Realidad científica cigarrillo electrónico

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Por Dr. Rodrigo Matamoros*

La American Heart Association ha publicado un completo estudio sobre el cigarrillo electrónico, un dispositivo cada vez más popular que trata de ser un sustitutivo del cigarrillo tradicional y que teóricamente ayuda a abandonar el consumo de tabaco.

El cigarrillo electrónico hace uso de un líquido que contiene glicerol, propilenglicol, nicotina y, por último, ciertos extractos de hierbas o elementos alimentarios que le dan a cada versión un sabor característico. El consumidor de estos cigarrillos aspira el vapor generado por estos dispositivos, que trata de emular la sensación de fumar un cigarrillo tradicional y que ha dado pie al nombre que se le da a los fumadores de cigarrillos electrónicos: vapeadores.

La industria tabaquera apuesta por el vapeo

El cigarrillo electrónico fue inventado en su actual versión por el farmacéutico chino Hon Lik, que comenzó a comercializar su cigarrillo electrónico Ruyan en mayo de 2004. Su popularidad fue creciendo y extendiéndose internacionalmente, y la patente acabó siendo adquirida en 2013 por la tabaquera Imperial Tobacco, que la compró por 75 millones de dólares.

El interés de la industria tabaquera por los cigarrillos electrónicos es patente: hoy en día la mayoría de grandes marcas ofrecen productos de este tipo, y por ejemplo en nuestro país ya existen más de 3.000 tiendas que comercializan equipamiento para vapear, sin contar, como indican en la Agencia Sinc, a los estancos que también distribuyen estos productos.

El objetivo del estudio de la American Heart Association es precisamente situarse como una de las referencias a la hora de evaluar la exposición tóxica de estos cigarrillos, sus riesgos individuales, y los efectos en la salud. También es necesario según ese estudio determinar el riesgo para los no fumadores (los “vapeadores pasivos”, como ya se les llama), y, obviamente, tratar de confirmar si estos cigarrillos realmente ayudan a dejar de fumar o al menos reducen los riesgos para la salud en aquellos que los adoptan en lugar de los cigarrillos tradicionales.

Uno de los problemas a los que se enfrenta este y otros estudios es la continua evolución de estos productos: “los cigarrillos electrónicos cambian deprisa, y muchos de los resultados de estudios de productos antiguos podrían no ser relevantes para la evaluación de productos más novedosos que podrían ser más seguros y más eficientes como dispositivos para el suministro de nicotina”, indican en ese estudio. Y aun así, muchos esfuerzos van dirigidos a tratar de estudiar y regular un mercado aún en pañales.

Lo demuestra el propio Parlamento Europeo, que “a mediados de marzo revisaron la Directiva 2001/37 sobre productos del tabaco para incluir, entre otros, a los cigarrillos electrónicos”, indican en Zinc.

Cada país miembro de la UE puede tomar ciertas decisiones para regular su uso, y en España se han adoptado precisamente medidas para “prohibir el uso de cigarrillos electrónicos en edificios públicos, hospitales o zonas infantiles”, además de restringir la emisión de anuncios en horario diurno. La Ley Antitabaco en nuestro país se cura en salud -y nunca mejor dicho- y adopta una postura precavida respecto a unos productos que ya han comenzado a dar algunos sustos.

La neumonía lipoidea es, según los datos que tenemos, el riesgo al que podrían enfrentarse los vapeadores. Aunque apenas ha habido casos confirmados, este mes de marzo se produjo uno en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña. Los médicos achacaron los nódulos adiposos en los pulmones del panciente a la glicerina vegetal presente en el líquido del cigarrillo electrónico, pero puede que el cigarrillo electrónico solo fuera parte del problema, y algunos sugieren que pudo haber otros factores implicados en estos problemas. Por ejemplo, el ácido oleico que una señora con un caso de neumonía lipoidea ingería como parte de su tratamiento del asma.

Estudios y marketing

En el informe de la American Heart Association se aglutinan todos los estudios presentados hasta el momento sobre el tema. Sus responsables afirmaban que de los 151 estudios encontrados solo 70 eran relevantes y “presentan datos originales”.

A esos estudios aceptados se sumaron algunos informes técnicos proporcionados por organizaciones de la salud -la OMS Tobacco Freen Initiative ha comisionado el estudio final- y la aparición de algunos artículos de última hora hizo que la cifra total de referencias ascendiera a 82 para el resultado final.

En el informe se tienen en cuenta aspectos curiosos de estos dispositivos, como las técnicas de marketing que se utilizan para tratar de venderlos. Los cigarrillos electrónicos se promocionan como más saludables, baratos y limpios, además de estar -atención- más de moda entre las celebridades, que parecen haber adoptado esta nueva Terapia de Sustitución de la Nicotina (NRT) en diversos anuncios públicos. Las redes sociales también parecen haber favorecido su popularidad, y según el estudio “las empresas de cigarrillos electrónicos tienen una fuerte presencia en medios sociales”.

Riesgos para la salud

El estudio de los riesgos para la salud es sin duda uno de los pilares de un estudio que comienza estudiando la llamada citotoxicidad. Uno de los estudios incluidos como referencia evaluó el comportamiento de los fluidos de recarga de estos cigarrillos electrónicos frente a tres tipos de células: los fibroblastos de los pulmones humanos, las células madres de los embriones humanos, y las células madre del sistema neural de los ratones.

Los autores determinaron que la nicotina “no causó citotoxicidad, y que ciertos productos fueron no citotóxicos en los fibroblastos pulmonares pero sí en ambos casos de células madre, y que la citotoxididad estaba relacionada a la concentración y número de aromatizantes utilizados”. Las conclusiones son algo confusas, pero parecen destacar la preocupación por las mujeres embarazadas que hacen uso de estos cigarrillos electrónicos.

En esos riesgos influye la absorción de nicotina, que según un estudio de 2010 era menor que en el caso de los cigarrillos convencionales. Sin embargo, un estudio reciente mostraba que esa absorción era similar, quizás por la evolución de estos dispositivos y la “topografía de los vapeadores”. Las conclusiones de nuevo parecen contradictorias, y el estudio alude a la “necesidad de la regulación de los productos en términos del suministro de la droga y sus efectos, así como al funcionamiento y etiquetado de los dispositivos”.

Riesgos para vapeadores pasivos

Los fumadores pasivos también parecen estar expuestos a ciertos riesgos según este estudio. Los que se encuentran cerca de estos vapeadores están expuestos al aerosol exhalado por ellos, pero según el estudio de Schripp et al, “las toxinas en el aerosol del cigarrillo electrónico se encontraron en niveles mucho más bajos que las emisiones de cigarrillos convencionales”.

Otros estudios como el de Flouris et al evaluaron las condiciones que se producirían en un bar con fumadores, en las cuales los vapeadores pasivos parecían tener niveles de cotinina algo más bajos que en el caso de cigarrillos normales, pero no lo suficiente para descartar completamente el riesgo para la salud.

El estudio de las partículas que conforman el vapor que generan estos dispositivos mostró que éstas son similares a las de los cigarillos convencionales. “Los fumadores exhalan parte de estas partículas, lo que expone a los que están cerca al vapeo pasivo”, se indicaba en el estudio. De hecho, el informe revela que estos estudios demuestran que

El aerosol de los cigarrillos electrónicos no es meramente vapor de agua, como se afirma en el marketing de estos productos. Las pruebas en cigarrillos electrónicos muestran niveles mucho más bajos en la mayoría de tóxicos, pero no en el nivel de partículas, que en el caso de los cigarrillos convencionales. Los niveles de la toxicidad humana para los tóxicos potenciales en el vapor de los cigarrillos electrónicos no se conocen, y la posibilidad de que haya riesgos para la salud en usuarios primarios de estos productos y en aquellos que se exponen de forma pasiva a sus emisiones debe ser considerada.

Los efectos en la salud que trataron de evaluarse en varios estudios tampoco arrojaron datos concluyentes, y “solo unos pocos estudios han investigado directamente los efectos a la salud en la exposición al aerosol de los cigarrillos electrónicos”. De esos estudios, no obstante, no se obtuvieron datos contundentes. “Los efectos biológicos a largo plazo son desconocidos ya que los cigarrillos electrónicos no se han usado de forma masiva el suficiente tiempo como para realizar una evaluación”.

¿Ayuda el cigarrillo electrónico a dejar de fumar?

Las pruebas clínicas realizadas en diversos estudios citados en el informe de la American Heart Association trataron de encontrar respuesta a otra de las grandes preguntas. ¿Sirven los e-cigarettes para dejar de fumar?

En estos estudios se contrastaron los resultados del uso de cigarrillos electrónicos con otras Terapias de Sustitución de la Nicotina, pero los resultados, al contrario de lo que intentan vender los que promocionan estos dispositivos, fueron claramente negativos:

En contraste con la asunción de que los cigarrillos electrónicos funcionarían como una mejor forma de NRT, los estudios basados en la población que reflejan el uso real de los cigarrillos electrónicos detectaron que el uso de estos dispositivos no está asociado con dejar de fumar de forma exitosa. Todos estiman la probabilidad de abandonar el tabaco es tan baja en el caso de usar cigarrillos electrónicos como en el caso de los parches de nicotina y que todos los tratamientos produjeron tasas de abandono muy modestas sin ir acompañadas de asesoramiento.

Eso no impide, no obstante, que los especialistas no animen a los pacientes a tratar de usarlos para intentar dejar de fumar. “Sin embargo, los pacientes deben ser informados de que, a pesar de que el aerosol de los cigarrillos electrónicos es probablemente mucho menos tóxico que el cigarrillo normal, los productos no están regulados, contienen sustancias químicas tóxicas, y no se ha demostrado su validez como dispositivos para dejar de fumar”.

Conclusiones

Las conclusiones del estudio reflejan el interés que las tabaqueras están teniendo en promocionar estos productos, como ya hicieran con los cigarrillos en los años 50 y 60 del siglo pasado. Sin embargo, sus beneficios no son demostrables:

La evidencia en este momento, aunque limitada, apunta a altos niveles de uso dual de cigarrillos electrónicos con cigarrillos normales, no hay ventajas en cuanto a dejar de fumar, y se incrementa rápidamente la iniciación de los jóvenes en el uso de estos dispositivos.

De hecho, el estudio deja claro que las emisiones de los cigarrillos electrónicos “no son meramente vapor de agua inofensivo”, y que pueden ser una fuente de polución del aire en interiores. Así pues, y aun con estos datos poco esclarecedores en muchas áreas, no parece que el cigarrillo electrónico sea lo beneficioso que nos quieren vender las grandes de la industria del tabaco.

*Publicado por Mi Pediatra

Blog Dr. Rodrigo Matamoros

One Response to Realidad científica cigarrillo electrónico

  1. Muy interesante este artículo sobre los riegos de los mods para vapear, sin duda alguna son mucho mejor que los cigarrillos y la mejor opción para dejar por fin ese mal vicio. Por otro lado estaría bien un nuevo post mas actualizado que hablase sobre los diferentes modelos de mods de vapeo que existen en la actualidad como los mecánicos, bottom feeder y demás. Un saludo y muchas gracias por la información Rodrigo.

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