Los ataques de pánico son reales y tienen tratamiento

Miedo

Por Lic. Solange García Bardot*

 El ataque de pánico en la mayoría de los casos forma parte de un trastorno de ansiedad. Es un problema de salud serio neurobiológico que puede traer severos consecuencias psicológicas. El trastorno de pánico es un problema universal que se encuentra en todas las culturas, razas y niveles socioeconómicos. Se estima que 1 de cada 10 personas lo padece y se da dos veces más en  mujeres que en hombres. La edad de inicio es típicamente en el adulto joven pero puede aparecer incluso en niños. Su evolución y complicaciones son muy variables pero tiende a ser un cuadro fluctuante y crónico.

Síntomas

Los síntomas del ataque de pánico aparecen de repente sin ninguna causa aparente. Se define como un momento de extrema angustia o terror acompañado de desesperación y sensación de descontrol. Los síntomas físicos más comunes pueden ser:

  • Palpitaciones
  • Dolor de pecho
  • Sudoración
  • Malestar estomacal
  • Mareos
  • Nauseas
  • Dificultad para respirar
  • Sofocos o escalofríos
  • Temblores musculares

 

Los síntomas cognitivos que podrían aparecer, son:

  • Sensación de temor pavoroso, de que algo terrible está a punto de ocurrir y no puede hacer nada para evitarlo.
  • Desesperación por escapar de la situación en la que se encuentra.
  • Miedo a morir.
  • Miedo a volverse loco.
  • Desrealización o despersonalización.

 

La duración de los ataques es de 10 a 30 minutos aunque en algunas personas puede extenderse más dependiendo de la permanencia del estímulo que lo provocó o de la situación en la que se encuentra. Los síntomas pueden ser similares a los de un ataque al corazón.

Ataque de Pánico & Ansiedad

Luego de atravesar un ataque de pánico la persona queda con una alta ansiedad frente a la posibilidad de tener otro episodio. Esta ansiedad anticipatoria lleva al sujeto a hacer algunos cambios en su conducta, evitando lugares donde pueda sentirse solo, desamparado, sin escape o imposibilitado de recibir asistencia en el caso de tener una nueva crisis. Es así que comienza a desarrollarse la agorafobia que según Barlow se da en un 95% de los pacientes con trastorno de pánico.

El ataque de pánico puede ser por si mismo un trastorno de ansiedad pero también puede acompañar otro tipo de trastorno de ansiedad como al estrés post traumático. También puede presentarse en otros cuadros psicopatológicos, en intoxicaciones, o abstinencia a las drogas e incluso en algunas enfermedades físicas como la anemia.

Aunque es menos frecuente, los ataques pueden ocurrir durante el sueño. La persona se despierta sobresaltada con toda la activación sintomática descripta, terror repentino y sin motivo aparente.

El trastorno de pánico es una patología seria, real y potencialmente muy discapacitante, pero puede ser controlada con el tratamiento específico. Es una enfermedad crónica y fluctuante.

El rol de la familia y los amigos en el trastorno de pánico

Muchas veces la familia y amigos e incluso los médicos utilizan expresiones como “no es nada serio, todo está en su cabeza”, “no tenesde que preocuparte” o “es cuestión de ponerle fuerza de voluntad y animarse se receta un ansiolítico y listo”. Esto da la impresión de que no existe un problema real y que los pacientes deben ser capaces de superar sus síntomas por si solos. Este modo de mirar el problema deja al sujeto solo, incomprendido y frustrado por no poder manejarlo. Sin dudas,el ataque de pánico es una patología grave aunque no haya un órgano en peligro. Una postura más eficaz frente a este tema es reconocer la existencia del miedo, la intensidad de los síntomas y buscar el tratamiento adecuado.

El pánico es el resultado de distintas variables como la vulnerabilidad biológica, patrones de comportamiento y pensamiento distorsionados generadores de altas dosis de ansiedad y estresores sociales variados. Hay amplias evidencias de que la enfermedad tiene una tendencia familiar, en la que influyen tanto componentes genéticos como de aprendizaje infantil.

Gracias a la enorme cantidad de investigaciones sobre el sistema nervioso y sus neurotransmisores hay variedad de tratamientos psicofarmacológicos disponibles. También hay formas muy específicas de psicoterapiacon un alto grado de eficacia en el manejo y prevención de los ataques. La combinación de ambas terapéuticas la psicofarmacológica específica y la terapia cognitivo comportamental han tenido una efectividad comprobada a través de rigurosos estudios científicos y estadísticos. La terapia cognitiva comportamental es la más aceptada tanto para adultos como para niños.

 

*Solange García Bardot. Lic. en Psicología

Hémera, Centro de estudios del estrés y la ansiedad

www.hemera.com.ar

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