El abuso sexual infantil es una de las tipologías de abuso que con más frecuencia ocurre durante la infancia. Ambos sexos pueden sufrirlo, existiendo un ligero predominio en el sexo femenino. Puede ocurrir en cualquier entorno donde interaccionen los niños con los adultos y exista una relación de poder, del adulto sobre el niño. Ocurre en cualquier clase social, sociedad y cultura.

El abuso sexual infantil, se define como cualquier conducta sexual de un adulto hacia un niño, niña con intención de satisfacer sus propios deseos sexuales. Existen diferentes formas como los niños y las niñas pueden sufrir abuso sexual, el que más se conoce es aquel que implica un contacto físico, como el manoseo, los toques hasta llegar a la penetración. Sin embargo, aquellas formas que no involucran contacto físico, pueden ser tan dañinas y perturbadoras como la primera, y nos referimos a utilizar a los niños en pornografía, mostrarle los órganos genitales, masturbarse o hacer el acto sexual en su presencia.

Por cada abuso que se conoce, muchos quedan si ser revelados o descubiertos. Es uno de los secretos que con frecuencia las víctimas guardan por bastante tiempo, en incluso para toda la vida. Muchos padres se mantienen ajeno a esta realidad, les resulta difícil aceptar que un adulto tenga intenciones sexuales con su hijo o su hija, negando inconscientemente esta posibilidad. Por esta razón no toman las medidas necesarias para protegerles y por tanto, no se ocupan de educar a sus hijos para que puedan reconocer una situación de abuso y denunciarla con un adulto protector en la familia o la escuela.

La falta de educación sexual familiar en los niños, así como el manejo de la sexualidad como un tema tabú en la familia, impiden a los niños que sufren abuso, puedan hablar del tema, obligándolos indirectamente a guardar el secreto. En otros casos, la falta de credibilidad al niño o la niña que hace una denuncia, hacen que la situación de abuso se prolongue, afectando física y psicológicamente a la víctima.

Los abusos sexuales ocurren en la mayoría de los casos con personas cercanas a los niños, en ocasiones familias directas, familiares indirectos, cuidadores, profesores, amigos o conocidos de los padres. Con preocupante frecuencia, pueden ser los propios padres los perpetradores de abuso sexual con sus hijos.

El abuso sexual sobre todo con contacto físico, no ocurre de un momento a otro, no encierra acciones violentas, más bien se produce un proceso de seducción, en el cual el adulto va ganando la confianza del niño o la niña, lo hace sentir especial, le confirma en múltiples ocasiones la preferencia que tienen por él o ella, en relación con sus hermanos o familiares cercanos. Generalmente el abusador identifica a su víctima, sobre todo niños tímidos, con baja autoestima, pocos supervisados o cuidados, que no se sienten queridos o valorados por sus padres. Esta sensación de que alguien los aprecia, los distinguen hacen que los niños se sientan confiados, y es cuando el abusador actúa.

Los niños víctimas de abuso sexual se siente culpables y muy confundidos con lo que ocurre, saben que algo no está bien, pero si no han sido instruido para prevenir el abuso no logran reconocer lo que está ocurriendo. El abusador se asegura que el niño o la niña no se lo diga a nadie, le cuenta que es un “secreto “entre ellos dos. Si el niño intenta hablar o denunciar el abuso, el abusador tienden a amenazarlo para que guarde silencio. Y esta situación hace que las víctimas no revelen el secreto de inmediato, y si lo hacen es luego de muchos años y ya el daño está hecho.

Los niños y niñas que han sufrido abuso sexual tienen manifestaciones diversas a corto, mediano y largo plazo. A corto plazo, se puede identificar trastorno del sueño, de conducta, de alimentación, así como conductas regresivas sin son muy pequeños. se reportan cambios significativos en el desempeño escolar, así como alteración en el estado de ánimo, mostrándose tristes, aparatados o aislados. Si nota un cambio brusco de conducta en su hijo o hija, investigue la causa. Muchas personas que han sufrido abuso sexual en su infancia, llevan un fardo de dificultades en su vida personal, en su salud física, mental y sexual de gran peso, que les impide tener una vida plena, así lo demuestran numerosas investigaciones científicas sobre el tema.

Es preciso que los padres instruyan a sus hijos en auto cuidado. Enséñeles a sobre como deben cuidar de sus partes íntimas, a quienes pueden mostrárselas o quienes pueden tocarlas, y bajo cuales circunstancias. Aleccióneles para que le digan cuando una persona lo hacen sentir incómodo, le han ofrecido un regalo a cambio de guardar un secreto o le han hecho una caricia molesta.

Les invito a ser más celosos de los cuidados y la protección de sus hijos, a estar más vigilantes del trato que tienen los adultos cercanos con sus hijos. Es menester establecer los límites claros a las personas que interactúan y se relacionan con ellos. Ante una actitud sospechosa de una persona de su entorno cercano, con su hijo o hija, investigue, no la deje pasar por alto. Pregunte a sus hijos respecto a cómo se sienten con el trato de los adultos a su alrededor. Escúchele y créale si les dicen que alguien les hace sentir incómodos. No permita que los niños sean tocados en sus partes íntimas por personas de la familia bajo ningún argumento, insista quienes pueden tocarles y bajo cuales circunstancias. No les obligue saludar con un beso, si no quieren. Hágale saber que su cuerpo es suyo, y que son responsables de su propio cuidado.

Sufrir abuso sexual en la infancia, es una experiencia devastadora, que puede ser prevenida. Educando para prevenir el abuso sexual, ofreciendo atención y cuidados cercanos y protectores.

Dra josefina Luna

Especialista en adolescentes- República Dominicana