El valor de ser padre
Faltando poco para la celebración del día del padre, propongo una reflexión sobre la importancia de su rol en la vida de los hijos.
¿Padres eran los de antes?
El estereotipo de padre se viene modificando vertiginosamente mientras evoluciona el mundo. En las últimas décadas, muchas costumbres culturales se modificaron marcando tendencias diferentes en el desempeño del rol paterno. Vemos muchos padres compartiendo actividades con sus hijos y haciéndose cargo gustosamente de la crianza. Los llevan al jardín, se ocupan de las rutinas de alimentación y baño, juegan a la pelota, hacen tareas o aprenden a jugar a la play con los hijos.
Si profundizamos un poco más en estas conductas que hoy han cambiado -y lo seguirán haciendo- podemos ver que, más allá de la edad que tengamos y de la época en que nos toque ser padre o hijo, nuestra condición de hijo o padre jamás cambiará. Ello trasciende la vida.
Sea cual sea la historia de cada uno, por presencia o ausencia, quien cumplió la función paterna dejó sin duda su huella en la personalidad, definiendo conductas y valores para toda la vida.
Es fundamental aclarar que ser padre y cumplir función paterna son cosas diferentes. Es esperable que ambas caminen juntas de la mano por la vida de una persona, pero cuando esto no sucede y un padre no cumple su función, puede cumplirla alguien más que se vincule con el niño.
¿Pero en qué consiste la función paterna?
Desde las distintas teorías psicológicas, hay acuerdo en que quien cumple la función paterna es quien transmite los valores culturales al hijo. Es el portavoz de los límites, el encargado de hacer que el hijo los cumpla como también los cumple él. Siempre los valores se aprenden desde el modelado de las acciones concretas. No desde el discurso. Por ejemplo, un referente (quien cumple función paterna) cuyo hijo lo ve trabajar, respetar las normas de tránsito, respetar al otro, hablar de lo que le pasa, irá modelando con su propia conducta la apropiación de valores en ese niño.
Esto no es una tarea fácil, nadie nace sabiendo ser padre o madre, ni tampoco podemos guiarnos solamente por lo que aprendimos de nuestros padres, porque el mundo está cambiando permanentemente y nuestro desafío es transformar esta tarea en un aprendizaje que será el más amoroso y fabuloso que podremos experimentar. Sea siendo padres o cumpliendo esa función con algún niño.
¿Qué sucede cuando no hay presencia de padre?
En situaciones donde no hay padre presente, otro miembro de la familia o alguien cercano a ella puede asumir naturalmente esa función. Esto no es algo pensado, surge en un lazo emocional. A veces es un abuelo, una tía, ya que esto no tiene que ver solamente con el género de quien desempeñe esa función.
Por eso es tan importante tener esto claro a la hora de ser padre y poder cumplir esa función lo más saludablemente, manteniendo coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
¿Qué consejo le darías a un padre?
Simplemente que tenga presente que hay cosas que permanecen para siempre. La experiencia de ser padre es una de ellas, que aprenda a disfrutar de esa hermosa tarea. Simplemente teniendo muy presente la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Demostrando las emociones, fluyendo. Un padre que demuestra afecto, que habla sobre sus emociones, que juega con sus hijos, que respeta a los otros adultos, está formando a un futuro adulto que se apropiará de eso como valores en la vida. Si decimos que los padres transmiten valores, es importante recordar que los valores son lo que nos guía en la vida, son aquellas situaciones o estados que queremos alcanzar o mantener junto a nosotros. Es lo que nos permitirá superar más armoniosamente situaciones difíciles.
Tengas la edad que tengas, si te tomás unos minutos para pensar en cuáles son tus valores hoy y cuáles las conductas que aprendiste de quien cumplió la función paterna, no tardarías nada en descubrir que hay coincidencia, que tu camino fue estimulado y marcado desde los actos.
Lic. Julieta Tojeiro
Para mayor información:
Instituto Sincronía
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virginia@vscomm.com.ar
¡Maravilloso artículo! Invita a ser releído.
Saludos.
Muchísimas gracias maría teresa, abrazo enorme