Notipapis Edición 58

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Daños irreparables que el alcohol provoca en el cerebro

El consumo de bebidas alcohólicas hace tiempo que dejó de ser patrimonio exclusivo de los adultos. Los jóvenes son los principales consumidores de esta sustancia, y aunque los datos estadísticos no se refieren a las edades, se sabe que mientras en 1966 se consumían 9,5 litros de cerveza por habitante al año, en 2003 esa cifra ascendía a 36 litros.

El consumo excesivo de alcohol durante la adolescencia causa daños irreparables en el cerebro. Éstos se traducen en fallas en la memoria, déficit de atención y dificultad en la toma de decisiones. También es muy frecuente encontrarnos con la disminución o desaparición del control inhibitorio, explica Ricardo Allegri, médico neurólogo, jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsicología y Neuropsiquiatría de la Fundación FLENI de Argentina.

La previa es el término con el que se conoce a las reuniones de jóvenes que se realizan en la casa de alguno antes de ir a una disco o a una fiesta. Durante estos encuentros, que por lo general se llevan
a cabo ambos días del fin de semana, los adolescentes muchas veces no toman por gusto sino porque consideran que el alcohol es una herramienta modificadora de la conducta y del humor.

Aunque se tome alcohol sólo durante los fines de semana, la posibilidad de que se desarrollen daños irreversibles está presente, debido a que como ocurre con todas las otras partes del organismo, durante la adolescencia el cerebro de las personas se encuentra en etapa de maduración y no cuenta con las herramientas necesarias para defenderse de las agresiones que sufre como consecuencia de los hábitos, enfatiza Allegri.

¿Cuáles son los cambios concretos que se producen a nivel cerebral?

Menor tamaño del hipocampo, disminución de la corteza pre frontal y peor calidad de sustancia blanca.

Estos cambios se manifiestan clínicamente en fallas de la memoria (10% menos de capacidad para recuperar la información), desatención, disminución del compromiso en la toma de decisiones y dificultades en el control inhibitorio y de impulsos”, detalla Allegri.

Estas conclusiones fueron obtenidas a partir de diversos estudios, test cognitivos y neuroimágenes que compararon el cerebro de los adolescentes que beben en exceso con el de los que consumen alcohol escasamente o directamente no lo hacen.

Más allá de los cambios que se advierten fácilmente, y sin olvidar que el alcohol en la adolescencia es un factor de riesgo de accidentes, hay que remarcar que no sólo se producen cambios inmediatos sino también complicaciones y secuelas cognitivas a largo plazo -concluye el especialista-. Por eso es importante que tanto los jóvenes como los padres tomen conciencia del importante daño que produce el consumo excesivo de alcohol dado que estos no se podrán reparar.

El cerebro de las adolescentes mujeres está más expuesto a sufrir daños y complicaciones que el de los hombres debido a que ellos tienen más resistencia.

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