Llegó el otoño- invierno y la tos de perro
EL LLAMADO SÍNDROME DE CRUP
Llegó el otoño y con él la tos llamada de perro, es decir, el crup.
El crup es un grupo de enfermedades caracterizado por la presencia de tos perruna, disfonía (ronquera), estridor y dificultad respiratoria. El crup es frecuente de obstrucción aguda de las vías aéreas superiores en la infancia que potencialmente es mortal, así que lo primero que debo aconsejarles es que no traten de medicar a sus hijos si presentan súbitamente tos de perro, ronquera y dificultad para respirar. Son muchas las enfermedades que originan este síndrome y sus nombres pueden lograr confundirnos, pero en términos generales diremos que estas enfermedades son la epiglotitis, la traqueítis, la laringotraqueítis y el crup espasmódico. Todas estas entidades presentan características comunes y para el pediatra es muy importante diferenciarlas porque la epiglotitis y la traqueítis bacteriana, son de evolución potencialmente fatal. Así de sencillo. Por ello es importante acudir de inmediato a un pediatra o médico bien entrenado en la atención de niños.
¿QUÉ ES LO QUE ORIGINA ESTOS PROBLEMAS?
Infecciones. Sí, la mayoría de las veces el síndrome de crup es originada por infecciones, ya sea por virus o por bacterias, las que inician el problema. Sólo el crup espasmódico no está ocasionado por microbios.
Es útil decir que los virus de la influenza pueden ocasionar este grupo de enfermedades, pero casi siempre son más graves, por ello es conveniente la vacuna contra la influenza cada año. Sí no lo ha hecho esta temporada, hágalo, ya sea en la Secretaría de Salud o en los consultorios particulares. Bien vale la pena. Ya tenemos la vacuna. Recuerde que es mejor vacunarse que padecer las enfermedades.
EPIDEMIOLOGÍA (quién, cómo y cuándo)
La laringotraqueítis aguda afecta principalmente a niños entre los 3-6 meses y 3 años de edad, durante el otoño y el invierno. Lo mismo puede decirse del crup espasmódico: que afecta a niños menores de 3 años, que predomina en otoño-invierno y tiene una tendencia familiar. Algo así como una predisposición genética. Una vez que entra el virus al cuerpo del niño se origina la enfermedad en la nariz y garganta y luego se va “bajando” hasta llegar a la tráquea, donde puede detenerse o continuar su descenso por el árbol respiratorio. Esto ocasiona la inflamación de las cuerdas vocales, por ello la ronquera y la tos de ladrido de perro o de foca y también la dificultad para respirar pues el “tubo” por donde pasa el aire a los pulmones, que se llama tráquea, es muy delgadito en los niños. El estrechamiento de la laringe origina la dificultad para respirar y por ello también se manifiesta un ruido muy ronco, muy feo, al meter aire a los pulmones que se llama estridor. Este ruido asusta mucho a los padres, y con razón, pues es muy aparatoso y como el esfuerzo por respirar es mayor, el niño se cansa y hay falta de oxígeno, agravándose el cuadro. Dicha inflamación puede extenderse hasta los bronquios y a eso se le nombra laringotraqueobronquitis aguda, y aún puede llegar a afectar a los alvéolos llamándosele laringotraqueo bronconeumonitis aguda. Todo un trabalenguas; con todo esto quiero darles a entender que el proceso inflamatorio se da desde la punta de nariz, hasta donde termina la vía respiratoria que es el alveolo.
PRESENTACIÓN CLÍNICA (cómo inician estos problemas)
La laringotraqueítis aguda comienza como un simple catarrito, pero que a los 2 o 3 días afecta la laringe, caracterizándose por los síntomas mencionados arriba más dificultad respiratoria con hundimiento de las costillas de intensidad variable y empeoramiento nocturno. La agitación, el llanto y la posición horizontal agravan los síntomas, por lo que el niño prefiere estar sentado o de pie. Una característica del crup es su evolución: el niño puede mejorar o empeorar clínicamente en una hora. El cuadro típico dura 2-7 días, aunque la tos y el catarro pueden persistir durante más tiempo. El avance de la enfermedad suele ser rápido, progresando hacia la dificultad respiratoria. Es muy importante para el pediatra hacer lo que llama diagnóstico diferencial pues el tratamiento y pronóstico son distintos en cada uno de las entidades clínicas que hemos mencionado. Por ello es imprescindible la revisión, a veces día con día, del niño enfermo. Pues las enfermedades evolucionan de lo que parece un simple catarrito a una enfermedad potencialmente mortal como lo es la epiglotitis y la traqueítis aguda bacteriana.
DIAGNÓSTICO Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
El diagnóstico es clínico, basado en las preguntas y la exploración física detallada que hagamos. Los estudios de laboratorio y radiológicos tienen escasa utilidad y pueden empeorar la situación clínica del niño al hacerlo llorar.
La mayor preocupación del médico reside en diferenciar el crup de otras causas menos frecuentes, aunque más graves, de obstrucción de las vías respiratorias altas como el caso de epiglotitis aguda, traqueítis bacteriana, absceso retrofaríngeo o aspiración de cuerpo extraño.
La epiglotitis aguda es la inflamación de las estructuras supraglóticas (zona por donde entra el aire a los pulmones) que produce una obstrucción respiratoria muy grave y puede ser mortal sin una terapia inmediata. Está causada fundamentalmente por la bacteria llamada Haemophilus influenzae tipo B, para la cual ya hay vacuna. Es necesario recordar que en el sector salud sólo ponen 2 ò 3 dosis pero lo recomendado son 4 dosis: a los 2,4, 6 meses y otra al año y medio
QUÉ USAMOS COMO TRATAMIENTO
Podemos usar desde la nebulización, la humidificación, la oxigenación, los medicamentos antinflamatorios, como los esteroides, la adrenalina inhalada, sólo usamos antibióticos cuando sospechamos causa bacteriana, (recuerde que los antibióticos no le hacen nada a los virus), etc. En fin, el tratamiento va a depender del diagnóstico que el médico haga en un momento dado y que puede cambiar dependiendo de la evolución de cada niño en particular. La decisión de cuando internar a un niño de estos en el hospital depende de la valoración de los síntomas de gravedad que el médico encuentre. Lo cierto es que ahora se internan menos a los niños y se usa más el tratamiento en casa, vigilando estrechamente al niño. Esta vigilancia puede precisar de la revisión cotidiana en el consultorio. Frecuentemente esto es más benéfico (y mucho más económico que el internamiento hospitalario). Es necesario mantener un control efectivo de la temperatura, pues la fiebre eleva las necesidades de oxígeno y esto es precisamente lo que se ve disminuido con el proceso obstructivo. También es importante que se insista en que el niño tome líquidos y coma.
También es importante evitar que el niño se agite o se altere, pues esto le consume más oxígeno. Así que a evitar que llore.
La confianza en el médico que está tratando al niño es fundamental y nosotros, los médicos pediatras, debemos explicar muy bien a los padres la naturaleza del problema y lo cambiante de este tipo de cuadros, así ellos tendrán menos angustia.
VIGILANCIA DE LOS SIGNOS Y SÍNTOMAS DE GRAVEDAD
Entre los síntomas de gravedad podemos mencionar los siguientes: irritabilidad, ansiedad, estado de conciencia alterado, decaimiento, francamente depresión, rechazo al alimento, datos de deshidratación (boca seca, ojos hundidos, orina escasa), respiración agitada, latidos cardíacos acelerados, aleteo de la nariz, hundimiento de las costillas, labios y dedos morados, fiebre alta, vómitos, estridor severo. En fin, todo esto hace evidencia que el niño está gravemente enfermo y debe ayudar a los padres a tomar la decisión de acudir por ayuda de inmediato.
BIBLIOGRAFÍA
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Dr. Salvador Alvarado González- Méjico