Cómo organizar el año familiar para evitar el estrés en nuestros hijos
Si bien el año empieza en enero, cuando uno tiene hijos siente que es recién con el comienzo de clases, cuando el mismo arranca. Al finalizar cada año, por lo general uno hace un resumen de cómo le fue, y piensa qué cosas le gustaría mantener, modificar o mejorar. Si bien este comienzo del año escolar es un momento que puede generar ansiedad tanto en niños como padres, también es una nueva oportunidad para pensar cómo quiero encarar este nuevo tiempo.
Hoy en día, nos encontramos con chicos que no solo van al colegio, sino que también realizan muchas actividades extraescolares: hockey, futbol, comedia musical, arte, etc. Encontrar un espacio de interés para el niño, y que sea disfrutado por él mismo es algo muy valioso y positivo. Pero ¿Qué pasa cuando los chicos ya tienen tantas cosas que más que con placer las actividades son vividas como obligación?
Al mismo tiempo, las demandas para los padres también se acrecientan. Desde lo laboral nos encontramos con un mercado tan competitivo que los horarios se alargan y uno no se sorprende cuando debe quedarse en el trabajo varias horas extras al mes. Desde lo social, hay temas que constantemente están en nuestros pensamientos como la seguridad de nuestros hijos o la inserción social de los mismos. Y por último, desde lo personal, cada vez somos más exigentes con nosotros mismo: sentimos la obligación de cumplir con nuestro cuerpo, nuestros amigos, pareja y familia, sintiendo que cualquier falla o error amenaza nuestra estabilidad. Considerando este panorama hay ciertas preguntas que nos podemos hacer para pensar y planear nuestro año y el de nuestros hijos:
· ¿Qué cosas deseo priorizar en la vida de mi hijo? ¿Hay algunas que considero más importantes según la edad que él/ella tenga?
· ¿Cuáles son mis horarios disponibles en la semana para compartir con ellos?
· ¿Cuáles son los intereses de mis hijos?
· ¿Qué posibilidad existe (desde los padres) de poder mantener los horarios exigidos por las actividades de los hijos? o ¿Qué otros recursos tengo para que ellos puedan realizar la actividad si yo no llego en ese horario?
· ¿Qué lugar nos queda a los adultos para nuestras actividades?
Actualmente vemos el tiempo de ocio como un tiempo perdido. El tiempo de ocio es importante para los chicos, para jugar, para compartir con sus padres y hermanos, o simplemente para estar en casa disfrutando de su lugar. Es un tiempo donde al chico se le permite crear, experimentar cosas nuevas y hasta automotivarse si se encuentra aburrido. Puede ser visto también como ese ¨premio¨ luego de haber cumplido con las obligaciones escolares y familiares. Con todo esto, lo que queremos decir es que el tiempo de ocio no es un tiempo perdido, sino un tiempo de encuentro consigo mismo. Rosemond, psicólogo estadounidense, escribió varios libros haciendo referencia a un fenómeno que él describió como el síndrome de las familias frenéticas. Son familias caracterizadas por un alto nivel de tensión, que pasan sus días corriendo de una actividad a la otra, no permitiéndose espacios para relajarse y no tener nada que hacer. Son personas con agendas apretadas entre actividades laborales, cursos y eventos sociales. Dejando como consecuencia la falta de momentos para dialogar con los hijos e inculcándoles a los mismos, sin percatarse, creencias disfuncionales tales como “relajarse es sinónimo de vagancia” “no hacer nada es malo”, etc. Con el tiempo esto les dificulta identificar y manejar sus emociones.
Entonces, ¿Cómo hago para planear mi año? Teniendo en cuenta que uno educa más con el ejemplo que con la palabra, aquí te proponemos algunos puntos para lograr un año sin estar ¨a las corridas¨:
§ Hablemos con nuestros hijos: conversemos con ellos cuáles son las actividades que realmente quisieran realizar. Si son varias, una opción sería priorizar y poder hacer algunas la primera parte del año y otras la segunda. De esta forma no solo nos estamos garantizando poder tener una semana más tranquila, sino que estamos modelando a nuestros hijos en cómo resolver una situación problemática, tomar decisiones y aprender a esperar.
§ Arreglemos los horarios: para pensar los horarios de nuestros hijos primero debemos tener en claro los nuestros. Si hay días que son más tranquilos para nosotros aprovechemos para compartirlos con ellos. Una buena estrategia si los chicos tienen actividades, es aprovechar el tiempo antes del horario pautado para hacer un programa con ellos por ejemplo ¨tomar el té¨, ¨pasear¨, etc. A veces sirve si tenemos varios hijos, como para dedicárselo a uno en particular.
§ Agenda doméstica: crear hábitos en los niños es de suma importancia. Los hábitos enseñan a los chicos a organizar su día y a saber qué cosas esperar de él. Por ejemplo: a la tarde se hacen los deberes, el horario del baño y de la comida, si tienen alguna tarea encargada como poner la mesa o sacar la basura, etc. Puede ser útil también que cada casa cuente con una agenda u organizador donde aparezcan las distintas actividades de cada miembro de la familia: saber que algún día mamá o papa llegan más tarde a la casa puede calmar la ansiedad del chico, ya que se puede anticipar. ¡Y seguimos modelándolos en cómo organizar los tiempos!
§ Tiempo personal: si bien cuando uno es padre la prioridad es la familia, es importante poder hacer cosas que a nosotros los adultos nos hagan sentir bien, ya que cuando uno se encuentra satisfecho y seguro de sí mismo se lo transmite a los hijos. Puede ser difícil encontrar tiempo para uno, pero ¡no imposible! Podemos aprovechar el horario en que los chicos están en el colegio, o si trabajamos, por ejemplo en el horario del mediodía ir a gimnasia, comer con alguna amiga, leer algo interesante, etc.
Que podamos parar la marcha y empecemos un año más tranquilos y con más tiempo para disfrutar puede depender de nosotros. Poder organizarnos y bajar el ritmo puede prevenir futuras situaciones de ansiedad, tanto en padres como en hijos.
Lic. Carolina Houssay
Para mayor información:
Instituto Sincronía
info@institutosincronia.com.ar
virginia@vscomm.com.ar