Trastorno Obsesivo Compulsivo: la vida entre rituales y pensamientos intrusivos
· El TOC es el cuarto en frecuencia de los trastornos mentales, después de las fobias, las adicciones y la depresión.
· A pesar de la gravedad del problema y de la discapacidad que genera, solo un 35 % de los que padecen esta enfermedad busca tratamiento.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo es una enfermedad caracterizada esencialmente por la presencia de obsesiones y/o compulsiones. La edad más frecuente de comienzo del TOC es la adolescencia tardía o la adultez temprana. Si su desarrollo no se trata, es crónico, aumenta y generalmente está asociado a eventos estresantes que se dan en el curso de la propia vida.
Este trastorno de ansiedad se caracteriza por la presentación de obsesiones y compulsiones. Las obsesiones, en forma de ideas, imágenes o pensamientos que se presentan de forma intrusiva y repetitiva, cuyo contenido es inapropiado para la persona y es vivenciado por ésta como incómodo y ajeno. Su contenido es inquietante y/o desagradable, por lo que la persona afectada intenta resistirse mediante la imposición voluntaria de otro pensamiento o un acto mental o motor.
Las obsesiones más comunes son:
1. Contaminación: temor a contagiar o ser contagiado o contaminado.
2. Agresivas: miedo a realizar una acción violenta, como lastimar a un ser querido o bien a uno mismo.
3. Sexuales: pensamientos o imágenes acerca de tener relaciones sexuales, con niños o animales, incestuosas, o de tener conductas aberrantes o volverse homosexual.
4. Somáticas: estar extremadamente preocupado y obsesionado por diversas funciones corporales, como la frecuencia cardiaca, aspectos de la imagen corporal o anatómica o el temor a desarrollar una enfermedad amenazante para la vida.
5. Religiosas: necesidad de confesar pecados inexistentes o ínfimos que se supone haber cometido y estar preocupado por la culpa consiguiente.
6. Necesidad de simetría y precisión: obsesión de colocar los objetos de manera simétrica o de tener los sucesos ordenados, o hacer y deshacer ciertas acciones motoras de una manera exacta, por ejemplo, caminar hacia adelante y luego hacia atrás de la misma manera para entrar o salir de un lugar.
7. Duda o responsabilidad patológica: preguntarse repetidas veces si se ha realizado una acción. Por ejemplo, ¿cerré la puerta?, ¿apagué la luz?, ¿cerré la llave de gas? etc.
8. Coleccionismo o acumulación: pueden ser cartones, papeles, trastos inútiles, envases, bolsas de compras, revistas o periódicos viejos apilados, etc.
Las compulsiones, de carácter repetitivo y excesivo requieren una inversión de tiempo exagerado, obstaculizan el desarrollo de las actividades cotidianas y tienen la función de calmar la ansiedad aunque sea transitoriamente, mediante rituales. Tanto las obsesiones como las compulsiones se viven como absurdos.
Las compulsiones más frecuentes son el lavado de manos (temor a la contaminación), el conteo (de lo que sea, de una manera determinada aunque esta forma no implique ninguna lógica), el chequear hechos o situaciones. Hablamos de un trastorno cuándo obsesiones y compulsiones se presentan más de una hora por día, todos los días interfiriendo en las actividades cotidianas, agobiando la vida familiar, social, laboral o académica de la persona.
Cómo decirle adiós al TOC
Hay dos tratamientos que han probado ser eficaces a la hora de abordar este problema: el tratamiento farmacológico y el abordaje psicoterapéutico cognitivo conductual. El farmacológico trabaja con antidepresivos de última generación (Inhibidores de la re captación de serotonina). La limitación se encuentra en que cuando se abandona la medicación, la sintomatología vuelve, con lo cual no es raro que tengan que hacer uso de la medicación de manera crónica durante toda la vida.
El abordaje cognitivo conductual presenta mejor pronóstico en cuanto a la evitación de recaída. El tratamiento consiste en la exposición a lo que se teme (pensamiento o realidad) con la prohibición de realizar conductas de evitación (rituales que buscan neutralizar la fuerza de las obsesiones). De forma que el paciente se arriesgue a experimentar la ansiedad para encontrarse con que es como cualquier otra emoción: tiene un alza, un pico y también un descenso de la fuerza de la obsesión. De esta manera se busca lograr un proceso de habituación que lleve a la extinción -la mayor posible- de estas obsesiones y compulsiones. El objetivo de mínima es la disminución de síntomas, desarrollando la flexibilidad psicológica necesaria para que la ansiedad interfiera lo menos posible en su vida, en alcanzar sus objetivos, satisfacer sus necesidades e intereses, respetando sus valores. En suma, ampliando el concepto de sí mismo de la persona.
Lic. María Gabriela Fernandez
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