La piel de los recién nacidos

reflujo

Por Dr. Salvador Alvarado González*

Prácticamente todos los días en mi consultorio reviso niños recién nacidos. Son encantadores. Los he visto nacer por cerca más de 35 años y aún creo que son un verdadero milagro. Milagro de la vida. Milagro de la naturaleza. Milagro del amor. Cada mamá, cada papá tiene un gusto enorme durante la espera del nacimiento. Sí, es un gusto, pero es una también es una responsabilidad enorme. Quien sea madre o padre lo sabe. Son criaturas pequeñas, pero extraordinariamente complejas, delicadas y al mismo tiempo resistentes. Nos atrapan las 24 horas del día y si existen los encantos, ellos son los encantadores. Es decir, para ser pediatra, hay que estudiar 3 años más después de haber terminado la carrera de médico general, y uno o dos más para ser neonatólogo. A mí me encantan los recién nacidos. Me encanta platicar con los padres primerizos, resolver sus dudas y apoyarlos en sus miedos y gozar con ellos su alegría de haber creado vida. Pero bien, hablemos hoy de la piel de esos seres que nos maravillan.

La piel de los niños recién nacidos, es decir en los primeros 30 días de vida, tiene características especiales que la hacen diferente en relación con la del adulto. Desde el punto de vista físico, la piel en el recién nacido es la mitad de delgada que en los adultos y proporcionalmente ellos tienen 5 veces más piel que los adultos, lo que confiere mayor permeabilidad a muchas sustancias. Esto aumenta el riesgo de que los productos, medicamentos o no, aplicados sobre la piel, puedan ser más tóxicos, por lo que debemos ser cuidadosos con lo que les aplicamos.

La piel más delgada favorece la pérdida de agua y calor, aún más en los prematuros. En esta etapa de la vida la piel es químicamente menos ácida, contiene menos ácidos grasos lo que disminuye su resistencia a los microbios.

Por razones ya expuestas, destaca el insuficiente desarrollo de mecanismos defensivos: las glándulas sebáceas son escasas y el desarrollo del sistema de defensa es inmaduro todavía, lo que condiciona mayor riesgo a contraer problemas de tipo infeccioso e inflamatorio. Revisaremos a continuación las características más frecuentes que pueden encontrarse normalmente en la piel de los recién nacidos y que no requieren tratamiento específico.

Al nacer, los bebés están cubiertos por una capa de grasa que se llama vermix caseoso, útil para la protección contra infecciones cutáneas y como nutriente de la piel, evitando la descamación precoz dentro del vientre materno. También puede apreciarse un vello muy fino en el tórax que se llama lanugo. Esto es normal.

En lo referente al color, en los primeros minutos de vida la piel del recién nacido es de un tono discretamente violáceo, mientras se completa el proceso de adaptación pulmonar y se alcanza la regularización adecuada de la temperatura; posteriormente la piel luce intensamente enrojecida. Después de 24 horas, empieza a disminuir el enrojecimiento y aparece en 7 de cada 10 niños una coloración amarillenta, que en condiciones normales se llama ictericia fisiológica que se hace más manifiesta en el tercero o cuarto día de vida y disminuye poco a poco. Los casos en que el tinte amarillo de la piel se incremente en vez de disminuir deberán siempre ser evaluados por el pediatra. El tratamiento de la ictericia le corresponde al pediatra.
Normalmente los bebés presentan descamación de la piel que se denomina descamación fisiológica. Ésta se presenta alrededor del segundo día de vida y será más importante en los bebés con más semanas de gestación y por lo general no requiere más que crema hidratante.

Con frecuencia se presentan lunares rojos llamados hemangiomas en la raíz de la nariz, en los párpados, en la frente y en la nuca. Dichos hemangiomas son vasos sanguíneos que tienden a desaparecer al año de edad. En la zona lumbar, con frecuencia se observan manchas de color gris oscuro que desaparecen durante el primer año de vida y se les conoce como manchas de Baltz, o “mancha mongólica”,  toma ese nombre porque es más frecuente en la raza asiática y la nuestra.

Con mucha frecuencia en los recién nacidos se encuentran en la cara y en la punta de la nariz “granitos” puntiformes a los que se les denomina milium. Son quistes de sebo y  éstos desaparecen espontáneamente al segundo o tercer mes.

Asimismo pueden observarse lesiones mayores en mejillas y dorso de la nariz, que se denominan acné neonatal y está relacionado con el paso de hormonas de la madre al bebé a través de la placenta y desaparecen solos sin dejar cicatriz.

Por último, la ‘erupción’ que con mayor frecuencia se observa en los recién nacidos se denomina eritema tóxico neonatal y consiste en manchas rojas bien limitada con ‘granitos’ rojos o blancos en su interior, que pueden aparecer en cualquier parte de la superficie de la piel, excepto en palmas y plantas. Se presenta en 30 a 70 por ciento de los recién nacidos, aparece con mayor frecuencia en el segundo día de vida, pero puede presentarse en cualquier momento durante las primeras dos semanas y persisten días o semanas, remitiendo por sí solo sin dejar cicatriz.

CUIDADOS DE LA PIEL DEL BEBÉ

Los cuidados generales que deben tenerse con la piel de los bebés recién nacidos son los siguientes:

  •      1. Baño diario con jabón de bebé, con la menor cantidad de perfumes o colorantes; deben evitarse los jabones llamados “neutros ” y los de avena o manzanilla si la piel está muy seca, pues estos dos tipos de jabón tienden a secar la piel.
  •      2. No tallar la piel del bebé con esponjas o toallas, sólo utilizar la mano y el jabón.
  •      3. Después del baño aplicar crema hidratante (emolientes) sobre la superficie de la piel; de preferencia a base de petrolato (vaselina) sólido o líquido y se evitarán las que contengan perfume o colorante en exceso. En las áreas con mayor descamación o resequedad puede aplicarse la misma crema varias veces durante el día.
  •      4. Evitar aplicar talco o aceites minerales sobre la superficie de la piel en los primeros meses de vida.
  •      5. Para el aseo de la zona del pañal se utilizará exclusivamente agua y algodón, asegurándose que se encuentra la piel seca antes de colocar el pañal. No coloque pomadas para las rozaduras todos los días y en cada pañal. Hágalo sólo cuando haya necesidad.
  •      6. Es mejor la ropa de algodón para los bebés. Debe usarse sólo pañal, playera y un solo mameluco, evitando abrigarlo en forma excesiva lo que puede favorecer la aparición de salpullido; debe cubrirse al bebé en forma proporcional a como se abrigaría el adulto. Debe evitarse los gorros, los guantes y los fajeros y el exceso de cobijas. Si el bebé está sudando es que tiene calor.
  •      7. La ropa del bebé debe lavarse con jabón de pasta, evitando detergentes, suavizantes y cloro, que pueden irritar la piel e incluso en algunos casos ser tóxicos.
  •      8. se debe evitar aplicar medicamentos en la piel que no sean recomendados por el pediatra o el dermatólogo.

 

Consulte siempre a su neonatólogo o pediatra de confianza

*El Dr. Alvarado es Médico Cirujano y Partero de la Universidad de Guadalajara, egresado con la especialidad de Pediatría del Hospital Civil de Guadalajara y del Hospital Infantil de México, fue Médico de base del Hospital Infantil de México, así como del Hospital General de Mexicali y del ISSSTECALI.

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