¿Es necesaria la escolarización del niño menor de tres años?
Por Dra. Gabriela Urman
Las guarderías, también llamadas escuelas infantiles o jardines maternales, se crearon para proporcionar cuidado y atención adecuados a los niños que no podían ser atendidos en el seno familiar. Hoy en día se han convertido en un recurso social fundamental que permite a muchas familias la inserción en el mercado laboral.
La decisión de dejar al niño a cuidado de otros nunca es fácil, y se deben considerar todas las opciones posibles, sin apresurarse. Los pediatras pueden ser buenos consejeros, ya que con la información disponible ayudarán a las familias a encontrar la mejor opción para cada caso en particular.
Una vez que se instala la necesidad o la decisión de buscar un cuidador para el niño, algunas de las preguntas que surgen es: ¿en casa o afuera? ¿Con un cuidador de la familia o desconocido? ¿ Sólo o acompañado de otros niños? Como veremos más adelante, cada una de estas opciones tiene sus ventajas y desventajas.
Vemos muchas familias que, sin tener necesidad de dejar al niño al cuidado de una escuela infantil, se plantean hacerlo, pensando que va a contribuir a su desarrollo futuro. Sin embargo, parecería que desde el punto de vista del desarrollo psicoevolutivo la escolarización precoz no es necesaria para favorecer el proceso de socialización del niño menor de tres años.
Desde que el bebé nace y hasta los 5 ó 6 meses de vida, se siente como parte integrante de la madre, fusionado a ella. Luego entre los 6 y 10 meses, comienzan a percibirse como individuos separados de su madre, y van experimentándose como personas únicas y diferentes; en este momento podríamos decir que aparece por primera vez un YO rudimentario.
Acá aparece la famosa angustia del 8vo. mes, y muchos padres se preocupan al ver la reacción de su hijo ante extraños, y comentan :no sé lo que le pasa a mi hijo; antes era muy sociable, se reía con todo el mundo y, ahora, se asusta, e incluso llora, cuando ve a alguna persona distinta de nosotros. Esta manifestación de ansiedad ante los extraños, es una respuesta normal que muestra como el niño ya reconoce personas y establece diferencias entre conocidos y extraños. Esta reacción te los extraños se irá suavizando posteriormente a medida que el niño va desarrollando la capacidad de recordar, de representar en su mente a la madre o cuidador principal, de forma que, en momentos de soledad, esta imagen interiorizada y recordada podrá tranquilizarlo.
El niño, poco a poco y tras un proceso madurativo que culminará hacia los 2 ó 3 años, irá tolerando la ausencia materna, se tranquilizará sólo con su voz y sabrá fantasear mentalmente con esa imagen simbólica de la madre que, aunque ahora no esté presente, sabe que volverá.
Por tanto, vemos que el interés del niño menor de 2 años, está centrado en sí mismo y en la relación con su madre. En la interacción con otros niños se da lo que se llama juego paralelo, en el que varios niños comparten un espacio de juego, pero cada uno juega solo. Es decir, cuando juega, aunque esté en compañía e interactúe con otros niños, no juega con ellos, sino que, a través del juego, expresa sus deseos, temores y fantasías.
A partir de los 3 años aproximadamente, el niño es capaz de expresarse verbalmente con mayor claridad, ha aumentado mucho su nivel comprensivo y también puede darse cuenta de que todo lo que existe en el mundo que le rodea no es suyo, que existen otros niños que comparten con él la atención del cuidador, y esto será una experiencia enriquecedora para él. En este momento, la escolarización favorecerá su proceso de aprendizaje, y podemos decir que estar con otros niños facilitaría su socialización.
Por lo anteriormente expuesto, muchos sostienen que escolarizar de forma precoz y separar de la madre a un niño entre los 6 y los 18 – 24 meses, no está, teóricamente, exento de riesgo, desde el punto de vista de la salud mental del niño, en especial entre los 6-8 meses. Estos mismos grupos también sugieren escolarizar al niño antes o después de este período y, si esto no es posible, realizar la separación de su entorno de manera progresiva, teniendo en cuenta que, al principio, el número de horas sea el menor posible y dejar tiempo disponible para el proceso de adaptación.
La elección de la escuela es un tema de vital importancia. Algún estudio ha comprobado que lo que más pesa en la decisión de los padres a la hora de elegir una escuela infantil es el precio y la proximidad al domicilio o al trabajo de los padres. Ambos son factores muy importantes, pero será preciso valorar otros como:
- Preparación de las educadoras: si el niño tiene una cuidadora capaz de darle el cariño que le hace falta durante aquellas horas, se adaptará con mayor facilidad, con la consiguiente disminución de la ansiedad familiar.
- Medidas higiénicas correctas: lavado frecuente de manos, utilización de material desechable, limpieza de las aulas, juguetes, comedor…
- Proporción adecuada entre niños y cuidadores y separación de niños por edades.
- Características ambientales: tamaño y ventilación de las aulas, patios, etc.
- Elaboración y composición de las comidas, medidas de seguridad, horarios, etc.
Una medida que ha dado muy buenos resultados, es la de disponer de guarderías en las empresas o centros de trabajo. Esto permite a muchas madres sostener la lactancia materna aún luego de reincorporarse al trabajo.
En estas situaciones en las que los niños se crían en ambientes familiares de riesgo, con falta de estímulo, viviendas inadecuadas, etc., la asistencia a la escuela infantil tiende a nivelar las carencias de sus necesidades básicas en cuanto a alimentación, higiene o estimulación, contribuyendo a lograr un mejor desarrollo del niño.
Algunas ventajas del cuidado en casa: no hay que despertarse, salir con frío o calor, el riesgo de contraer infecciones es mucho menor, el niño conserva su rutina (una rutina que sigue las normas y costumbres de la familia y no las impuestas desde una institución).
Dentro de las desventajas del cuidado en casa: si el cuidador es familiar riesgo de que se desdibujen los lazos, conflictos de autoridad con la mamá. Si se trata de alguien extraño y se queda solo con el niño los miedos evidentes de no poder supervisar o temor a que no actúe correctamente en caso de imprevisto. En ambos casos dependemos de que no se enfermen, que lleguen a horario, etc.
Como vemos, la escolarización precoz es un tema abierto al debate.
No hay una única verdad que se aplique a todas las familias, pero es importante tener en cuenta los factores más importantes y estar bien informado antes de tomar esta decisión.
CONSULTE SIEMPRE A SU PEDIATRA
Dra. Gabriela Urman
Coordinadora de la carrera de Especialización en Pediatría de la Universidad Maimónides