Menos “Por qués” y más “para qués”

porque-por-que

 

Te has preguntado ¿para qué te levantas por las mañanas?  Tal vez tu primera respuesta sea: – porque tengo que llevar a los/las peques al cole, porque tengo que ir al trabajo… o bien, simplemente respondes: – para llevar a los/las peques al cole, para ir al trabajo, para ordenar la casa, para hacer la compra….   ¿Y para qué llevas a los/las peques al cole, ordenas la casa, vas al trabajo, etc. etc.? ¿Para qué? 

Con total seguridad puedo decirte que, si continúas preguntándote “para que” (en lugar de por qué) llegarás a la última respuesta posible… Para que sean felices; tus hijos, tu familia y para que seas feliz tú misma…  Al fin y al cabo todo lo que hacemos tiene una intensión positiva y una finalidad última, la motivación más profunda que nos mueve a seguir adelante: la de ser felices.  Y tú, como yo y cualquier otro ser humano, necesitas ser feliz para poder “darlo” a tu familia. Por tanto, cuidarnos a nosotras mismas es esencial para cuidar a quienes más amamos, a nuestras familias, a nuestros hijos e hijas! 

Te has preguntado ¿cuánto tiempo en el día realmente disfrutas de ti, de lo que te gusta, de tu familia y con tu familia? Si sumaras ese tiempo ¿cuántas horas o minutos te daría la suma de recuentos de momentos felices, de disfrute, de risas, de bienestar, de paz, tranquilidad, de juego…. 

¿De qué manera podemos enseñar a nuestras hijas e hijos a disfrutar del tiempo,  del momento presente que están viviendo? ¿De qué manera podemos ayudarles a enfocar su atención y energía en lo que está ocurriendo “ahora”?… Esta es una clave esencial para no “crear” síntomas como la ansiedad ante el futuro que aún está por venir, ante lo desconocido e incierto, por aquello que aún no ha llegado y escapa totalmente de nuestras manos.   ¿Sabemos lo que buscamos cada día cuando nos levantamos? ¿Tenemos una meta clara en el día a día cuando emprendemos la tarea de criar y educar? 

Tal vez te hayas encontrado, alguna vez, engullida por el ritmo diario y alocado, desconectada de ti misma y de lo que está pasando a tu alrededor, empujada por una corriente externa que no es la que yo quieres ni la que elegirías… pero ahí vas, sin saber a dónde. A mí sí me ha pasado, y es en ese momento dónde necesito parar y preguntarme ¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo me estoy sintiendo con ello? ¿Qué pasa conmigo ahora? ¿Qué es lo que necesito verdaderamente? Y entonces mi mirada enfoca y “veo” a mis hijas que vienen junto a mí de regreso del cole a casa. Es una mirada diferente, que ve más allá, lo simple al mismo tiempo lo esencial…. Y brotan las preguntas revestidas también de sencillez, simpleza y magia (por el efecto que provocan): 1. ¿Qué ha sido lo más lindo que te paso hoy en el cole? 2. ¿Qué ha sido lo más divertido? 3. ¿Qué cosas te hicieron reír hoy? 4. ¿Qué fue lo que menos te gustó?  5. ¿A quién ayudaste hoy? ¿Qué cosas hiciste para ayudar a esa amiguita/o?  6. Cuéntame  ¿Cómo lo resolviste? 

Ellas abren sus ojos, se quedan pensando y un ratito más tarde todo su mundo interior empieza a fluir, y se produce el encuentro entre nosotras, que dura un instante… Pero vaya ¡cuánto valor tiene ese instante!  

Si los momentos felices los anotáramos en un libreta- como ocurre en el cuento “el buscador” narrado por Jorge Bucay; seguramente nos sorprenderíamos del resultado.

 

Bien vale el esfuerzo y nuestra atención plena para construir esos pequeños instantes mágicos en el día a día. Y con este simple gesto, sin ninguna duda, estarás educando en emociones, valores y actitudes fundamentales. De esto se trata, en parte, la educación emocional.  

Sabemos, porque muchos estudios ya lo han dicho, que las personas felices son personas más: energéticas, con mejor salud, mejor inmunidad, más longevas, con una mejor regulación y manejo del estrés, mas sonrientes, son las que contagian su entrono de energía positiva y  generan el deseo de estar cerca de ellas.  No es que no tengan problemas, ¡los tienen! La diferencia es “cómo” se enfrentan a esos mismos problemas.  

¡Qué maravilla poder generar esta sensación y energía positiva en el entorno por dónde te mueves! 

Así es que vuelvo otra vez a la pregunta del inicio: ¿Para qué nos levantamos cada mañana? Para que nuestras familias, en concreto, nuestros hijos/as sean felices. ¿Y para qué queremos educar hijos e hijas felices? Sin duda para que sean:  

+ Creativos + positivos + capaces de adaptarse a los desafío que se les presenten + de generar creativamente soluciones o alternativas a sus dificultades+ de defender sus límites y derechos + de establecer y mantener relaciones estables y amorosas + de enfocar en lo que si depende de ellos/ellas y está en sus manos poder hacer…. Para que contagien de luz el entorno por donde se muevan…. Para ser nosotras/os, mamás y papas, felices; satisfechas/os de nuestra labor como madres y padres. 

Claramente, también es cierto que – la tarea de criar es la más gratificante y la más cansadora. De ahí que te traigo una última pregunta: ¿qué fue 1º, el huevo o la gallina? ¿Qué va primero: educar para ser o ser para educar?  

Somos agentes de cambio. La muy buena noticia es que tenemos muchas posibilidades de acción, construcción y transformación de lo que en verdad deseamos y queremos conseguir para nuestro entorno, familia y por supuesto, para nosotras mismas.  

Ya lo dijo Piaget hace mucho tiempo – el 50% es genético – pero – el 40&% corresponde a lo aprendido, al entorno en el que nos desarrollamos. Tiene que ver con las actividades que nosotras podemos hacer para mejorar nuestro nivel de felicidad y bienestar, en nosotras y en nuestro entorno. – Solo un 10 % corresponde a las circunstancias (si las necesidades fisiológicas básicas están cubiertas). 

Ahora bien, la persona pesimista va a enfocar su mirada en ese 10% que no está en sus manos, que no depende de ella. Pero la optimista va a enfocar su mirada, pondrá el ojo en ese 40% y dirá: -“¡Que guay, tengo un 40 % que depende de lo que yo pueda hacer con mis manos, con mi tiempo, con mis recursos, con mis elecciones! ¡Es realmente genial!” 

¿Y Tú, en que bando estás? ¿En el del 10% o en el del 40%? Si estás en el del 40% ¿A qué esperas para poner manos a la obra!!!  

Educaren emociones, valores y actitudes es la tarea más bella, creativa y transformadora que toda madre puede llevar adelante. Los resultados los verás más adelante, pero ten paciencia, sigue adelante y disfruta del camino……

 Carina Sampó Franco  -  Formación, Coaching y Psicodrama  - 

info@artesanadelavida.com  -  www.artesanadelavida.com  -  Madrid. 

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