¿Qué tipos de parejas existen? Nuevas parejas a los 30, antes de formar familia

parejas

Por Lic. Carina Sampó*

¿Qué tipos de parejas existen?

A veces nos encontramos haciéndonos estas preguntas y algunas más…
En realidad no existe una única manera de entender la relación de pareja. Solemos creer que manejamos un mismo concepto de lo que es una “Pareja”. Por lo tanto es fácil caer en el error de creer que lo que yo espero de una pareja es igual o parecido a lo que espera la otra persona. Pero no siempre es así ya que la idea que tiene cada uno/a de nosotros/as responde a nuestra propia historia.

Por lo tanto, existen tantas formas de relación de pareja como familias en el mundo, cada una con su estilo propio.
Hemos crecido y nos hemos desarrollado en una familia -nuestra familia de origen- y es allí donde vamos incorporando referentes, modelos, patrones de comportamientos y estilos de relación conforme a nuestros valores, creencias, vivencias, cultura, historia… y todo ello van a configurar nuestro modo particular de entender y de vivir en pareja.

¿Por qué cuesta conseguir hoy en día una pareja o se hace más difícil de lo que nos gustaría?
Se supone que ambas personas que conforman la pareja -tiene algo en común- un mismo punto de partida. Y ¿Cuál es ese punto de partida?
Está claro que en las primeras citas eso es difícil de saberlo. Lo que si esta en mis manos es conocer, al menos, cual es mi punto de partida:
¿Sé lo que quiero?  ¿Sé lo que me hace falta? ¿Lo que necesito? ¿Lo que puedo o quiero dar de mí?

Estas preguntas no son nada fáciles de responder, además de que no nos apetece hacerlo. Claro que de estas preguntas se desprenderá:

  • Qué tipo de persona quiero a mi lado.
  • Qué tipo de relación quiero formar.

La realidad es que no siempre sabemos lo que queremos, y entonces ¿cómo lo vamos a encontrar? ¿Por ensayo y error? Vale, cuando tenemos 20 años, pero cuando pasamos los “30 y tantos” ya la cosa se pone más pesada, tenemos menos tolerancia, menos flexibilidad y más resistencias, incluso se nos hace cada vez más difícil adaptarnos a los cambios que implica la otra persona.

“¡Que pereza me da cambiar, salir de mi estado de confort, de mi comodidad, dejar lo conocido, lo que manejo, domino, yo soy así!”– nos decimos a veces y buscamos inconscientemente que el cambio lo hago el otro/a.

Hoy en día parece que vivimos más centrados en lo inmediato, en “lo quiero todo ya”, en el placer y la comodidad, la individualidad, el yo ante todo, no hay tiempo para… si la cosa va bien genial y sino a otra cosa mariposa… no me esfuerzo… Y detrás de todo eso también está el miedo al compromiso.

¿Estamos dispuestos/as a cambiar? ¿Qué precio quiero pagar por mi cambio? ¿Qué gano y que pierdo? ¿Me compensa cambiar aspectos de mí en pos de una pareja?

Sabemos que la vida en pareja no es fácil. ¿Qué aspectos importantes pasamos por alto que pueden deteriorar una relación?

Pasamos por alto que una pareja está formada por dos seres individuales, con sus necesidades, sus alegrías, tristezas, intereses, proyectos… y deben de ser atendidas en ambas direcciones.

Pasamos por alto buscar de manera consciente el equilibrio para que ninguna de las dos partes de la pareja se vea dañada y sí recompensada. Vamos a poner un símil, veremos a la pareja como un balancín, y debemos conseguir que se mantenga en horizontal. Algunas veces un asiento estará en lo alto y el otro abajo, y viceversa. Lo que hay que evitar que pase es que siempre sea el mismo el que permanezca abajo. Eso nos indicaría que algo no va del todo bien y que a la larga puede desembocar en una dificultad o problema. Es verdad que en algunas áreas de la vida de pareja, se puede elegir estar arriba o abajo, en función de las habilidades y destreza de cada miembro, siendo acordadas explícitamente entre la pareja.

Pasamos por alto que cuando una pareja se constituye entra en juego lo tuyo y lo mío y lo nuestro. Se refiere, por un lado, al hecho indispensable de que exista cierto grado de individualidad. Cada uno tiene intereses, actividades, relaciones propias en las que no necesariamente debe participar el otro/a, éstas deben ser reconocidas y aceptadas por cada uno. Por otra lado esta lo que hay que construir juntos, es la fusión de lo que cada uno trae en su mochila. Se elige conscientemente lo que hay de bueno y de “útil” de cada uno, lo malo o inadecuado se intenta dejar fuera (se intenta). No nos cuestionamos aquellos que hemos heredado, lo aceptamos y asumimos como verdades incuestionables. Y¿ qué hay de cierto? Y que hay de útil, ¿me sirve a mí?

Es necesario un equilibrio razonable entre los 3 mundos.

Hay una metáfora del tapete verde que me gusta mucho, que nos cuenta que cuando una pareja se constituye y comienzan a vivir juntos, cada integrante extiende sobre su mesa un tapete verde (de la mesa de juego). Y cada uno comienza a desplegar el juego que ha aprendido en su familia de origen (sus creencias, valores, su cultura, su identidad, su nacionalidad).

Pasamos por alto que el juego consiste en ganar-ganar y para ello es necesario aprender a jugar de una manera diferente, creando y desarrollando normas y reglas propia, elegidas en el seno de cada pareja.

¿Qué factores influyen para logar el éxito de las relaciones?

•    1. Hay 3 pilares importantes para que una pareja se desarrolle y perdure:
AMOR – SEXO – PROYECTO COMÚNAl menos 2 de ellos en un porcentaje elevado, no son necesario los 3 al 100%.

•    2. La Comunicación y escucha activa: que implica la expresión de lo que siento y pienso, la escucha activa desde una actitud empática (sin críticas ni juicios previos) y una respuesta asertiva. Habilidades que por lo general no tenemos desarrolladas de forma adecuada. Lo bueno es que es una habilidad, una conducta y por tanto se puede aprender, ejercitar, desarrollar y aplicar con resultados efectivos. Y si se da esto El Respeto y la Confianza están garantizados.

•    3. Los Tres Mundos: el tuyo, el mío y el nuestro. La creación de espacios propios y otros compartidos. Esto requiere: confianza, respeto, privacidad, libertad, tolerancia. No queda lugar para celos, inseguridades, dependencia afectiva o desigualdades de género.

•    4. La Actualización(necesidad permanente de “trabajar” la relación de pareja)

o    a. Abrir espacios semanal o quincenalmente en los cuales ambos platiquen y se informen sobre tres elementos básicos: cómo me siento yo conmigo mismo(a), cómo me siento yo contigo y cómo siento a nuestra pareja.
o    b. La motivación y el buen humor (una actitud positiva de cara a la relación)
o    c. La cooperación o repartición de tareas.

•    5. La Atracción: Física, Intelectual, Afectiva
o    Atracción Física: Mantener un cuidado razonable de nuestro cuerpo y aspecto personal.
o    Atracción Intelectual: Consiste en que los miembros de una pareja tengan de que hablar. Se trata de que los dos tengan actividades en conjunto, de interés y participación de los dos.
o    Atracción Afectiva: Consiste en un vínculo afectivo, donde existe cariño, ternura, que la otra persona nos importe y deseemos su bienestar.

A modo de síntesis…
1.    No esperar recetas mágicas, porque no existen!
2.    No esperar al príncipe azul, o a su versión en femenino, porque quizás solo existen en nuestra imaginación o fantasía!

*Lic. Carina  Sampó. España

http://www.artesanadelavida.com/

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