Detrás de las palabras: por una crianza consciente (Primera parte)

kids

Por Carina Sampó Franco y Mariel Bajo Hervas*

El uso que hacemos de las palabras condiciona la construcción que hacemos de nuestro modelo de familia y crianza.

¿Te has parado a pensar que dices realmente cuando dices?

Te proponemos para empezar un primer ejercicio:  – Que pongas especial atención a las palabras que usas: ¿Qué expresan? ¿Qué transmiten? ¿Y cómo las interpretas? ¿Qué significados posibles tienen? ¿Y con cuál te has quedado tú?

En el caso de la crianza y la educación las palabras tienen gran importancia ya que son vehículos de trasmisión de multitud de información. Con la palabra transmitimos pensamientos, ideas, expresamos emociones, visibilizamos nuestra psique, nuestro mundo interior; movilizamos y construimos nuestra forma de ser, y condicionamos nuestra manera de estar y actuar en el mundo externo. Las palabras que usamos conforman nuestras creencias y valores en relación al modelo de crianza que queremos desarrollar y a la familia que queremos ser..

Frases como “hay que poner límites a los niños y niñas” es -en apariencia- opuesta a frases  como “hay que educar en libertad”.

Proponemos hacer una revisión de algunas palabras y encontrar un punto de encuentro donde madres y padres puedan cuestionar, replantear y encontrar sus propias palabras para redefinir y dar existencia a su propia manera de criar y educar, sin temor y sin tener que obligarse a decidir entre el blanco o el negro de las palabras.

Las Palabras y sus Inversos: Libertad Vs Límites

La libertad implica la visibilización de los límites, de los míos y de los otros.

La libertad puede definirse como la facultad para elegir su propia línea de conducta, de la que, por tanto, se es responsable. Y ser responsable implica aceptar y asumir los resultados de nuestras elecciones y acciones, sin echar culpas afuera.

La libertad implica conocerse a sí mismo/a profundamente y conocerse implica también conocer al otro/a, a mi hijo e hija, a mi compañero/a en este viaje de la crianza, y por supuesto, al mundo que nos rodea, con todas sus normas, exigencias, creencias que condicionan mi manera de criar y educar.

La libertad implica atreverse a descubrir nuestros márgenes (nuestros límites y nuestras necesidades). La libertad nos invita a explorar más allá de la cultura, heredada e impuesta, en la que nos manejamos y que no nos paramos a cuestionar si tiene o no que ver conmigo, con mis valores, con lo que en verdad quiero para mi y para mi familia.

Un niño o niña que crece en libertad  tiene que vivir en un entorno de seguridad física y emocional, esa seguridad se la ofrecen sus adultos de referencia cercana, normalmente su madre y su padre, el niño/a buscará en ellos las señales que le permitan comprender su mundo, establecer sus normas, sus valores, construir su identidad como persona para poder en su crecimiento tener criterio propio, tomar decisiones, asumir consecuencias, en definitiva conectar con su esencia.

Es esta presencia de un adulto, guía, que le indica por donde ir y se convierte en su conciencia externa hasta que por maduración el niño/a vaya construyendo su propia conciencia .

El adulto que acompaña al pequeño de una forma u otra siempre decide y marca el entorno en el que el niño se va a desarrollar, incluso cuando aseguramos que dejamos que juegue libremente hay una cierta decisión del adulto: en cuanto al entorno donde lo hace (parque o casa), los materiales que utiliza ( os juguetes u objetos que le presentamos), el tiempo del que dispone, las personas que le acompañan …¿Es eso ponerle límites?

¿Y si analizamos la palabra límites?

Un  límite, según el diccionario, es  una línea, punto o momento que señala la separación entre dos cosas en sentido físico, inmaterial o de forma imaginada.

Nos gusta pensar en el LIMITE como un PUNTO. Como un PUNTO DE ENCUENTRO. En donde yo termino, empiezas tu. Y es exactamente allí donde se produce en VERDADERO ENCUENTRO CON EL OTRO/A. Que como adultos debemos ESTABLECER, ACORDAR Y REVISAR.

Cada persona cuando constituye su propia familia trae consigo su ECRO – Esquema Conceptual Referencia Operativo (esquema de ideas, conceptos, creencias, valores que sirven de referencia para operar y actual en el mundo). El límite es poner en funcionamiento nuestro marco de referencia “ECRO”, que contiende el de mamá, papá, la familia en su conjunto, que se ha diseñado previamente hablando, negociando y acordando. Esto es lo que a futuro permitirá la construcción del propio “ECRO” del niño, su brújula interior.

Al mismo tiempo la Sociedad de la que formamos parte tiene su propio ECRO…  ¿Qué ocurre cuando Mi ECRO entra en disonancia con el ECRO de mi pareja, con el ECRO de mi madre o suegra o con el ECRO de la sociedad? Cuando ocurre eso, entonces aparece el conflicto, la confrontación, la inestabilidad, la confusión, la inseguridad….

Por ello es esencial y obligatorio pararnos a construir de forma consciente nuestro ECRO FAMILIAR, desde la reflexión, desde el cuestionamiento, desde la conciencia de mi propia necesidad como madre/padre y de la necesidad de mi hijo o hija, desde la conciencia de lo que gano y de lo que pierdo con cada elección sobre mi manera de criar y educar. Esta elección trae consigo el compromiso y aceptación de sus consecuencias y sus resultados.

“No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también Hacer”.

JOHANN WOLFGANG GOETHE

Ejercicios para la reflexión y pasar a la acción

Ejercicio 1:

Seguro que hay palabras que aceptas y otras que te producen cierto rechazo.

  1. Realiza tu propio listado de palabras. Valora si las aceptas o rechazas.
  2. Luego dales una vuelta: ¿Qué es lo que rechazas realmente? ¿Qué significado o interpretaciones? ¿Qué rescatas de positivo o válido de esta palabras? ¿Qué otra palabra escogerías, que siendo parecida te produjera mayor aceptación?

Ejercicio 2:

  1. Escucha tus palabras y ponle significado.
  2. Revisa si las palabras que dices coinciden con lo que quieres vivir y sentir.

Ejercicio 3:

  1. Lista tus limites. Revisa tus límites y pregúntate: ¿Estás satisfecha/o con tu listado? ¿Es el resultado que esperabas? ¿Piensas que es necesario hacer algún cambio en tu lista? ¿Qué harías para mejorarla? Ampliar, incluir otros, quitar, definir y concretar más…
  2. Establece tus acuerdos.

Recuerda: ¡Las normas son acuerdos también!

 

Carina Sampó Franco

Psicopedagoga. Psicodramatista. Coach de vida

www.artesanadelavida.com

Mariel Bajo Hervas

Neuropsicologa

www.neuroaprendizaje.es

 

 

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