No todo niño que vomita tiene enfermedad por reflujo
Por Dr. Salvador Alvarado González*
Otra vez el reflujo, seguimos viendo niños “vomitones felices”, sanos pues, con tratamiento medicamentoso múltiple, las mamás frecuentemente piden tratamiento para sus hijos. Pero ¡no todo bebé que vomita requiere tratamiento! Veamos:
EMPECEMOS POR ALGUNAS DEFINICIONES:
Regurgitación. La regurgitación es el reflujo simple del alimento que el bebé acaba de ingerir desde el estómago a la boca sin que él haga esfuerzo. Esto no le causa molestia y es completamente normal y se debe a la inmadurez del tracto gastrointestinal. Es muy frecuente en los bebés en los primeros meses de vida y no tiene importancia, ya que con el tiempo se soluciona.
Vómitos. El vómito, en cambio, es la expulsión forzada y brusca del contenido gastrointestinal por la boca; implica por tanto un esfuerzo y suele ser de bastante mayor cantidad que la regurgitación y en proyectil, está precedido de náusea y puede generar molestias y ser o no producto de una enfermedad.
¿TODO NIÑO QUE VOMITA TIENE REFLUJO?
Técnicamente sí. Todo lo que se regresa es reflujo. Refluir y regresar son términos sinónimos, pero, y aquí está la clave, no todo niño que vomita necesita tratamiento. Porque no todo niño que vomita está enfermo. Ya decíamos que la regurgitación es completamente normal, y no causa molestias, ni requiere tratamiento.
¿ENTONCES A QUIÉN HAY QUE DARLE TRATAMIENTO?
Bueno, hay que darle tratamiento al niño que tiene una ENFERMEDAD producida por el vómito. Esta enfermedad es originada, en parte, por el ácido clorhídrico que hay normalmente en el estómago y que sirve para digerir la leche. Este ácido quema el esófago y genera molestias como dolor, irritabilidad, tos, silbidos bronquiales, falta de ganancia de peso, entre otras cosas.
Veamos ahora un caso real. Un caso médico.
UN NIÑO VOMITADOR FELIZ
Se trata de un niño de 3 meses de vida que es traído a la consulta por sus padres quienes refieren que el niño vomita muchas veces en el día.
El crecimiento y el examen físico son completamente normales.
En este caso ¿Son necesarias las pruebas diagnósticas y darle algún tratamiento al bebé?
Definitivamente no. Recordemos que los niños que regurgitan son sanos, que la regurgitación es considerada un mecanismo fisiológico, es decir, un mecanismo normal. Estos bebés pueden ser clasificados como “vomitadores felices”.
En otras palabras regresan alimento, pero esto no les genera ninguna molestia y esto es extremadamente común el primer año de edad y a la mayoría de los bebés se les quita entre los 7 y los doce meses de edad.
Así las cosas, es preciso convencer a los padres que el fenómeno de regurgitación no es una enfermedad, que su bebé no está sufriendo, y por ende, no requiere tratamiento.
CÓMO HACER EL DIAGNÓTICO
Lo primero es elaborar una historia clínica. Esto es, elaborar un detallado interrogatorio a los familiares, hacerla de detective, pues. El interrogatorio y la exploración física son casi siempre lo único que se requiere para hacer el diagnóstico. No. Casi nunca es necesario llevar a cabo complicadas pruebas de laboratorio.
Los padres y los médicos que atienden a un bebé deben tener muy presente que no todo niño que vomita tiene Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico.
Algunos de los puntos rojos para sospechar enfermedad por reflujo son:
Dolor difuso, atrás del esternón o arriba del ombligo, llanto nocturno que calma con líquidos (agua, leche o antiácidos). Disfagia (dificultad para deglutir el alimento, rechazo del alimento: el niño come y le duele, pero traga para calmarse. No aumenta adecuadamente de peso.
También se debe pensar en enfermedad por reflujo cuando hay anemia, o vómitos con sangre a lo que llamamos hematemesis y melena, que es sangre vieja en el excremento.
También hay síntomas fuera del tubo gastrointestinal: puede haber inflamación frecuente en los oídos, dificultad para hablar o ronquera frecuente, ruidos al respirar llamados estridor y hasta laringitis.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico puede causar muchos síntomas respiratorios significativos en los niños como espasmo de la laringe por ello el niño parece que se ahoga cuando come y, como consecuencia de estos espasmos, apnea obstructiva con hipoxemia (dificultad para respirar), cianosis, es decir, labios y dedos morados y bradicardia (latidos cardiacos anormalmente bajos). El reflujo se puede confundir con asma, pues da síntomas muy parecidos a esta y además puede ocasionar neumonía. Un niño que tiene 2 veces neumonía en el primer año de vida es altamente sospechoso de tener enfermedad por reflujo.
El reflujo se parece al asma en especial los accesos de tos nocturna, el comienzo temprano de este tipo de espasmo y que además no responde a los broncodilatadores como si lo hacen los asmáticos.
Bueno, como ven la sintomatología que presentan los niños con enfermedad por reflujo es muy variada y a veces se confunde con enfermedades en otros órganos por ello hay pruebas diagnósticas, que van desde una simple biometría hemática, hasta la pH metría
NO TODOS LOS REFLUJOS GASTROESOFÁGICOS SON IGUALES.
De hecho, los médicos generales o nosotros los pediatras deberemos tener siempre esto presente: evaluar correctamente cada paciente que se presente con vómitos. Recordar que regurgitación y vómito son eventos diferentes, el primero es normal y el segundo no, evitar solicitar estudios inadecuados y realizar tratamientos excesivos y/o incorrectos y, de ser necesario, apoyarnos en los pediatras que tienen especialidad en gastroenterología.
*El Dr. Alvarado es Médico Cirujano y Partero de la Universidad de Guadalajara
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