Los primeros desafíos del recién nacido

El Doctor Guillermo Gutiérrez Calleros, nos explica con un lenguaje muy claro y con cierto grado de poesía, los cambios que se producen en ese momento tan maravilloso que es el nacimiento de un bebé.

La función básica para que sobreviva el embrión y el feto (embrión de mayor edad) es el flujo de la sangre. Aunque el bebé no haya desarrollado el cerebro (anencefalia) o el corazón tenga una malformación congénita que no le permita sobrevivir después de nacer, el bebé va a formarse, a desarrollarse y va a crecer si la sangre fluye hacia las células. Hablamos de “río vital” puesto que es el flujo que lleva la nutrición y el desperdicio para que sea eliminado.

Al momento de nacer, las funciones biológicas más importantes del bebé son: las de mantener el flujo sanguíneo, la capacidad de conservar su temperatura y el ser capaz de respirar para llevar el oxígeno hacia la sangre y eliminar el dióxido de carbono.
Los pulmones, que conforman el sistema respiratorio del bebé, sólo están listos para respirar a término, después de 37 semanas de gestación en la mayoría de los casos.

Los niños que nacen por cesárea, sobre todo lo que llamamos cesárea electiva, tienen la tendencia a desarrollar un problema respiratorio pasajero que se denomina taquipnea transitoria del recién nacido que significa respirar rápido durante varias horas. Esto se debe a que el bebé no ha estado sometido al trabajo de parto.

Hace años pensábamos que la razón de la taquipnea transitoria era que al momento de nacer, el tórax del bebé era exprimido por el canal vaginal y de esa manera, sacaba mucho líquido pulmonar al exterior. Ahora sabemos que eso no es cierto, que la cantidad que sale por esta “exprimida del tórax”, es una cantidad ínfima, nada comparado con el líquido que llenan los pulmones.
Los pulmones del bebé, cuando está aún dentro de la madre, están llenos de líquido pulmonar producido por los alvéolos nuevos del bebé que están formando el tracto respiratorio.
Cuando estamos por nacer la madre naturaleza nos alerta que nos preparemos a la salida. Esa “señal” es el trabajo de parto. De la misma manera que el trabajo de parto es doloroso y tedioso para la madre, es esencial para el bebé. No sabemos cuál es el mensajero bioquímico, el “dedo que aprieta el botón” para que el niño se prepare, pero sabemos que el trabajo de parto inicia el proceso que hace que el líquido pulmonar sea lentamente absorbido hacia la circulación. La gran mayoría del líquido que llena los pulmones no es expulsado hacia el exterior, es absorbido internamente. Este proceso necesita tiempo, por eso el trabajo de parto es tan prolongado; la madre naturaleza lo hace así no porque quiera lastimar a la madre, sino porque quiere alertar y preparar al bebé para el nacimiento.
Otro desafío que el bebé tiene al nacer se relaciona con los cambios cardiovasculares: Hay un orificio dentro de la pared del corazón, llamado la ventana oval y otra conexión de los vasos sanguíneos en el exterior del corazón, que llamamos conducto arterioso. Es a través de esos canales que la sangre fluye del lado derecho al lado izquierdo del corazón. Este flujo sanguíneo es esencial para que el oxígeno que llega de la placenta alcance el lado izquierdo del corazón, que es donde necesita ser bombeado para todo el cuerpo. Estas dos conexiones son esenciales para sobrevivir en el vientre materno. Al nacer, todos los bebés tienen “soplos” cardíacos ya que la sangre fluye por estos canales; un tiempo después del nacimiento estas conexiones desaparecen.

En el momento de nacer abrimos los pulmones, respiramos y lloramos. Y esa sinfonía, el llanto del bebé, es lo más bello que hay para mis oídos.

Abrimos los pulmones desde el punto de vista aéreo y vascular. Los vasos sanguíneos se van a abrir y el bebé va a recibir sangre dentro de los pulmones y de esa manera será capaz de ventilar los pulmones y así oxigenar su sangre apropiadamente.

Otro desafío muy importante que el bebé tiene es mantener su temperatura. La gran mayoría de las etnias ha reconocido este problema y cuando el bebé nace lo primero que hacen es secarlo y después lo cubren. Ya sabemos desde hace 100 años (cuando se crearon las primeras y rudimentarias incubadoras) que el niño que se enfría tiene menos posibilidades de sobrevivir que el niño que se mantiene en buena temperatura ambiental. Además, él tiene que adaptarse a todos los cambios metabólicos, puesto que el cordón umbilical, que lo conectaba con su madre y que le ha dado toda la nutrición que necesitaba, ahora ya no existe y tiene que mantener el azúcar y otras sustancias nutritivas en niveles normales en su sangre. Como aún no puede obtener bastante leche del seno materno, utiliza las “reservas” que ha acumulado, sobre todo durante las últimas 8 semanas de embarazo. Es por eso que el bebé gana tanto peso en el último trimestre del embarazo y es también una de las razones por las cuales todos los bebés pierden un poco de peso en la primera semana de vida.

Cuidados del bebé

Desde el punto de vista de cuidados físicos del recién nacido, es muy importante mantenerlo en un buen ambiente de temperatura y asegurarnos de que es capaz de amamantarse ya sea de leche materna, en botella u otras fórmulas.
La mejor manera es alimentarlo es “a libre demanda”. Los primeros días hay poca leche materna así que el bebé va a alimentarse durante pocos minutos pero frecuentemente. Al pasar los días la estimulación de los senos, las hormonas y demás ayudan a que la producción de leche aumente, así que él toma más leche en cada tetada y empieza a alimentarse con más regularidad, cada 3 a 4 horas.
El excremento es inicialmente de un color verde oscuro-negro, lo llamamos meconio; después cambia a un color amarillo-dorado. El número de evacuaciones es variable, de 1 vez hasta 6 u 8 veces al día. La mejor manera de vigilar que el bebé esté bien hidratado es vigilar el número de veces que orina. Debe de eliminar orina de 3 a 4 veces diarias los primeros 2-3 días; después 7 a 8 veces, cada 24 horas.

La piel del recién nacido es muy sensible por lo que no hay que exponerlos al sol. Hay una tendencia en muchos países de poner los bebés al sol relacionado con la ictericia (que es un color amarillento que puede aparecer en la piel del recién nacido ya que su hígado no tiene la capacidad de eliminar una sustancia que llamamos bilirrubina). Ahora bien, si la ictericia es significativa, el bebé debería estar en el hospital para ser tratado con fototerapia. Si nota a su bebé “amarillento” llévelo rápidamente a su médico.

No necesitamos ponerle al bebé lociones, cremas ni nada de eso. El olor de un bebé, sobre todos los primeros días, es un olor muy particular que no puede recrearse. Si alguien pudiera recrearlo y ponerlo en una tienda seguramente habría miles de mujeres caminando en la tienda sin saber por qué, atraídas por el aroma, como las abejas a la flor. Es un olor muy especial el de los primeros días y poco a poco desaparece. Creo yo que utilizar jabones, cremas y polvos en el cuerpo de un bebé es realmente innecesario a no ser que exista una patología.
Desde el punto de vista del cordón umbilical no hay que hacer absolutamente nada. El cordón umbilical es uno de los tres tejidos del ser humano que no tiene nervios sensitivos, es decir, no duele. A medida que los días pasan y que ese cordón umbilical se seca, puede picar y enrojecer la piel alrededor del ombligo. Necesitamos tener cuidado con eso.
El cordón umbilical se cae por sí solo porque es una gangrena y como tal, va a desprenderse. Generalmente ocurre durante la primera semana de vida aunque puede suceder hasta la segunda semana. Un niño al que no se le ha caído el cordón a la tercera o cuarta semana puede ser que tenga algún problema inmunológico. Si la madre está preocupada, yo recomiendo tomar un algodoncito con un poco de alcohol o agua limpia, exprimirlo (no debe estar muy mojado) y limpiarlo. El cordón umbilical, al igual que cualquier costra que se seca y se cae, no debe producir nada. Puede suceder que si la costra o el cordón estuviera un poco fresca cuando se desprende se produzcan algunas gotas de sangre.

Si el bebé es de sexo femenino pueden haber cambios en su cuerpito ocasionado por la trasmisión de hormonas de la madre, que se denomina ginecomastia. Los pechitos del bebé pueden hincharse y frecuentemente pueden tener leche. No es necesario hacer nada. Dado que el tejido de la mama es lo mismo para el hombre que para la mujer, esto puede presentarse también en bebés de sexo masculino. En algunos países la llaman “la leche de las brujas” porque se dice que hace muchos años las brujas necesitaban gotitas de leche de recién nacidos, principalmente de varones, para hacer sus pociones mágicas

En las nenas puede haber también un mínimo sangrado vaginal que se manifiesta con unas gotitas de sangre en el pañal y que no debe ser motivo de alarma.
Es común que durante las primeras horas de vida el bebé estornude frecuentemente ya que de esa forma elimina secreciones respiratorias. Al no poder toser efectivamente es frecuente que esto ocurra. Es normal también que el bebé tenga temblores, irritabilidad frente a distintos estímulos (como encender la luz, causar un ruido, tocarlo, etc.).

Puede presentar al mismo tiempo lo que llamamos estrabismo. Esto es, ser bizco o mover los ojos de una manera rara. Siempre y cuando estos estrabismos sean simétricos, es decir, se presenten en los dos ojos al mismo tiempo, se trata de un problema que va a desaparecer y que se debe a la falta de mielinización del sistema nervioso periférico; ambos problemas son raros después de dos meses de edad.

Por último, es importante que nos refiramos a la posición de descanso. El bebé debe estar acostado en un lugar seguro, protegido. Es importante no dejar dentro de su cama objetos que lo puedan dañar. Tampoco poner plantas o juguetes sobre su cuna (que pudieran caerse y lastimarlo)
Es aconsejable también, no poner música estridente, para no traumatizar su sistema auditivo.
Es preferible acostarlos boca arriba aunque no significa que la posición no pueda ser alternada poniéndole una cobijita o una almohadita en su espalda para darle un cierto ángulo. Se recomienda no dejarlo acostado boca abajo, sobre todo sobre un colchón muy suave o una alfombra muy espesa; también los colchones de agua resultan peligrosos. El bebé puede cansarse, porque sus músculos del cuello no son muy poderosos y no podrá levantar su cabeza, pudiéndole ocasionar problemas para respirar al obstruírsele la nariz.

En países donde rutinariamente han acostado a niños boca arriba se constata una menor incidencia por muerte súbita o “muerte de cuna”. Pero como dijimos, es importante saber también que no es necesario que el bebé esté constantemente boca arriba porque si no le cambiamos su posición, su cráneo puede llegar a deformarse. La posición boca-abajo es necesaria también, cuando lo vigilamos y está despierto, para que levantándose, ejercite sus músculos pectorales.
Recordemos que el lugar donde su bebé duerme, es donde pasará la mayoría de su tiempo, durante los primeros meses. Seamos cuidadosos.

CONSULTE SIEMPRE A SU PEDIATRA

Dr.Guillermo Gutierrez Calleros

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