Seguimos sin tirar todos del mismo carro al privilegiar intereses políticos, económicos y/o sociales
Por Fernando Alberto Ulloa, responsable de Conducta Vial y www.conductavial.com
Unirnos para lograr cambios
“La Unidad de Coordinación de Programas de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires tiene el agrado de invitar a usted al acto de presentación del documento marco para el abordaje de la educación vial en los tres niveles educativos y el lanzamiento del curso ‘Por un cambio de Cultura Vial’, organizado por el Programa de Educación y Seguridad Vial. El acto se realizará el viernes 18 de septiembre de 2015, a las 10, en el salón Albergucci de la Dirección General de Cultura y Educación, sito en calle 13 entre 56 y 57 de la ciudad de La Plata”.
La invitación difundida entre personas y medios especializados provenía de María Elena Patzer, directora provincial de la Unidad de Coordinación de Programas. Llamativa fue la presentación del acto con rimbombantes terminologías utilizadas. La idea y el objetivo parecían interesantes, pero el acto nunca se llevó a cabo… Se promocionó en varias oportunidades, pero finalmente siempre se terminó suspendiendo.
No debería llamar la atención que el acto se haya suspendido ya que es un fiel reflejo de cómo estamos en la Argentina en materia de educación y seguridad vial, y demuestra el escaso interés que le prestan a la problemática vial los organismos encargados de la búsqueda de soluciones. Una problemática que todos los días, todos los años, se lleva en nuestro país muchísimas vidas de personas en los “mal llamados accidentes de tránsito”. Según la ONG Luchemos por la Vida, en 2014 fallecieron 7.613 personas con un promedio diario de 21 víctimas fatales. En los últimos 23 años, período 1992-2014, fallecieron 175.050 personas. Un enorme número de muertos en el tránsito que debería llamar ya no a la reflexión, sino a una urgente toma de decisiones eficaces y no más palabras y campañas huecas sin resultados.
Seguramente, hay muchas razones para que pasen estas cosas. Una de ellas es que lamentablemente en la Argentina seguimos sin aprender de las malas experiencias. Evidentemente, continuamos sin comprender el dolor que estos hechos de tránsito generan en las personas y en las familias y, fundamentalmente, seguimos sin tirar todos del mismo carro al privilegiar intereses políticos, económicos y/o sociales.
Viaje a Suecia
Hace cinco años, por el trabajo realizado con el espacio Conducta Vial en la búsqueda de la concientización vial de las personas, tuve la suerte de obtener un premio en el Concurso Volvo 2010 para comunicadores sociales en la temática gráfica e Internet. Este reconocimiento me dio el privilegio de estar diez días en Suecia junto a unas doce personas de nuestro país y Brasil; todos ellos expertos y/o personas ligadas desde algún lado al tema vial. Fuimos a conocer uno de los mejores sino el mejor país en materia de educación y seguridad vial, y a ver qué era todo lo que hacían y llevaban adelante en la materia en ese país. Así conocimos los organismos encargados en la problemática vial, observamos los comportamientos de las personas en el día a día en la vía pública y, entre muchas cosas más, pudimos tomar conocimiento del programa Visión Cero, que a lo largo de los años redujo notablemente las muertes y daños en tránsito y que, como su nombre lo indica, busca reducir a cero las muertes en hechos viales. Se trata de un programa que nació en Suecia en 1997. Es un referente en toda Europa, una filosofía aplicada a la seguridad vial. El citado programa se basa en tres puntales: considera inaceptable toda pérdida de vidas humanas en siniestros de tránsito y por ello su objetivo es cero muertos; acepta el error humano como algo inevitable; y hace especial hincapié en la mejora de las infraestructuras y de los vehículos para evitar esas muertes y minimizar las consecuencias de los siniestros. Ellos consideran que el conductor es responsable de cumplir las normas, pero también advierten que el resto de los sectores implicados debe trabajar para que, en caso de siniestro, los daños sean los mínimos. No hacen campañas de divulgación ni estudian educación vial en lo colegios. Señalizan los radares en las carreteras y las multas no superan los 500 euros. Tienen una visión diferente de la seguridad vial: la Visión Cero, que pone el acento en las infraestructuras y en la tecnología. A ellos les funciona.
En esos diez días tuve y tuvimos la oportunidad de conocer mucho sobre lo que ellos hacían. Algo que me llamó la atención y que no me olvido jamás es que en Trafikverket, lo que aquí sería la Agencia Nacional de Seguridad Vial, el director y los funcionarios que lo conforman pertenecen a distintos partidos políticos. Todos luchan por un mismo objetivo y desarrollan sus tareas con total seriedad, profesionalismo y sin mezquindades ni intereses políticos, algo que aquí lamentablemente pareciera estar muy lejos de ocurrir. ¿Será que para empezar a lograr un cambio en la problemática vial, que tanto nos aqueja, lo primero que debemos hacer los argentinos es unirnos y dejar de lado los intereses políticos y/o de toda índole?
Nota Conducta Vial