Desmitificando la lactancia

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Por Laura Krochik, Directora Integral del Curso Integral de Consultoría en Crianza
En torno a la maternidad existen millones de mitos y creencias sumamente arraigadas en el inconsciente colectivo. En términos de crianza y lactancia materna, giran la mayoría. Verdades reveladas, transmitidas de generación en generación, tan instaladas que, en general no nos detenemos ni un segundo, de nuestra agitada vida maternal, a cuestionarlas.

La creencia se define como el “completo crédito que se presta a un hecho o noticia como seguro o cierto. ¡Perfecto! el asunto radica en que muchas veces la raíz de esa creencia es un mito, es decir una historia ficticia, irreal. La lactancia materna, es uno de los principales focos donde madres, suegras, primas, hermanas y vecinas depositan, con su mejor intención y con ánimo de colaborar, sus saberes y experiencias.

Lamentablemente, muchísimas veces esos aportes están cargados, no sólo de la subjetividad lógica del caso, sino que, como mencionábamos anteriormente, también suelen estar basados, parcial o totalmente en mitos. Seguramente frases como: “Tenés que darle la teta cada tres horas, 10 minutos de cada lado”, “Te usa la teta de chupete”, “Se me cortó, o me quedé sin leche”, “Toma por vicio”, “Pide teta a cada rato, mi leche no lo debe estar llenando” les resultaran sumamente familiares. Muchas pensarán, de hecho es lo que me pasó a mí, otros dirán, conozco a alguien que tuvo ese inconveniente, etc. La realidad es que, esas afirmaciones, constituyen algunos de los mitos más populares sobre la lactancia materna.

Desmitificando la lactancia

  • El bebé tiene que tomar la teta cada tres horas, 10 minutos de un pecho y 10 minutos del otro. MITO

Esta creencia es muy fuerte, y es una de las más se repite. Se origina, por tomar en cuenta la frecuencia, con la que deben alimentarse los bebés que toman leche de fórmula. Esto no se aplica a la lactancia materna.  La realidad es que, en este caso, lo ideal es que sea a libre demanda. Es decir, poniendo al bebé al pecho, cada vez que notemos que nos está dando alguna señal de hambre. Muchas veces suelen chuparse la manito, o hacer movimientos con su boca y cabeza, como buscando la teta, esto nos indica que es un buen momento para ofrecerle el pecho.
La leche materna no presenta dificultades para que, el insipiente sistema digestivo del recién nacido, la procese, por eso, a diferencia de los bebes alimentados a fórmula, los de pecho, suelen alimentarse más seguido. Es lo normal, lógico y esperable. Además, que la teta reciba el estímulo de la succión del niño, es beneficioso para la producción de leche, ya que la misma, es directamente proporcional, al estímulo que el pecho reciba.
En relación al tiempo de mamada, lo importante es que realice una succión vigorosa mínimamente diez o quince minutos (en promedio), de ahí en más nos olvidamos del tiempo y lo dejamos que tome lo que quiera, de un mismo pecho, si vemos que sigue con hambre, le ofrecemos el otro. Lo importante es no cambiarlo enseguida de pecho, ya que a lo largo de la mamada, la leche va cambiando su composición: al iniciar la toma, es más acuosa, para calmar la sed del niño, transcurrida la mamada se vuelve más grasosa, es importante que pueda tomar esa leche, ya que será la que lo ayude a ganar peso.

  • El bebé usa la teta de chupete. MITO

Pensemos, en primera instancia, que un niño no pide aquello que no necesita, con lo cual, la realidad sería decir que usa el chupete que nosotros le ofrecemos, como teta que pide.
Lo que puede suceder es que nos pida teta, como forma de obtener lo que en realidad está necesitando, que es estar a upa para calmarse, sentirse contenido y seguro. Muchos bebés, el único modo que encuentran para ser sostenidos es estar en la teta por tiempos larguísimos, aunque ya no estén haciendo una succión que les permita realmente nutrirse.

  • No tengo leche. MITO

En general, salvo que exista algún problema físico, emocional muy fuerte, o por inhibición de la lactancia, todas las madres (por tratarse de seres mamíferos) producen de forma natural el alimento para su cría. Sucede que, muchas veces, nos genera cierta inseguridad o desconfianza, el tema de no poder ver, o medir a ciencia exacta, la leche que nuestro pecho produce.
Hay varias formar de comprobar que estamos produciendo leche, una es a través de una correcta maniobra de extracción manual, pero la principal tiene que ver con el engorde del bebé. Si va aumentando de peso, definitivamente leche hay, y en la cantidad que ese bebé en concreto necesita para crecer.

  • Mi teta es muy chica, así que no produce suficiente leche. MITO

Como dijimos anteriormente, la producción de leche tiene que ver con el estímulo que el pecho reciba, ya sea por la succión del bebé o por la extracción que nosotros podamos hacer, manualmente o mecánicamente (con un sacaleches).
El cuerpo, al dar cuenta de que la leche que produce, va siendo utilizada, indefectiblemente comienza a aumentar el volumen de producción. Por eso, sostenemos que, a mayor estímulo recibido, mayor es la cantidad de leche que la teta produce.

  • Después de los 6 meses, la leche materna ya no le sirve al bebé. MITO

Hasta los 6 meses de edad, la leche materna cubre completamente las necesidades nutricionales del niño, por lo que no es necesario introducir otro tipo de alimentos o bebidas. A partir de esa edad, y hasta los dos años, le aporta el 40% de los requerimientos nutricionales. Motivo por el cual, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda lactancia exclusiva como mínimos hasta los 6 meses y, a partir de esa edad, con la correspondiente introducción de semisólidos, sugiere continuarla hasta los dos.

  • Se me lastiman los pezones porque tengo la piel sensible. MITO

Generalmente, si bien es verdad que hay personas que tienen pieles más sensibles que otras, el tema de las grietas en los pezones, tiene que ver con una incorrecta prendida del bebé al pecho. Es importante que no se prenda al pecho agarrando solo el pezón (la puntita de la teta). La idea es quede dentro de su boca, la mayor porción de areola posible (toda la parte más).
Cómo contrarrestar los mitos en la lactancia
Principalmente informándose, consultando fuentes profesionales. Además, teniendo una mirada instintiva y atenta, que nos ayudará a detectar las señales que nuestro bebé nos da.

 

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Acerca de Laura Krochik
Laura Krochik es, desde hace más de 20 años, especialista en lactancia y crianza. Tiene una formación previa en Ciencias de la Educación – de la Universidad de Buenos Aires-, es instructora en Psicoprofilaxis Obstétrica, Doula y Puericultora. Se desarrolló como puericultora en las mejores clínicas privadas y centros de salud del país, además de asistir a innumerables familias como Doula. Es presidenta de la Asociación Civil Argentina de Puericultura.

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