Configuraciones familiares posmodernas
Por Alejandra Inés Lacroze*
”¿Es pues la crisis de la familia tipo un fenómeno disociable de lo que está sucediendo a nivel mucho más general? Por cierto esta crisis tiene su especificidad… La nuestra es una honda crisis en el orden del significado de la convivencia… Nada se ganará combatiendo lo que sucede con diagnósticos apocalípticos y políticas represivas. Una vez más, pensar se hace indispensable. Entre los riesgos que nos amenazan, ese es el único que vale la pena correr” Santiago Kovadloff
La institución amorosa, que tanto prestigio tuvo en la modernidad, entra en crisis en la posmodernidad. Surge lo que llamamos configuraciones familiares posmodernas.
La posmodernidad fue acompañada por una pérdida de hegemonía de la familia moderna como modelo. Este es un movimiento que para situarlo históricamente, abarcó todo el siglo XX y con más énfasis, a partir de los años 1960, produjo un enorme cambio en las relaciones. Las configuraciones familiares del posmodernismo se fueron adaptando, e inclusive consiguieron reconocimiento social y jurídico dentro del aparato legal del estado. (Moguillansky; Nussbaum)
Algunos factores que influyeron para estos cambios son: la entrada masiva de la mujer al mercado de trabajo; la revolución que implicó la aparición de los métodos anticonceptivos; la legislación del divorcio (hoy un 50 % de las parejas se divorcian); la profunda transformación que las técnicas de fertilización asistida; la discusión en torno a la cuestión de género; procesos de adopción por parejas homoafectivas; disminución notable de tasa de natalidad en países desarrollados.
Conviven en nuestra sociedad uniones de matrimonios del mismo género, familias homoparentales y uniparentales.
-En USA, casi el 75% de los divorciados, se vuelven a casar o se unen sin casarse.
-En algunos países de América latina, la proporción de bebés nacidos de matrimonios no casados, aumentó en la última década de un 30 % a un 50%
-En Inglaterra, un tercio de las parejas corresponden a personas divorciadas mientras que en Francia, se calcula que un millón de menores de 25 años convive con un padrastro o madrastra
-Las familias ensambladas en general, son compuestas por parejas cuyos cónyuges son reincidentes y sus hijos provienen de uniones anteriores
-Se estima que en la ciudad de Buenos Aires, el 50 % de las familias son ensambladas.
-En USA; los especialistas afirman que la familia ensamblada representa la configuración familiar más común.
En contrapartida, aquellos que “eligen vivir solos” personifican el desencanto del matrimonio unido inventado por la modernidad, no creen en las grandes pasiones.
Las fertilizaciones asistidas representan casi 1% de 6.800 prácticas de alta complejidad realizadas en 32 centros especializados del país. (Artículo La Nación del 30 agosto 2011: “Ser madre. El deseo que no conoce obstáculos”). Tales fertilizaciones constituyen una configuración de familia uniparental. Para esas mujeres, la maternidad dejó de estar unida a tener un compañero.
En el presente, coexisten discursos sobre la familia, la infancia y adolescencia instituidos en el Modernismo, junto a otros
En el Modernismo, se construyó un andamiaje estructural que organizaba las relaciones interpersonales, muchas de ellas asimétricas, y esa estructura respaldaba, hacía de soporte a esas relaciones, a su vez éstas garantizaban el funcionamiento del sistema: alumno – docente, padres-hijos, un empleado y un puesto de trabajo.
Otra de las grandes transformaciones se está produciendo a nivel de los descubrimientos vertiginosos de la tecnología, que generan cambios en los modos de relacionarse.
“A los 18 meses son capaces de reconocer logos comerciales y a los dos años pueden pedir productos por su marca. A los tres, algunos ya deciden qué ropa ponerse y otros patalean en la puerta de McDonald’s reclamando su derecho a la cajita feliz. Apenas son capaces de mantenerse sentados (es decir, alrededor de los seis meses), son colocados en el “puesto de observación culturalmente definido: el carrito del supermercado” –según las palabras de un renombrado especialista en marketing–, y cuando aprenden a caminar, empiezan a sacar por sus propios medios los productos durante el paseo por el supermercado. En las primeras melodías que entona hay jingles publicitarios y en las primeras imágenes que aprende a distinguir, hay objetos de consumo. En muchos casos, los chicos son consumidores antes que hijos o ciudadanos.”
Diario Clarín Argentina 2004
Una serie televisiva, muestra a través de una irónica realización el funcionamiento de familia americana en la actualidad. Cristina Corea, semióloga, habla así de Los Simpson:
“La consagrada serie de Los Simpson muestra de modo elocuente la transformación de la relación tradicional entre padres e hijos, como efecto de las prácticas de consumo”. El sitio tradicional del padre aparece prácticamente cuestionado como el lugar tradicional de saber y poder asignado por la modernidad. Lo común es que Homero aparezca asistido discursivamente por Marge, su esposa, que funciona como una especie de intérprete, encargada de construirle una representación del mundo que le resulte medianamente inteligible: con los recursos mentales de los que dispone Homero. A su vez, Homero resulta con frecuencia burlado por Bart, su hijo. Con Bart tiene una relación cuyo rasgo más saliente es la rivalidad: compiten por obtener premios que son, en apariencia, objetos infantiles porque bien mirados son objetos clásicos de consumo: gaseosas, comida chatarra, horas TV etc.” Cristina Corea
En la actualidad, se plantean alteraciones en la familia nuclear: la pérdida de la condición salarial, flexibilidad laboral, incertidumbre respecto al futuro, pérdida de las protecciones sociales, borramiento de las fronteras generacionales y la acumulación de información que al estilo del zapping impide la posibilidad del saber genuino.(Selener)
La idea de un estado ausente se refiere a un declive institucional donde el Estado ya no es lo que era, no oficia como antes lo hacía al igual que la escuela y la Iglesia de garantes sociales.
Se forman nuevas coordenadas que remiten a nuevos tipos de sufrimiento de los integrantes de las instituciones, la destitución y la fragmentación que crea un clima de anomia sin orden ni provisión de sentido. Somos contemporáneos de una serie de transformaciones en el lazo social y la subjetividad instituida.
Cabría preguntarnos: ¿Cómo adquirir existencia en un mundo fluido con demandas siempre cambiantes?
Alejandra Inés Lacroze
*Psicóloga (UCA) Psicoanalista formada en Instituto de Psicoanálisis de Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA) con Especialización en niñez y adolescencia. Miembro de APdeBA y de International Psychoanalitical Association (IPA). Maestría en pareja y familia (IUSAM-APdeBA). Integrante del Departamento de pareja y familia de APdeBA.