 5 drogas (marihuana, cocaína, anfetamina, opiáceos, metanfetamina), otros 3, 4 ó 6, que se utilizarán en función de la sustancia que se busque. Su uso es sencillo (lectura o ausencia de bandas, con banda control), siendo importante conocer que la toma de muestra no ha podido ser manipulada. Hay que conocer durante cuánto tiempo se detectan las sustancias en orina , teniendo en cuenta que puede influir el metabolismo y la vida media de la droga, el estado físico del paciente, el equilibrio hídrico y su estado de hidratación, así como la vía y frecuencia de administración .
Como esencial intervención en la consulta apostamos a: Generar un vínculo con el niño, niña y adolescente que nos permita y les permita hablar, decir, todo lo que les está pasando en esta sociedad que no les genera espacios ni referentes que ellos reconozcan como válidos, no los tienen, no los encuentran y esencialmente a la prevención que se realizará durante los controles periódicos de salud y trabajando en los diferentes entornos sociales. Desde la visita prenatal, revisando la historia familiar y dando adecuados consejos a los padres. En la infancia temprana donde los padres deben hacer de modelos y hablar con sus hijos sobre los medios de comunicación y las drogas. En la edad escolar, además de información se les debe enseñar a contrarrestar la presión de los amigos, a asumir responsabilidades en forma gradual, a tomar decisiones, a manejar sus emociones, en especial el enojo y la ira. En la infancia tardía e inicio de la adolescencia, es cuando comienza la experimentación y el pediatra debe hablar e investigar de forma confidencial sobre estos temas. Si se observa que hay experiencia con las drogas deberá determinarse el grado de afectación para una apropiada intervención.
Antes de preocuparse por el uso de drogas por los adolescentes, OCUPARSE por, para y con los adolescentes. Cuanto mayor es el déficit de los factores de protección y mayores los factores de riesgo que enfrenta el joven, mayor es la posibilidad de que el agente agresor (droga) entre en acción. Por ello, la labor más intensa habrá que hacerla analizando las situaciones de riesgo a las que se va a tener que enfrentar en un momento determinado, y promocionando los factores protectores suficientes para ese instante. Además de la población de riesgo, se va a tener que prevenir a nivel de la familia, de la escuela o de la sociedad (instituciones, etc.). La familia es un marco único para educar desde el nacimiento a sus hijos en valores y protección, aprovechando la convivencia y el ejemplo diario. El Dr. Robert Du Pont, ex director del Instituto Nacional de Abuso de Drogas de EUA, ha publicado las “diez reglas para la prevención en consumo de sustancias” donde la familia es un pilar fundamental.
1. Establecer un patrón de conducta familiar acerca del uso de sustancias.
2. Establecer consecuencias por no cumplir reglas.
3. Dedicar una parte del tiempo de cada día para conversar con los hijos acerca de sus vidas, sus sentimientos y sus ideas.
4. Ayudar a los hijos a que establezcan objetivos personales.
5. Conocer a los amigos de los hijos.
6. Ayudarles a que se sientan bien consigo mismos y sus éxitos, pequeños o grandes.
7. Crear un sistema establecido para la resolución de conflictos.
8. Hablar del futuro de los hijos desde una edad temprana y con cierta frecuencia
9. Los padres deben disfrutar de la presencia de los hijos.
Dra. Nora Reboledo, Médica Pediatra, Médica especialista en Adolescencia