Reflexiones de un padre pediatra
En estos renglones trataré de reflexionar con ustedes acerca del momento que nos toca vivir y nuestro rol como padres en esta sociedad consumista e híper abastecedora.
Antes de comenzar quisiera recordar algunos momentos de mi infancia en donde no existían los controles remoto ni los deliverys ni los teléfonos inalámbricos y mucho menos los celulares. Ni mencionar a los lavavajillas o los pedidos online a los supermercados.
¿Cuántas son cosas que hoy con un botón resolvemos no? ¿Recuerdan que para cambiar de canal debíamos acercarnos al televisor y mover una perilla?
También recuerdo como pasaba las tardes enteras en la plaza jugando a la pelota con mis amigos reales o como andaba en bicicleta hasta gastarle las ruedas.
¿En este mundo sería imposible llevar la misma vida, no? Yo me pregunto ¿Cuántas calorías gastaría en hacer todas esas cosas?
Recuerdo que tomar una gaseosa era todo un acontecimiento al igual que tomar un helado. No porque mis padres no pudieran comprármelo sino porque eran cosas para el fin de semana, un cumpleaños o un evento especial.
No sé si eran mejores tiempos, pero lo que veo como padre y pediatra es que cada día hacemos más cosas sentados apretando un botón. Uno no reniega de la tecnología, es más, la utilizo y trato de aprovecharla al máximo incluso para enviar artículos de interés a los papás de mis pacientes. Pero lo que veo a diario son chicos que aprenden a manejar una computadora cada vez a menor edad. Ya no es tan común escuchar. Doctor, mi hijo se sube sólo a la silla o….mi hijo aprendió a andar en bicicleta. Lo que escuchamos es Doctor, no sabe cómo maneja el celular
Tengo una pequeña hija de 2 años y de vez en cuando viajo al interior a visitar a la familia de mi esposa. Parece que tuviera 2 hijas: veo a una tan distinta corriendo en el campo sin televisión ni computadora ni videítos en el celular a la que todos los días está en mi casa y por distintas razones, llámese miedo a la inseguridad, falta de tiempo, trabajo, cansancio, etc., está prendida a la computadora de papá o mamá mirando videos para chicos. Veo que madura más rápido sin tantos estímulos, come mejor, duerme mejor. Es otra nena.
No digo que esté mal que podamos aprovechar a la tecnología para educar a nuestros hijos. Pero creo que los extremos no son buenos.
¿Por qué el esparcimiento es sólo un rato los fines de semana y una actividad programada como natación o fútbol infantil?, y durante la semana una computadora o un televisor ocupan el tiempo y la mente de nuestros niños?
¿Cuántos chicos con sobrepeso o problemas alimentarios había hace 20 o 30 años? ¿Por qué hoy se habla de epidemia de obesidad? ¿Está bien que nuestros hijos hablen como los dibujitos que ven todo el día? ¿Por qué hay tantos chicos con problemas de aprendizaje o trastornos del habla?
Hoy nuestros padres no tienen tiempo de cocinar, no existe la sobremesa ni las charlas familiares Hoy hay más diálogo por facebook que cara a cara.
Vivimos apurados, comprando comida al paso, comiendo rápido para seguir en nuestras cosas y pasan los días y vemos a nuestros hijos a la mañana y con suerte a la noche. ¿No nos estaremos perdiendo demasiadas cosas?
Cada día veo más niños en mi consultorio con problemas alimentarios. No comen nada, prefieren las comidas chatarra a la alimentación saludable. ¿Y nosotros, qué preferimos comer?
Yo recuerdo en mi infancia que mi mamá era la que preparaba la comida todos los días. No me preguntaba qué quería comer y comíamos todos lo mismo. Aun así debo reconocer que no soy el mejor ejemplo de alimentación saludable. Hoy los chicos reciben indicaciones de cómo comer en la casa, de la persona que los cuida, de los abuelos, de las guarderías. ¿Quién pone los límites? ¿Quién da las pautas alimentarias?
Repito, no sé si está bien o mal o si es simplemente lo que pudimos hacer como sociedad para adaptarnos a estos tiempos en donde los años parecen tener menos días.
Los invito a reflexionar para que entre todos podamos ver cómo cambiamos nuestro futuro y sobre todo, el de nuestros hijos.
Hoy vivimos más años. ¿Por qué no los aprovechamos?¿ Por qué no dejamos el delivery para el fin de semana y tratamos de alimentarnos más sanamente, pensando en que como mamíferos sólo tenemos dientes para comer granos, frutas y verduras.¿ Por qué no apagamos un rato el televisor durante la comida y miramos a los ojos a nuestros hijos y les preguntamos cómo les fue?
Creo que tenemos la obligación como padres y educadores de modificar nuestros hábitos alimentarios y nuestro estilo de vida. O por lo menos deberíamos hacer el intento.
Rodrigo Matamoros
Médico pediatra
www.mi-pediatra.blogspot.com